Capítulo veinte:

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Organicé un poco mi habitación.
Ella entró con dos tasas de té en manos; se sentó en una silla junto a mi cama. La observé; ella simplemente no decía nada.
  - Cambia esa ropa húmeda - dije mirándola seriamente.
  - Al salir tendré que mojarme nuevamente, ¿cuál es el caso de cambiarla? - sonrió.
  - Sólo hazlo - ella dejó a un lado su tasa. Tomó mi buzo y entró al baño.
Salió a los minutos. Vestida con mi buzo que le llegaba hasta las rodillas.
  - Luego de que seque tu ropa te puedes retirar tranquilamente.
  - Eso pasará en años con éste clima - dijo molesta.
  - Buena noticia entonces - sonreí.
  - ¿No te molesta que sea té verdad?, no había otra cosa.
  - Tranquila. El té está perfecto - sonreí y bebí de mi tasa.
  - ¿Podrías abrigarte? - dijo con voz dulce y preocupada.
  - Estoy bien, no voy a empeorar - Dicho esto; comencé a estornudar y toser.
  - Dong Hyun... - se veía aún más preocupada.
  - Pienso estar todo el día en cama. No voy a abrigarme si estaré aquí - sonreí. Pero ella no parecía convencida.
  - Pues métete en la cama y abrígate - dejó a un lado su tasa y esperó a que cumpliera su pedido.
Me metí bajo las mantas y me acomodé nuevamente para continuar bebiendo el té.
  - Listo; ¿no fue difícil verdad? - hizo una pequeña sonrisa.
Ella continuaba sentada en la silla y observaba su celular cada dos minutos.
  - Prefiero que estés aquí, junto a mi.
  - Tu tienes que hacer cama y descansar. Yo no soy la enferma - volvió su mirada al celular.
  - ¿Qué es tan importante en ese celular?
  - ¡Kim Dong Hyun!, ¿celoso? - sonrió.
  - Envidia es lo que siento. Ese aparato me roba tu atención.
  - Estoy aquí. Te estoy prestando atención - volvió a sonreír.
  - Ven aquí conmigo - extendí mi mano y ella volvió a sonreír.
  - Está bien - se acostó a mi lado.
  - Sabes - susurre cerca de su oído.
  - Dime - sonrió.
  - Te quiero - besé su mejilla.
  - ¿Te quiero? - se aferró a mis brazos y sonrió - Te quiero - repitió.
  - ¿Sucede algo? - la observé preocupado.
  - Nada - se giró y me besó.
  - TN.
  - Está bien - río - Me pregunto; ¿cómo es qué luego de todo me sigues queriendo igual que antes?
  - ¿Porqué no lo haría? - ella sonrió y bajó la mirada.
  - Muchos motivos...
  - Los motivos sobran. Las peleas sobrarán al correr de nuestras vidas. Tal vez desconfiemos de nosotros y hasta tengamos discusiones en las cuáles hará falta más que una simple frase como un "Te quiero". ¿Qué importa?. Lo que me importa, es qué se muy bien que haré lo que haga falta para que esas discusiones queden en el pasado - sujeté sus manos y ella sonrió levemente.
  - Espero que esas discusiones fuertes no lleguen nunca - susurró.
  - Acabamos de vivir una. No fue divertido - reí - pero vale la pena volver a tenerte en mis brazos - la abracé.
  - No me sueltes nunca - se aferró más a mi.
  - Con gusto - sonreí.
Estuvimos hablando el resto del día. La noche calló finalmente y llegó mi abuela.
TN se había dormido abrazada a mi; sus mejillas tomaban un tierno color rosa.
La observé durante largos minutos, hasta que fue mi turno de quedarme dormido abrazado a ella.

(.....)

Mi abogado llamó en la mañana y me comunicó el estado de David. Simplemente era de esperarse que estuviera algo deprimido por culpa de la bruja de... no tiene razón nombrarla.
Bajé de la cama. Intentando no despertar a TN y no hacer ruidos.
  - ¿Qué hora es? - se giró y me observó con sus ojos pequeños.
  - Aún es temprano. Vuelve a dormir; yo te despertaré cuando esté seca tu ropa - sonreí.
  - Babo - sonaba realmente dulce, aún con su voz de recién despertada.
Salí de la habitación. Aún con mis zapatos en manos y acomodándome el cuello de la camisa.
  - ¿A dónde vas niño? - dijo mi abuela desde la puerta de su habitación.
  - ¡Shh! - susurré - TN duerme y necesito salir.
  - No demores demasiado - sonrió y volvió a entrar a su habitación.
Bajé las escaleras y me detuve en los últimos escalones, para colocarme finalmente los zapatos.
Corrí hasta mi coche y me dediqué a conducir hasta la cárcel.

Stupid LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora