5. Amelia

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Capítulo 5, parte 1.

Perspectiva de Mizu.

Caminando por Londres asimilando mi alrededor, vi algunos niños que jugaban felices a juegos tradicionales en las plazas, llenando el aire con risas y risueñas travesuras. Músicos callejeros, ataviados con ropas coloridas, ofrecían melodías alegres que llenaban las calles con una atmósfera festiva.

Tuve un pequeño recuerdo de cuando intenté jugar con los demás niños, pero mi aspecto era un problema.

En este punto comenzaba a creer que Fowler me dio un destino a leguas, desde que Margot llegó, salgo todos los días en busca de alguna pista y simplemente no la encuentro. Me aseguro de que Margot se quede en casa y esté bien. 
Londres era muy grande a comparación de Japón, era un mundo nuevo. Este lapso de tiempo era de mucha ayuda, planeaba seguir entrenando a Margot, anteriormente insistí en no hacerlo y le prometí que estaría segura conmigo siempre y cuando me hiciera caso, pero ella realmente quiere mejorar. "Onna-bugeisha". Guerreras o samuráis femeninas. Quería aprender más sobre el manejo de armas y entrenar. La cuestión aquí era, ¿dónde la entrenaré?, tendría que buscar un espacio en el cual estuviéramos tranquilas ella y yo.

Me detuve por una calle no muy transitada cuando planeé volver al hotel.

—Te vi pelear— escuché una voz femenina atrás de mí. Inmediatamente volteé para mirarla cara a cara —¿eres un samurai o algo así?, pensé que los japoneses no podían salir de su país—asumió muchas cosas en poco tiempo— ¡lo haces increíble!

—Creo que me estás confundiendo.

—No, te deshiciste de dos hombres en un callejón, yo lo vi.

Pensé que nadie estaba ahí.

—Trabajo en esa panadería de ahí, mi papá es el dueño—señaló el establecimiento a un lado de nosotros. No sabía a qué quería llegar contándome esto.

Era una mujer de tez muy pálida, cabello castaño y ojos cafés, usaba un vestido largo color púrpura junto con un corsé. Probablemente era muy pequeña, incluso usando botas medía mucho más que ella.
Claramente extranjera, pero por alguna razón, hablaba japonés, su pronunciación no era perfecta pero admito que era muy buena. ¿Como consiguió estudiar japonés?

—Gracias—respondí.

—En Londres, las mujeres no tenemos mucha información sobre defensa personal como educación cotidiana.

Miré para otro lado pensando en qué responder. No dije nada, pero ella continuó hablando:

—Sabes, a mi me parecen muy guapos los hombres japoneses, y con esos ojos...eres mucho más atractivo—coqueteó.

No sabía que hacer para detener su coqueteo y cortar la plática.

—Gracias nuevamente, necesito irme, ojalá tengas un buen día—hice mi mayor esfuerzo por soñar cordial y no verme grosera.

—Espera. ¿Será que algún día puedes entrenarme?—preguntó sujetándome del brazo para evitar que me fuera.

No sabía que responder.
Mierda, si Margot viera esto, se enojaría.

—Está bien.

—¿Como te llamas, samurai?

No sabía si darle un nombre falso, no sabía si irme y dejarla hablando sola, no lo sabía.

—Mizu.

—¡Genial!, soy Amelia. Aprendí gran variedad de idiomas, también sé Latín—agregó.

Admito que era algo admirable. La educación para las mujeres en Londres y en gran parte de
Europa estaba limitada en comparación con la educación que recibían los hombres.

Definitivamente no sabía que decir al respecto, ¿un cumplido estaría bien?

—Impresionante.

—¿No hablas mucho no?, ¿vives por aquí?

Negué con la cabeza. Ella continuó hablando pero no pude escucharla bien debido a que pasaron algunos carruajes.

—Necesito irme ahora.

—¿Entonces no tienes alguna academia o algo así?

—¿No?

—¿Dónde puedo verte?

Que mujer tan energética, no me molestó pero de verdad no sabía que responder. Un hombre salió de la panadería y le llamó por su nombre repetidas veces, supuse que el era su padre.

—Estoy hospedándome en el hotel frente al bar.

—En realidad es cerca, ¡te veo luego!—hizo un ademán con la mano para luego darse la media vuelta e irse. No antes de darme una sonrisa.

Hice el ademán también. Pensé en hacer una leve reverencia pero tal vez no lo entendería. La gente en Londres era tan diferente.

Era una chica extrañísima, en vez de acusarme con la policía de que había cometido un delito, ¿quería que la entrenara?, era una muy social al parecer, nunca en la vida me le hubiera acercado yo.

(...)

En realidad "vivía" cerca, no sé por qué dije que no.
¿Seré reservada en exceso?
De camino al hotel, por alguna razón, verifiqué que esa mujer no me siguiera. El que sea tan amable me hace desconfiar.
Pero claro, con Margot jamás me pasó eso.
Pensé en cómo podía sacarle provecho a la tarde.
Si bien, no me quedé en un apartamento, la habitación no tenía una cocina propia. Pero estaba bien para personas que iban a quedarse temporalmente en Londres. Es así cuando entre que un delicioso olor me atrajo hacia la chimenea.
Margot había cocinado algo.

—Carne asada—dijo colocando el plato en la mesa.

—¿La asaste en la chimenea?—ella asintió.

—La vecina dice que es así como se hace—explicó, por alguna razón me parecía muy tierna, no pude evitar sonreírle.

Ella había comprado vino y ambas nos sentamos, sorprendió a mi paladar más de lo que esperaba, la carne estaba buenísima. Era diferente la técnica a cómo se hacía en Japón como a la parrilla (yakitori), el asado (yakiniku) y otros métodos de cocción específicos.
Disfrutamos mucho la comida, pero decidí cambiar un poco el tema.

—Entonces, ¿quieres volver a entrenar?

—Sí, sé que puede ser raro afuera de Japón pero es precisamente ahora es que necesito saber defenderme—respondió. Al parecer ella no quería esperar a que encontrar a mi madre e ir nuevamente a Japón, eso solo significaba una cosa, estaríamos mas tiempo de lo esperado, debía buscar un hogar temporal y un lugar para entrenarla. Eso no significa que me distraería de mi meta personal, solo alargaría el proceso.

Historia en edición.

Será que veremos más a esa tal "Amelia", ¿que tiene de importante?😩
—Zsolss

White Margot / Blue Eye Samurai (Mizu Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora