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ACT 01 / DEATH TWELVE thoughts
Niragi, en la escuela, siempre se preguntaba por qué Kinoko siempre le ayudaba. Era fuerte e inquebrantable, debía juntarse con personas como ella. ¿Por qué ayudaba a personas como él?
La respuesta era sencilla. Kinoko no buscaba personas que la protegieran, buscaba personas a las cuales proteger.
Bueno, así era hasta que conoció a Danna y Aguni. Ella es como la hermanita menor de ambos. La protegen de todo, a pesar de que ella pudiese protegerse sola.
Es por eso que Niragi quiso hacerse fuerte. Para protegerla también. Para devolverle todo lo que ella hizo por él en la escuela, cuando era un chiquillo cobarde y llorón. Cambió gracias a ella. Por eso nunca pudo olvidarla.
—¿Cómo se llama ese cobarde que has traído?
Niragi le tenía cierta rabia a los chicos cobardes que veía en aquel mundo. De cierta forma, le recordaban a su pasado. Por eso no soportaba ver personas así.
—Se llama Tatta, y no le digas así. Ayer fue su primer día. No podía abandonarlo —explicó ella, con indiferencia—. ¿Por qué?
—No debiste haberlo traído. Personas así no sirven en La Playa.
—Dijo nadie nunca. —Kinoko rodó los ojos—. Basta ya, Niragi. Tú no decides quién entra a La Playa y quién no. Yo soy la encargada de todo eso —lo miró profundamente, haciéndolo titubear un poco. Era la única mujer que podía causar ese efecto en él.
»¿Tienes algún problema con eso?
Niragi le devolvió la mirada, buscando ponerla nerviosa, pero no logró hacer nada. Por eso la amaba. La veía como alguien decidida e inquebrantable, terca cuando quiere y de carácter fuerte. Por eso, acabó suspirando y desviando su mirada.
—Para nada. Yo sólo decía.
—Pues no digas nada. Con la boca cerrada te ves más bonito.
—¿Es así? —El tono de voz que empleó pareció poner un poco nerviosa a Kinoko al fin, sobre todo cuando él se acercó de más a ella—. Eso no lo decías...
—Dan asco —Last Boss les interrumpió.
—Cierto, das asco —le dijo Kinoko a Niragi.
—No. Los dos dan asco.
—Tú das asco con esa calva, tatuamigo.
—Que no me llames así.
—¿Quieres saber nuestra historia como tatuamigos? —Kinoko desvió su completa atención de Last Boss, para dirigirse hacia Niragi con entusiasmo—. Quería hacerme un tatuaje con un hombre que hacía tatuajes en el mundo real. Pero mi querido tatuamigo llegó también, y terminamos haciéndonos los tatuajes juntos —describió con particular emoción.
