Capítulo veintiuno:

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La mudanza a la universidad, la nueva casa, los nuevos vecinos. Todas las cosas que cambiaron en menos de cinco meses. Esos cinco meses que me parecieron días; a lo cuál, a Dong Hyun le parecieron años.
Graciosamente. Luego de una larga pelea de cosquillas, un domingo a la mañana en mi habitación. Tuve que aceptar vivir en una casa nueva y no en el edificio para estudiantes que proporciona la Universidad.

Me encargo de la comida - sólo los fines de semana - y de alarma viviente para Dong Hyun los lunes. Él cocina los días de semana - cuando no compra comida en restaurantes - y es mi dulce alarma los domingos.

Una de las cosas a las que me vi obligada a no aceptar de Dong Hyun fue el auto. Dije que me lo compraría yo misma. Pero tener cerca a Dong Hyun y las constantes visitas a su familia. Me arruinaron esa meta. La mamá de Dong Hyun me regaló un coche; pero al no saber manejar. Tengo mi propio chofer; el señor Darío.

Creo que luego de todo lo que hemos pasado el anterior año. Tendríamos que haber aprendido que enfermarse no es bonito.
........

Mala suerte un día viernes a la tarde.
El auto de TN está en el taller; así que como todo novio responsable y adorable. Me decidí por ir a recogerla luego de mis clases.
Creí que llegaría antes de la lluvia, o al menos llegar a casa secos, no era tan imposible. Pero como todo día viernes en ésta ciudad, el día es completamente incomprensible.
Recogí a TN en su Universidad. A menos de cinco cuadras de la casa; mi querido coche comienza a fallar y quedamos en medio de la lluvia. Mirando tranquilamente las gotas rodar por la ventanilla.
- ¿Qué hacemos? - dijo ella entre risas.
- Tú quédate aquí y yo empujaré el coche - bajé del auto y comencé a empujarlo.
- ¿Te ayudo? - se colocó junto a mi.
- Vuelve al auto. Te vas a enfermar - dije seriamente y ella sonrió.
- Tu también te vas a enfermar.
- Yo estaré bien. Pero tú tienes que estar bien para tu clases - reí.
- Yo te ayudo - dijo seriamente.
- Te preparo la cena mañana si entras.
- Por favor no te enfermes - besó mi mejilla y entró al auto.

(....)

- ¿Qué sucede bella princesa? - besé su mejilla.
- Mis mejillas arden - hizo un pequeño puchero y bajó la mirada.
- Esto es mi culpa. Yo y mis ideas alocadas - desvié mi mirada
- Existe una explicación para nuestra fiebre y estornudos.
- Nos resfriamos - reí luego de estornudar.
- No tiene importancia - sonrió dulcemente mientras alejaba su cabello de su rostro.
- ¿Tomamos algo caliente? - sonreí. Mientras la observa desde sobre su cama.
- Tengo que ir de compras - se giró hacia mi - tu deberías de hacer reposo o no mejorarás.
- ¿Qué hay de ti?
- Tú estás peor que yo; y yo no necesito reposo.
- ¿Puedo ir contigo?
- No quiero que empeores.
- Pero necesito cuidados especiales - hablé imitando a un niño - en verdad.
- ¡Ashh! - se quejó - Tengo que hacer algunas compras y luego seré completamente para ti.
- ¿Completamente? - sonreí - eso me gusta.
- ¡Comportate!
- La fiebre me afecta - reí.
- Será mejor que hagas reposo - me arrojó una almohada a la cara - En media hora regreso - besó mi frente.
- Dile a Darío que maneje con cuidado.
- El supermercado está a dos cuadras y puedo ir sola.
- Desde que nos mudamos aquí, dije que no te dejaría hacer eso.
- No puedo depender totalmente de él - resopló.
- Acepta o te....
- Volveré en un rato - interrumpió - Me debes la cena.

Se retiró antes de que pudiera contestar.
Por alguna extraña razón. Cada vez que le digo que si no acepta a algo le tocará preparar la cena. Ella huye antes de comenzar la boba discusión.

