Capítulo diez:

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Robert estaba en silencio, no preguntaba nada y menos bromeaba. Esto está extraño.
- ¿Qué sucede?
- ¿Mm? - volteo su mirada hacia mi, por unos segundos.
- ¿Qué te sucede?; no bromeas, no discutes y menos me molestas con tus sermones que tienen mucha razón.
- Estoy pensando...
- ¿A caso piensas? - reí y él me miró seriamente - En verdad, sin bromear. ¿Sucede algo malo?
- Eso creo - estacionó el coche y se giró hacia mi - ¿estas seguro que esa chica no te recuerda?
- ¿Porqué lo dices?; no lo hace...
- Se comporta extraña; descarto la idea de que no te recuerda.
- ¿La acusas de mentirme en la cara? - lo miré seriamente.
- Piensa lo que quieras; pero tú abuela estaba hablando con ella y la estaba obligando a hacer algo - sonrió de lado - literalmente le decía que te mintiera por algunas semanas más. Necesita que aprendas una lección.
- ¡Deja de bromear!. Esto ya no es gracioso Robert.
- Nunca bromeo..
- Pues, parece que lo haces ahora - dije seriamente.
- Habla con tu abuela; no estoy mintiendo. Como tu crees. O simplemente pregúntale algo a ella; algo que sepas, que sólo ella y tu saben esa respuesta.
- Yo creo que - suspire - me planteas algo complicado.
- No le des importancia si quieres; yo sólo quería que tuvieras en cuenta eso - encendió el auto y manejo en silencio, hasta llegar a la casa.
- Nos vemos Robert - sonreí y bajé del auto.
Caminé hacia la cocina, en dónde estaba mi madre y mi abuela. Extrañamente no estaba mi padre.
- ¿Cómo han estado? - me senté frente a ellas.
- Muy bien, ¿y tú? - respondieron juntas.
- Me alegro. Bastante bien - sonreí.
Éste es el mejor momento para averiguar cosas; y la mejor manera es jugar con las preguntas y respuestas.
- ¿Cómo va todo con la niña? - preguntó curiosa mi abuela.
- ¡Genial! - sonreí - le pedí para ser amigos...
- ¿Estas loco? - respondió algo molesta.
- ¿Porqué? - la miré a los ojos - Ella no me recuerda. Lo mejor es olvidar todo lo nuestro y continuar mi vida. Tal vez con una nueva novia - subí la mirada hacia mi madre - Es mi forma fácil de mantenerla cerca.
- ¿Pero no crees que eso te haría más daño?
- ¿Más del que me hace verla todos los días?, ahora tendré el consuelo de que será mi amiga y yo sólo su amigo. ¿Porqué sufrir por alguien que ni me conoce? - volví a mirarla - ¿es una buena solución verdad?
- Creo que esa no es la mejor solución.
- ¿Entonces cuál es?
- Sigue insistiendo en que te recuerde. En algún momento lo hará. Estoy segura.
- ¿Me aconsejas que continúe siendo el idiota que intenta ser fuerte frente a todos, quién grita en silencio. Sólo para esperar algún milagro de la vida. Que ella me recuerde y todo termine igual que antes?,¿a caso eso me pides? - me estaba sobre exaltando. Suspire - yo creí que preferias lo mejor para mi.
- Ella te recordará pronto...
- No esperaré a que lo haga. Lamento esto mamá y abuela. Iré a dormir más temprano hoy - subí las escaleras y entré en mi habitación.
- Eso fue genial. Cruel, pero genial.
- ¿Porqué? - entró mi madre y cerró la puerta.
- ¿Tú lo sabes verdad? - la observé seriamente.
- ¿A qué te refieres?
- A lo de TN. ¿Alguien más que tenga cómo pasatiempo hacer sufrir a las personas?
- No lo hice por que....
- ¿Porqué quieren que aprenda una lección?. Esto es ridículo mamá.
- Lo sé. Es que....
- Creí que - suspire - creí que al menos te importaba un poco más. Sólo ..... creo que me equivoqué. ¿Qué pasará cuando se valla Robert?. ¿Seré el juguete de diversión aquí?
- No es eso...
- Yo lo veo así. Este es uno de esos momentos en los cuales preciso el consejo de una madre, con respecto a las chicas. - me puse de pie y caminé hacia la puerta del baño - Si no te molesta, quisiera tomar una ducha. Necesito pensar mucho - ella asintió y se retiró de la habitación.
Dejé caer el agua en mi rostro. Quedé así un largo tiempo. Dejando que el agua se mezclara con algunas lágrimas que caían de mi rostro; no pretendo llorar por esto. Pero es más fuerte que yo; necesito a alguien que me aconseje.
- ¿En verdad no me recuerdas? - susurré - Necesito saber la verdad.
Salí de ahí; me vestí y me dejé caer sobre la cama.
- Ella dijo que se acordaba de un chico, del cuál recuerda haberse enamorado.
Me senté de golpe.
- ¿Cómo conocía esa heladería?. Yo fui quién se la mostró y quién no quiso la malteada.
Ahora caminaba por la habitación.
