No. 90. Adiós, bella flor

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Cale vengativo.

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Cuando Lily es asesinada, Cale había estado en el palacio, hablando con Alberu.

Ron fue el encargado de buscarlo y darle la noticia.

"Shhhh, está bien, está bien, joven maestro", el hombre lo consoló, abrazándolo con fuerza, evitando que se lastimara, arrodillados en el piso, lo consoló hasta que dejó de ahogarse y pudo respirar de nuevo. "Estamos solos aquí".

Cale no lloró. No pudo hacerlo, solo se recargó en la seguridad de los brazos de Ron, terriblemente casando.

][

Hay llantos.

Muchos llantos.

Los lirios endulzan el aire de lluvia.

Ah.

Está lloviendo.

Es adecuado.

Es adecuado que llueva en su funeral.

Los invitados murmuran. ¿Por qué hay invitados? Ella está muerta. No hay nada aquí que extraños deban ver.

Cale aparta la mirada del ataúd, sin alzar la cabeza, y observa a su dolido padre que se ve más delgado, más pálido y más viejo.

¿Por qué hay invitados? Están murmurando, como si ella lo mereciera. ¿Por qué trajiste gente aquí?

"Dicen que la envenenaron".

"¿Una criada? ¿El cocinero familiar?".

"Es una advertencia...".

"Se volvió demasiado poderoso".

"¿Quien se atrevió a tocar a la familia Henituse?".

"Hay rumores de que el comandante está muriendo, se ve más delgado, más pálido tambien...".

"Pero era una niña...".

"Solo digo lo que he escuchado".

"Silencio", Cale no necesitó gritar, ni alzar la voz, él solo hecho de que sus labios se hayan movido sumió la habitación en un profundo silencio doliente.

Sus ojos están demasiado fríos para que esté muriendo, pensaron.

][


La mirada de Clopeh está fija en el piso ensangrentado, sus ojos son incapaces de alejarse del cadáver a los pies de Cale Henituse, observa su forma inerte, su cabello blanco, Clopeh observa todo compulsivamente, necesitando recordar este momento con la misma intensidad con la que deseaba olvidarlo. Sus ojos son oscuros, muertos como el de un animal que agoniza.

Y Cale...Cale se limpia las manos ensangrentadas con un pañuelo de seda, también observa el cuerpo, también graba ese momento, pero a diferencia de Clopeh, su mirada es fuego, como si lo hubiese disfrutado.

Cómo la bestia que prueba sangre por primera vez.

"P-Papá...", Clopeh llama, pero el cuerpo no se mueve, Clopeh no puede escuchar sus latidos, no hay nada en ese cascarón que lo reconforte. Sentado en el piso, su cuerpo entero tiembla. "Papá....", Se siente perdido, no comprende lo que está sucediendo, no quiere aceptar lo que está sucediendo. Porque eso significaría, que se equivocó al seguir a Cale Henituse.

Se arrastró por la alfombra, sus dedos temblorosos perdían agarre, sus uñas se agrietaban a la vez que ganaba impulso, le tomó mucho tiempo llegar a él, a su amo, a su dios, a su todo. Y esa existencia no se movió, esperándolo pacientemente mientras limpiaba la sangre de sus manos con meticuloso cuidado. Clopeh solloza, las lágrimas empañan sus ojos y no puede verlo, el llanto casi lo ahoga cuando estuvo lo suficientemente cerca para arrastrarse sobre la sangre de su padre, en ese momento, se detuvo, con el olor a sangre y sal en su nariz, deteniéndose a sí mismo de abrazar el cadáver cálido de su padre. Clopeh estiró la mano y se aferró a la túnica oscura de su amo, se aferró tan fuerte que sus dedos crujieron y la tela casi se rasga, su agarre es tembloroso pero tan firme que por un momento, parece lucido.

Bajando la cabeza para enfrentarlo, Cale observó su patética apariencia con mirada en blanco, como si fuese insensible a su sufrimiento. Ladeó la cabeza, mirando el agarre en su túnica y luego, la mitad destrozada en los bonitos ojos de Clopeh. "Me ensucias", dijo, totalmente tranquilo, su suave voz un arrullo espeluznante en la sala silenciosa.

Clopeh lloriqueó, como una mascota castigada, se arrastró, más cerca, hasta que pudo abrazar la pierna de su dios, cubriéndolo con la sangre de su padre, impregnandolo del olor a muerte, sus manos ensangrentadas se aferraban a él, cubriéndolo de sangre. "M...Me diste una segunda oportunidad", susurró, trémulo, apenas siendo capaz de respirar por su cuenta, sin comprender como habían llegado a este momento, sus ojos eran tan amplios, su mirada ignorante en shock pondría partirte el corazón. "Tu me la diste".

Parecía un niño perdido.

Cale estiró su mano ensangrentada, la que aún no había limpiado con el mismo cuidado con el que Ron le había enseñado, y acarició suavemente el cabello blanco de Clopeh. "Porque te necesitaba".

La respiración del hombre se atascó con un sollozo, encontrando repugnante como ese simple toque podía calmarlo. Debería...debería hacer tantas cosas, debería coger la espada en el suelo, debería...pero no sé atrevió a atacar a Cale, no había un solo cabello en su cuerpo que pudiese siquiera pensar en hacerle daño a Cale.

"D-Devuélvemelo...por...por favor, devuélvemelo", suplicó, llenando de sangre y lágrimas la túnica de su dios. "Te prometo que seré bueno".

Cale retrocedió, soltandose de su agarre fácilmente, porque, ¿Cómo podría Clopeh sujetarlo con fuerza sin temer magullar su piel si lo tocaba demasiado fuerte?

"Ahhh, ahhhhhgg", Clopeh soltó un doloroso quejido, solo sosteniéndose de sus manos, mientras sus lágrimas goteaban en la sangre de su padre.

Lo perdí. Lo perdí. Lo perdí. Lo perdí. Lo perdí. Lo perdí, el angustiante pensamiento lo aterraba, llevándolo a la desesperación.

Su padre había muerto.

¿Cómo sobreviviría a eso?

Debería irme, pensó Cale, congelado en su lugar. Ya no tengo nada que hacer aquí, debo irme. No pudo moverse, no pudo continuar. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete...

Cale se arrodilló, sostuvo a Clopeh con suavidad y lo atrajo a su pecho, abrazandolo. "Lo siento...".

Miles de emociones pasaron por los ojos del hombre de cabello blanco, fueron tantas que era imposible identificarlas con las lágrimas rodando por sus mejillas y sus dolorosos sollozos ensordeciendo el silencio.

Clopeh no sabía que sentía en este momento, con su dios abrazándolo frente a los ojos muertos de la única persona que lo había amado.

Cale acarició con premura su cabello, tan amable, tan cariñosamente como un padre que consuela. "Lo siento...pero él me quitó a Lily".

Clopeh sollozó, sus lágrimas le cegaban.

"No tuve el corazón de matarte para castigarlo...".




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