Bajé finalmente de la cama. Tomé una ducha y me arrojé nuevamente sobre las sabanas.
Una hermosa tarde de otoño, y yo aquí. Observando el techo blanco. Pensando que hacer para nuestro 6to mes-aniversario.
- ¿Cena?, es muy común; ¿cine?, está a casi dos horas. Se daría cuenta de mis planes - abracé una almohada - ¿Podría simplemente.....
- ¿Qué tanto piensas? - dijo desde la puerta.
- ¿Cuanto llevas allí? - me senté de golpe.
- Acabo de llegar. Te traje tus cereales favoritos.
- ¿Frutas?
- Frutas - sonrió.
- ¡Ven aquí! - jale su mano y se sentó a mi lado.
- Dime señor recién duchado - sonrió.
- ¿Qué prefieres?
- Camisa blanca - sonrió.
- No me refiero a la cita doble con la nueva novia de David - reí.
- Me gusta la idea del cine. Pero es verdad; está demasiado lejos.
- Sabía que me habías escuchado - la abracé por la cintura y la acerqué más a mi.
- Creo que es hora de visitar a nuestras abuelas. Podríamos ir luego de verlas.
- Eso podría ser - besé su mejilla - Pero ya tengo una mejor idea.
- ¿No me la dirás verdad? - sonrió de lado.
- Claro que no. Secreto, secreto.
- No son buenos los secretos - dijo seriamente.
- Mis secretos. Éste no te lo diré, en verdad.
- Malvado - se alejó.
- No te enojes amor..
- No no - cruzó los brazos.
- Por favor TN - la sujeté de la cintura y la hice caer sobre la cama.
- Déjame - habló seriamente.
- Nunca señorita - comencé a hacerle cosquillas.
- En serio - dijo entre risas.
- ¿Sigues enojada? - la besé.
- Si - volví a besarla.
- ¿Ahora? - la besé.
- Si - la volví a besar.
- Puedo hacer esto todo el día - sonreí y la besé.
- Yo puedo seguir enojada hasta las cuarto - sonrió y volví a besarla.
Observé mi reloj.
- Aún falta como dos horas - besé la punta de su nariz.
- ¿Sabes que hay a las cuarto verdad? - dijo seriamente.
- Partido de David. ¿Cómo olvidarlo?. La casa está llena de notas con eso - me alejé.
- Es que no quiero faltar - sonrió.
- No lo harás. Pero eso depende si aceptas o no - sonreí.
- Ya no recuerdo por que discutíamos - rió.
- No te dije que es lo que tienes que aceptar - sonreí - Pero tienes que aceptar.
- Depende que sea...
- Sólo acepta.
- Ni me arriesgare. Sólo dímelo.
- No lo haré - me alejé - Lo sabrás a su debido tiempo.
- ¿Qué es? - colocó sus piernas sobre las mías; pasandolas hasta el otro lado de la cama.
- No te diré.
- Por favor - besé su mejilla.
- Secretos amor.
- Por favor - habló como niña - ¿no lo sabré verdad?
- Claro que no - la besé - Cambiando de tema. Son 10:36; necesito cocinar y tú armar las maletas.
- Ya entendí que quieres huir de mis preguntas - se levantó molesta.
- Amor...
- Ve a cocinar - comenzó a sacar prendas del armario.
- Amor - la sujete de la cintura - Quiero que sea sorpresa - besé su mejilla - No te enfades Amor.
- No estoy enfadada. Pero no quiero que me ocultes cosas - se giró y me besó - Ahora ve a cocinar o perderemos el vuelo.
Volví a besarla y salí de la habitación.

........

(...)

Llegamos finalmente a casa de los padres de Dong Hyun. Él simplemente subió a su habitación y bajó corriendo nuevamente.
- Sólo tomaré las llaves del auto y nos iremos a ver a David - sonrió. Mientras observaba su reloj y corría a la cocina.
- Calma. Aún tenemos mucho tiempo - sonreí.
- Lo sé. Pero quiero llevarte a un lugar antes.
- Está bien.
- ¡Aquí está! - sonrió feliz - Vamos vamos - jaló mi mano hasta fuera de la casa.
Entramos al tan reconocido auto negro brillante. Encendió el motor y nos encaminamos hacia el centro de la ciudad.

Stupid LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora