Capitulo 5, parte 2.
Narrador omnisciente.
Mizu caminaba por las callejuelas empedradas. Algo sobre ese establecimiento le parecía muy fuera de lugar. La panadería, con sus paredes de madera desgastada, era un lugarcito de la ciudad no muy adornado e inofensivo, una vez dentro emitía un cálido aroma a pan recién horneado. El ruido de la ciudad lograba desvanecerse, pero dentro, la actividad era frenetica. Ordenas, te vas, ¿pero qué pasa si tienes una queja?
El dueño podía atenderte, tenía suerte, según dicen no está disponible a todas horas.
Gilbert Allen. Un hombre de mediana edad, con cabello oscuro y rizado, su rostro estaba marcado por líneas de expresión lo que lo hacía ver más determinante.
Gracias a tu queja, el hombre se abrió a contarle más cosas, como si no supiera quedarse callado. No había sorpresa en ello, su hija era exactamente igual.Tras una conversación "interesante", invita a Mizu a pasar más allá de la recepción, este tiempo era oro.
Gilbert sale pidiendo sólo un minuto para atender la recepción, no parece desconfiar de Mizu.Ella vio un escritorio, pudo ver montones de papeles y pergaminos sellados. Sin perder tiempo, comenzó a examinar los documentos en busca de pistas. La escritura intrincada y el lenguaje cifrado le presentaron un desafío, pero su determinación no flaqueó. Descubrir la verdad era crucial.
Finalmente algo llamó su atención.
(...)
Perspectiva de Margot.
Mizu era probablemente la mujer más práctica del planeta para algunas cosas y otras no.
Si bien, la moneda ryō no podía ser convertida en libras esterlinas fácilmente, Mizu lo logró un par de días después, conservó algunas monedas y convirtió algunas por sí acaso.
Esto jamás pudo haber pasado en Japón por su política de aislamiento: "Sakoku", que restringía cualquier tipo de comercio con el exterior. Por eso este tipo de cambios eran muy radicales o al menos para mí.Ella actuó como un civil normal hablando con otro civil, un civil rico, tratando de convencerlo con libras para que le deje su establecimiento. Algo bastante inofensivo.
Yo estaba atrás, simplemente mirándolos llegar a un acuerdo. Mizu aumentó la cantidad, ofreció una ridícula cantidad incluso estaba pensando en decirle que era demasiado, pero el hombre ya había cedido. ¿Cómo consiguió todo ese dinero?, no había tocado ni un céntimo del mío.
—Me gusta la casa, ¿aquí viviremos?—hablé yo.
La casa tenía una fachada muy elegante, casa de ladrillos rojos y una robusta puerta de madera.
—No solo eso, aquí te entrenaré —tomó mi mano llevándome adentro del lugar, era un lugar muy espacioso, el suelo era de mármol lo que me preocupó un poco, no solo eso, ma casa ya estaba amueblada
—Será afuera—dijo dirigiéndose a una ventana alta y estrecha. Fue ahí donde pude contemplar un patio, a mi parecer era enorme.
—Nunca había visto una casa así de grande. Esos muebles, cada uno ha de costar una fortuna—asombrada volteé a ver a cada rincón de la casa.
—Sé que la estancia en Londres es temporal, pero cada uno de estos —posó su mano sobre una credenza como si estuviera analizando la madera— lo venderé en mucho más. Solo quería un lugar espacioso dónde tuviéramos privacidad —recalcó.
—Bueno, es cierto, la privacidad era algo muy importante —traté de coincidir en algo, pero en verdad estaba impresionada.
Mizu era mi enigma más grande, no solo el dinero, consiguió una espada para mi también. De pronto, ella cambió su expresión facial a una considerablemente más seria. Caminé en círculos analizando cada esquina de la casa.
—Margot—llamó a mi nombre y nuevamente centré mi atención en ella — Mira, ¿qué opinas?
—¿De qué?—extendí mi mano, quería darme un manuscrito.
"Gilbert Allen"
—¿Quien es esta persona?, ¿dueño de una panaderia?, no entiendo.
—Se me acercó una chica antier. No me dio buena espina. Fui como clienta a su panadería solamente por curiosidad.
—Contrabando, evasión de impuestos. ¿Como conseguiste esto?
—Me escabullí, intenté ver lo más importantes pero no hay ningún registro de nada además de eso. También venden armas pero no serían detenidos por eso.
En Europa no hay leyes que controlen el mercado o impidan la fabricación de armas.
Era increíble como la sodomía en homosexuales era ilegal pero la venta de armas no lo era.—¿Vas a matarlos?—pregunté confusa.
—No, seguiré investigando.
—Voy a ayudarte en lo que sea—apoyé mi mano en su hombro y le devolví aquel manuscrito.
—Si las cosas en Japón empeoran, trataré de comunicarme con Ringo y Taigen, hay ciertas cosas a las que no te podría exponer.
Entendía perfectamente su preocupación por mí, lo entendía así que esta vez opté por no quejarme. Después de un largo silencio, me surgió una duda recordando algunas de sus palabras mencionadas.
—La chica con la que hablaste, ¿quien era?
—Una castaña, ¿se llamaba Amelie?— se preguntó a sí misma.
Nunca antes sentí nada igual y era estúpido porque sé lo mucho que Mizu podría hacer por mí, ¿pero qué era esta sensación de desconfianza?
—Pidió verme—contó ella, como si nada.
—¿Huh?, ¿por qué?
—Mencionó necesitar a un entrenador —se recargó en la pared.
—¡Ay!, ¡por Dios!, estamos en Londres, ¿que tanto interés podría tener en el kenjutsu y técnicas de combate?...
—Para mí es útil, puedo sacarle información de toda su parentela, no te preocupes por nada, nadie me gusta más que tú— Mizu se levantó y fue tras sus cosas.
Lo sabía, sabía que me quería pero...
En mi imaginación y pensamientos intrusivos ellas dos ya se habían vuelto cercanas. Por más celos que pudiera sentir, no estropearía nada dentro de sus planes.
No otra vez.Historia en edición.
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White Margot / Blue Eye Samurai (Mizu Fanfic)
FanficBlanca Margot SINOPSIS: La vida para Emiko no parece mejorar, ahora sobrevive siendo una dama de compañía en un burdel, la gente se encarga de enfatizar las diferencias. ¿Será que Emiko podría sentir empatía por alguien con su mismo problema?, nota...