Retazos

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"¿Qué es lo que quieres?", Rok Soo parecía demasiado tranquilo para estar lleno de tantas dudas, quisas era un defecto de personalidad, esa perpetua indiferencia, solo descubierta por el agarre fuerte de la toalla en su mano.

Choi Han, tembloroso y completamente mojado, separó los labios, murmurando susurros que fueron tragados por la lluvia. Casi muerde su lengua cuando esa mano fría tomó su barbilla, obligandolo a mirarlo. Intento retroceder acobardado por esa mirada, su intensa mirada.

"Mira a los ojos cuando hables", ordenó Rok Soo. "¿Por qué eres tan tímido conmigo? No voy a comerte".

Choi Han tragó ruidosamente, porque escondidos en el balcon del apartamento de su superior, había una sensación apasionante de intimidad, bajo esa mirada se sentía único en el mundo.

Sintió deseo.

"M-Me gustas", dijo, tartamudo, con su lengua tropezando con los dientes como un niño torpe que aprende sus primeras palabras importantes. "Mi sunbae me gusta mucho", sus ojos se enrojecieron, cualquiera que viera este íntimo momento, pensaría que Kim Rok Soo estaba intimidandolo.

El joven, más alto y más fuerte, se inclinó hacia Choi Han, para que sus palabras fueran claras y no se perdieran en la lluvia. "Eso no fue lo que te pregunté, Choi Han", está vez, su tono fue más suave y sus ojos eran amables.

Choi Han se apartó de su agarre demasiado avergonzado para mantener esa intensa mirada que parecía comerlo. Intento hacerlo casual, suave, pero era tan torpe que su inquietud era clara para los sonrientes de Rok Soo.

"Quiero...quiero que me des una oportunidad", murmuró, mirando sus propios pies, con los hombros encogidos, parecía estar protegiéndose del golpe.

Rok Soo suspiró, se acercó y colocó la toalla en la cabeza de Choi Han, secando con cuidado su cabello goteante. "Esta bien", le dijo.

Choi Han se paralizó, rígido, algo torcido, como un poste viejo, luego, respiró de nuevo, abrazó con fuerza la cintura de Rok Soo mojandolo y no pronunció palabra.

"Vamos a cambiarte de ropa", le habló amablemente.

Pero él no lo soltó, lo apretó aún más fuerte.

Rok Soo retiró la toalla para poder acariciar su cabeza. "Se bueno y te recompensaré", murmuró.

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