La madre de Mizu

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Capítulo 5, parte 3.

Tocaron la puerta repetidamente.
Una mujer joven llegó esta mañana con dos bolsas llenas de pan.

Vestido de seda.
Mirada falsamente amigable.
No esperaba que yo le abriera.

"La flora en Londres era más representativa de especies nativas y cultivadas en la región, entonces, ¿que hacía un  cerezo enfrente de la casa?"
Esas son las cosas que pensaba para intentar distraerme de la presencia de tan irritante mujer.

Innegable mi expresión de fastidio, abrí la puerta de su casa al sonido persistente de la puerta. Amelia, la visita no tan bienvenida, recibió una mirada de desagrado mientras yo la dejaba pasar, suspiré antes de invitarla a entrar.

Tal vez Amelia no era una perra, tal vez debía colaborar.

—¡Vaya!, no sabía que tenías una hermanita—ella estaba refiriéndose a mí— que adorable!

O a lo mejor si es una perra..

—No somos hermanas.

Amelia hizo un gesto de sorpresa cuando Mizu le respondió.

—No sabía que tenías visitas, lo lamento, lo mejor sería que me retire.

—Está bien, quédate —dije yo. No por que quería que se quedara, quería que entendiera que esa era mi casa también. Vi en su rostro un intento de procesar mi amabilidad.

—Mi madrastra horneó estos deliciosos panes para ti, tu amiga puede comer también.

¿Acaba de darme permiso?, ¡que considerada!
Nótese el sarcasmo.

A Mizu pareció interesarle lo que Amelia acaba de decir.
La invito a sentarse en la mesa antes de sentarnos nosotras.

—¿Madrastra?, ¿viven todos juntos?— lo hizo ver como una pregunta casual.

—Mjm, sí, mi madre biológica falleció hace unos años y mi padre se volvió a casar con otra mujer—nos contó toda su vida en segundos.

Vaya que esta chica es tonta.

—Debió ser difícil superar la muerte de tu madre, lo siento mucho —dijo Mizu.

—Mi madrastra no tardaría en aceptarte, ¡es japonesa también!—Amelia se veía emocionada.

¿Aceptarla?, ¿por qué tendría que aceptarla?

Mizu se levantó y planeó servir té para todas. Admito, era un gesto raro con desconocidos.
O tal vez solo estaba celosa.

—Vaya, tú madrastra es japonesa, Japón cerró sus fronteras, me imagino que le fue difícil salir —Mizu se veía interesada en la plática cada vez más.

Le fue fácil salir gracias a otro hombre, un ojiazul que venía desde Japón también.

Mizu derramó algo de té sobre la mesa, eso le sorprendió bastante. Tal vez este hombre del que ella habla es la persona que tanto ha estado buscando.

Su padre.

—Lo siento—se disculpó y tomó una gasa con intención de limpiar la mesa.

Ni Mizu ni yo podíamos preguntar nada que fuera muy específico, se vería raro. Opté por decir algo no tan obvio:

—Seguramente sufrió mucho, esos hombres eran criminales—aseguré con intención de que soltara más información.

—No sé mucho del hombre, solo ella sabrá.


(...)

Después de la visita de Amelia, Mizu no dejaba de pensar en el paradero de aquel hombre mientras estaba sentada en el sillón, podía ser todo una coincidencia o podría no serlo. Yo sé que tiene los pies en la tierra y es muy inteligente. Sé que estará planeando hasta el más mínimo detalle para descubrirlo.

Es así como decidí sentarme con ella y apoyar mi cabeza en su hombro.

—Gracias.

—¿De qué?—no entendí bien su repentino agradecimiento.

—Cualquier persona a mi lado  ya hubiera escapado con todos los problemas que tengo —se entristeció y sentí una punzada en el corazón.

—La primera vez que me entrenaste mencionaste algo como: "la última vez que peleé con alguien que quería, no salió bien"

—Estuve casada anteriormente, pensé que fui afortunada al tener a ese hombre que me trataba decentemente.

Me hervía la sangre.

—¿Te hizo algo?

—Solo dejarme en mi peor momento. Otra cosa de él es que le asustaba el hecho de que yo fuera mucho más fuerte, esperaba a una mujer frágil a de la cual había que proveer y proteger— en ese momento tomó mi mano y cerró sus ojos, como si estuviera muy agradecida de tenerme.

Ese afecto que nadie más me ha hecho sentir digna.

—Lamento preguntar, olvi..—me interrumpió tomando mi mentón con sutileza haciéndome voltear a verla.

Me besó tiernamente, ambas cerramos los ojos y disfrutamos aquel beso. Ningún hombre pudo verme más allá de un cuerpo andante. Aunque podía ser agresiva en el sexo, más allá de su sexo, tenía su toque tierno.
Lo mucho que debe de amarme para demostrar este tipo de afecto siendo una persona tan reservada.

Ella mató por mí
Se arriesgó a sí misma por mí
No hay algo que pueda hacer para demostrarle el inmenso agradecimiento que siento.

—Yo quiero protegerte, Mar.

Era la primera vez que decía mi nombre en diminutivo, me hace sentir como la primera vez que me besó.

—Ambas cuidaremos de la otra.

—No, yo voy a protegerte con mi vida y cuando obtenga mi venganza tú serás mi único futuro.

Sé que sus palabras eran hermosas, una caricia al alma, pero no podía evitar pensar en lo que se programó a enfrentarse para decir eso, sé que va a mitad de su trayectoria, pero, ¿con cuánto hombres más tendría que enfrentarse?

—Encontraré la forma de contactar a Taigen y a Ringo, son las únicas personas a las que podría llamar en cualquier caso.

—Cierto, tú aprendiz y ese Taigen, ¿él no quería matarte?

—Aún busca hacerlo, pero él siempre lo dice y puedo confirmarlo. Es un hombre de palabra.

—Está bien, haré lo que sea necesario para ayudarte.

Ella agradeció esas palabras de apoyo acariciando mi cabeza. Solo conmigo le gustaba el tacto físico.

—Creo que finalmente sé el paradero de mi madre.

Historia en edición.

White Margot / Blue Eye Samurai (Mizu Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora