6. Amenaza al ojiazul

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Capítulo 6, parte 1.

Perspectiva de Margot

Se rompió un cristal del primer piso.
Asustada, bajé algunos escalones con una navaja en mi mano.
No tenía idea de dónde estaba Mizu.
Sentí que había alguien cerca, mi pulso se aceleró. En medio de la escalera sentí que tenía compañía.
Quedé totalmente helada e inmóvil en cuanto escuché la voz de un hombre.

— No hagas ningún ruido —ordenó y puso su mano en mi boca para evitar que hablara.

—Mhjm —afirmé en un sonido.

El se acercó sigilosamente hacia mí, con su brazo rodeándome por las costillas, tenía un buen agarre. Se acercó a mi oído.

—Será rápido—susurró.

Solo asentí, asustada.
Me cargó en sus brazos hasta buscar una salida, pero se detuvo al ver la puerta principal como si lo estuviera pensando dos veces. En vez de buscar la ventana que rompió anteriormente decidió romper otra ventana de la casa y me llevó afuera aún en sus brazos.
Colocó una venda en mis ojos.

(...)

Perspectiva de "?"

—No lo haré —me parecía muy inhumano terminar con la vida de alguien de esa forma.

Aunque estaba intranquilo, mi madre me arrastró a un mundo oscuro de maquinaciones mientras y planes retorcido, todo esto era por el bien de mi mamá.

Hay un oji-azul de viaje, ese tipo robó documentación importante perteneciente a nuestra bodega. Podrían tratar de extorsionarnos o peor, sobornarnos para que mi familia de información importante sobre el paradero de esos hombres.
Eso sería peor, ellos matarían a cada uno de nosotros.

Amelia confirmó mis sospechas cuando el ojiazul se mostró interesado en las vivencias de mi mamá, preguntas capciosas, se esmeraba en no hacerlo un interrogatorio. Sin importar las consecuencias morales cedí al plan de amenazarlo con lo que parece ser su prometida.

Ha pesar de la amenaza que le acabamos de dar al oji-azul, no quería acabar con la vida de la chica.

—¡Hazlo ya!, ¡mátala! —gritó Amelia tratando de persuadirme.

Por un momento estuve a nada de dispararle a la chica en la cabeza, quien estaba temblando.

—Ah, ¡es eso!, quieres hacerlo interesante.

Amelia sacó una daga que gradaba en la parte posterior de su vestido, me la dió para que la matara de una manera más lenta y dolorosa.

Mi hermanastra era sin duda una mujer cruel.

—No, no puedo —me negué.

—¿Por qué?, ¿no es así como los japoneses prefieren matar?, ¿a sangre fría?

Amelia le quitó el vendaje apretado de la boca para que pudiera hablar.

—¿Hay algo que nos quieras decir?—dijo de forma burlona.

—Eres una maldita zorra— soltó la chica.

Ella rápidamente trató de tomar mi arma para matarla pero se lo impedí.

—¡Dámela!—gritó.

—No, vete.

—¡Es ella o nosotros!—insistió.

—Lárgate Amelia. Prometo deshacerme de ella pero lárgate ahora.

Amelia salió de la habitación azotando la puerta del coraje.
Es entonces cuando decidí salir también a conseguirle algo de agua y algo de comer.
Lleva horas sin nada en el estómago.

Me adentré en el bullicioso mercado, rodeado de puestos y comerciantes que ofrecían sus mercancías. Después de indagar entre los aromas de especias y hierbas, encontré un puesto de frutas frescas y exóticas. No sé si esto pueda gustarle, llevaré algo de carne también y la prepararé después.

Creí haber visto al tipo ojiazul a lo lejos, me quedé mirándolo para confirmarlo, pero la fila de gente me obligó a moverme.

Nunca fui buen cocinero, ¿sobrevivirá con esto?
Mi hermanastra me odiaría si se entera que voy a alimentarla.

(...)

Perspectiva de Mizu.

Hablé con una infinidad de gente que trabaja con piratas y comerciantes clandestinos. Cuando encontré a uno, llegamos a un acuerdo.
Uno de ellos se ofreció voluntariamente diciendo que tenía años de experiencia. Puede transportar a Ringo y a Taigen y recibirá una buena paga por ello.

Tardaría aproximadamente cuatro semanas.

Volví a casa y en el trayecto pensé en si Margot podría tener hambre. Pasé rápidamente al mercado por algunas cosas.

Estando en el mercado un tipo asiático quedó mirándome, como si intentara reconocerme.
No tengo ni idea de quién es.
Seguí mi camino y pasé a comprar avena, tuve la oportunidad de probar la avena por primera vez en mis primeros días en Londres.

La avena no era un alimento comun en la dieta japonesa tradicional, Margot amaría la avena.
Todos mis pensamientos fueron interrumpidos.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal cuando me di cuenta de que alguien más había entrado. Una ventana rota.
Vidrio roto en todas partes.

Entré a la casa inmediatamente para asegurarme que Margot lo rompió torpemente y todo estaba bien.

—¡¿Margot?!— estaba desesperada, había claras señales de un secuestro.

Era una amenaza.



Historia en edición.

Mizu ha de estar muerta de nervios

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Mizu ha de estar muerta de nervios...
¿Quien será el secuestrador?,  ya vimos que no es tan malo, ¿estará guapo? 🤭

—Zsolss

White Margot / Blue Eye Samurai (Mizu Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora