No. 26. Sangre en mis manos

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Volví! He sido extrañada?




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Original Cale.

Cale pianista.






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Cuando su madre murió, muchos periodistas llegaron a su puerta, clamando por historias, queriendo conocer a la mujer que habían idolatrado como una genio de la música clásica.

Si, ella se había visto tan feliz mientras tocaba, tan viva, tan humana a sus ojos, que por un momento, la había amado...pero esos solo eran instantes fugaces de desconcierto, dónde su cerebro elegía selectivamente olvidar que ella era cruel y monstruosa y malvada.

Porque un niño tomara amor de dónde sea. Porque incluso cuando ella era cruel, Cale elegía creer que ella lo amaba, y por ello le exigía tanto, por ello no se detenía hasta que le sangraran los dedos, por ello ella lo miraba a los ojos y le decia que aún no era suficiente, que era patético, que el dolor era parte de ser el mejor, si no dolia y si no sangraba, no lo estaba intentado lo suficientemente fuerte.

Pero lo amaba.

Era difícil para él creer que ella no lo amaba, incluso cuando ella lo golpeaba, lo amaba.



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Aceptó una entrevista, de un hombre de ojos amables, Cale nunca antes fue visto por ojos amables. Era tan extraño estar bajo esa mirada cálida que no lo compadece, pero respeta su dolor.

El periodista se presentó con el nombre de Kim Rok Soo, colocó su teléfono en la mesa y empezó a grabar, haciendo preguntas de su madre, de su vida, de sus deseos.

Cale respondió fácilmente esas preguntas, entrenado para decir las cosas más bellas de la mujer que lo había amado con crueldad. Que había roto sus huesos y había creado algo nuevo.

Luego empezó a preguntarle otras cosas.

"Te llamaron un prodigio bendecido, un talento milagroso, ¿qué pasó?", preguntó, mirándolo a los ojos, su tono era suave, lleno de una tranquilidad contagiosa que suavizó los bordes afilados que su madre había creado.

Esa había sido la pregunta que muchos se habían hecho. ¿Cómo alguien tan talentoso un día simplemente tiene un accidente y no puede tocar más? ¿Cómo Dios arrebata algo tan hermoso? ¿Cómo muere tan fácilmente un milagro como ese?. Su madre había preparado muchas respuestas a esas preguntas, lo había obligado a practicarlas, las palabras en su lengua, los gestos en su rostro, incluso el tono de su voz...

Cale miró su propia mano llena de cicatrices, recordó cada ensayo con vívida claridad, nunca olvidaría los golpes, a su madre le había gustado tomar una batuta y golpear el brazo de Cale, aún tiene las cicatrices, aún puede sentir el olor a sangre que aparecía cuando ella golpeaba demasiado fuerte o por demasiado tiempo.

Ella ya no está, recordó, con un escalofrío de emoción. Ella ya no está. Casi lloró frente a este desconocido cuando lo aceptó, Cale sonrió, mirando a Kim Rok Soo con ojos cristalizados, y por primera vez, se atrevió a decirle la verdad a alguien. "Hice lo que tenía que hacer para tener mi propia vida", su voz se rompió al final y sus hombros cayeron. Nunca creyó que decir la verdad, que decírselo a alguien dolería tanto. Se sentía tan agraviado, tan dolido. Mírame, mira lo que ella hizo conmigo, mírame. "Por favor, mírame", esas palabras salieron sin que él pudiese detenerlas, ahogadas en su pecho.

"Te veo", dijo Rok Soo, sin apartar la mirada, sin compadecerlo, sin creer que era un mentiroso.

Cale sollozó, encorvandose en su asiento. Con sus manos temblorosas, limpió sus lágrimas, respiró hondo y se armó de nuevo, no quería ser consolado, no lo necesitaba, él no lo necesitaba, su madre siempre dijo que nunca necesitaría consuelo.

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