- ¿Cómo sabia qué gusto de malteada me gustaría?. Teniendo en cuenta el yogurt que le di aquella vez.... es muy sospechoso esto.
Me dejé caer nuevamente sobre mi cama.
- Ahora esto ya no es divertido - despeiné mi cabello - nunca lo fue; pero estaba mejor con la idea de que aún no me recordaba.
Tomé mi celular en mano. Escribí un mensaje al número de Robert.
- "Sube a mi habitación. Necesito hablar contigo"
Sonó mi celular a los pocos minutos.
- "Lo lamento; no puedo en este momento"
- "Estas en horario de trabajo aún. Sube por favor; sólo diles que yo te llamé"
- "Lo lamento niño. Pero ya no estoy en horario de trabajo"
- ¿No está en horario de trabajo?. Aún le quedan más de 2 horas; ¿a menos qué....... - me levanté de golpe y corrí escaleras abajo - ¿Dónde está Robert? - le pregunté al chofer de mamá.
- No está en éste momento Señor. Pero me pidió que le entregara esto - colocó en mis manos un pequeño sobre - Lamento no poder ayudar en más.
- Muchas gracias - volví a entrar a la casa.
- ¿Qué sucede campeón? - dijo mi padre, mientras bajaba las escaleras.
- Todo - bajé la mirada hacia el sobre - todo; todo me pasa últimamente.
- ¿Esto es de la chica?
- No; es de Robert...
- ¿Se fue? - me observó preocupado - aún le queda media semana, ¿verdad? - asentí.
- Me dejó éste sobre; no lo abrí aún.
- ¿Qué esperas?, yo también quiero saber - sonrió y se sentó en un sofá de la sala.
Abrí el sobre y comencé a leer en voz alta.
- "No podré cumplir mi promesa de esperar a verte feliz junto a esa niña. Creo que a eso debería de disculparme; se que me perdonaras.
¿Te preguntas el porqué de mi desaparición verdad?, te responderé brevemente.
El motivo principal, es que mi contrato se acabará en cuatro días y también se que me fui antes. No te preocupes; ya tienes nuevo chofer y es una buena persona. No te molestará tanto como yo, no te regañará por tus locuras. Pero siempre estará ahí si lo necesitas; aún si quieres salir en plena madrugada.
Otro motivo, es que me mudaré de ciudad; mi madre se casará nuevamente y quiero asistir a su boda y obviamente preparar la mía. Que no tiene fecha aún; pero pronto la tendrá.
Se bueno con tu familia, escucha a tu corazón y actúa razonablemente. Sonríe; tienes una bonita sonrisa y no deberías de ocultarla.
Me despido; pensaré en ti todos los días y espero que no me eches mucho de menos. Cumple tu meta y no me defraudes. No te defraudes a ti mismo."
- Tiene buenas razones para irse antes.
- ¿Tienes la dirección de su casa verdad? - lo observé impaciente - Dime que si. Por favor - no se que me pasa; pero siento un vacío enorme en mi.
- Lo siento; pero se mudó hace unos días y no me dijo su nueva dirección.
- ¿Nadie sabe dónde vive? - ahora caminaba hacia la puerta de salida.
- Será mejor que no lo busques; es tiempo que haga su vida - estaba a punto de abrir la puerta; pero la dejé cerrada.
- Es verdad - solté el pomo de la puerta y subí a mi habitación - no era el mejor momento - susurré - espero que en verdad esté todo bien.
Marqué su número una y otra vez. Todas la veces, contestaba un mensaje que decía "el número con el que intenta comunicarse está fuera de servicio".
- Oficialmente cumplió hasta el último punto de su contrato. No tendría que haberse desecho del celular del trabajo - arroje el celular sobre la cama.
Caminé hasta la orilla de la ventana, la abrí y me senté allí. A observar las estrellas y a esperar que finalmente amanezca.
Mis alarmas sonaron; las apagué. Realmente no había dormido; pero tenía que ir a ver a los niños. Tomé una ducha y bajé las escaleras.
- No desayunaré - dije antes de que mi abuela me preguntara algo.
Continué caminando y subí al coche. " Buen día; al orfanato por favor" fue lo único que dije. Ni siquiera miré al chofer.
Entré en el orfanato y estuve allí hasta pasado el medio día. Jugando con los niños y revisando los juguetes; para luego comprar los que faltarán.
Me despedí de cada uno y volví caminando; mis auriculares a todo volumen, mi mente en blanco y mis pasos muy lentos.
Creí por un momento, ver a esa figura alta, algo delgada. De cabello oscuro y piel morena; caminando por la siguiente vereda.
- Es imaginación mía - susurré.
Pero se giró hacia mi y me saludó. Para luego subir a un autobús y alejarse. Noté algo tarde; que en sus manos llevaba una pequeña maleta.
Corrí tras el autobús; pero éste no se detuvo y simplemente se alejó, desapareciendo a lo lejos; mientras yo me dejaba caer en la vereda del camino. Ahora me faltaba el aire. Caí finalmente en la cuenta de que él solamente se fue; y lo peor, es que no me despedí.
Volví a retomar mi camino luego de algunos minutos.

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