No. 59. Cuando eres amado

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Quiero pensar, que en otro mundo, Rok Soo escapó de la casa de su tío.

Quiero pensar que en otro mundo, un joven de veinte años regresaba tarde de su trabajo en la construcción de un nuevo centro comercial, y vio en un callejón oscuro, a un pobre niño solo, demasiado delgado, demasiado pequeño y demasiado sucio para tener a alguien que lo cuide.

Quiero pensar que esa persona lo llevó a esa pequeña caja de zapatos que llamaba casa, y lo bañó, lo vistió con la ropa más limpia que tenía y lo crió como suyo.

Quiero pensar, que en otro mundo, aunque Rok Soo no vivió una vida económicamente fácil, fue genuinamente amado y atesorado.

Porque se que sería feliz ahí.





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Rok Soo parpadeó, observando como su papá sacaba los panquecitos de chocolate del empaque. Hyeon los colocó uno sobre otro y en el primero, puso una vela blanca, inclinándose un poco más cerca, Rok Soo se dio cuenta de que era una de las velas que guardaban en los cajones de la alacena, por si se iba la luz en un mal día, estaba torpemente limada y algo agrietada para hacerla lo más presentable posible. Enderesandose, Hyeon observó su trabajo con una sonrisa vacilante y miró a Rok Soo. "Lo siento, realmente intenté ahorrar para comprarte un pastel, el tío Hyeon es muy torpe y lo lamenta mucho, sé que hoy es importante".

Rok Soo tragó duro, sintiendo un nudo en su garganta, sabía...sabía que el dinero del que hablaba, era lo que había usado para pagar su matrícula universitaria.

"¡No llores! ¡No llores!", Suplicó el hombre, rodeándolo como una abeja nerviosa. "¡El próximo año el tío te conseguirá un pastel de verdad, uno muy bonito, tan grande como su cabeza, pero no llores!", Ese musculoso hombre grande tenía los ojos cristalizados. "Me duele mucho el corazón cuando lloras".

Rok Soo se levantó bruscamente y lo abrazó con fuerza, sollozando en su pecho fuerte. Hyeon, sorprendido, lo abrazó torpemente, cuidando no tocarlo directamente con sus manos callosas, temía irritarle la piel con sus manos duras.

"El tío promete que el próximo año te comprará algo mejor", susurró, consolandolo.

Rok Soo lo abrazó aún más fuerte, negando con la cabeza. "Me gustó mucho este", dijo, con la voz algo entrecortada. "Es muy bonito, gracias, papá, me gustó mucho".

Hyeon se mordió los labios, y con suavidad, le acarició la cabeza. "¿En serio te gustó?", Ante su asentimiento lloroso, Hyeon se rió, apretandolo un poco, disfrutando de su suavidad. "Es porque mi Rok Sol es un niño muy bueno, ¿Cuando creciste tanto para ser un niño tan sensato?", Hyeon miró el número 18 que había recortado en una hoja de papel y colocó con un palillo de brocheta en el pastel improvisado. "Vamos, vamos a soplar las velas, p-papá al menos pudo comprarte un regalo".

No había mejor regalo para él, que su Rok Soo llamándolo papá. Las largas horas de trabajo valían la pena si Rok Soo lo recibía en casa, llamándolo papá.


 Las largas horas de trabajo valían la pena si Rok Soo lo recibía en casa, llamándolo papá

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