III. Mariposa café

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Karina sonrió al despertar y ver el mensaje en la pizarra. Lo encontraba chistoso. Se levantó de la cama, agarró la tiza y escribió un "Bien y tú?", para luego salir a bañarse. Esa mañana no trabajaba ni estudiaba, ya que trabajaba en el turno de noche. En su área eran turnos bastante tranquilos, por lo que decidió tomar el día para comprar las cosas que les faltaba.

"Algo cansada" leyó al salir de la ducha.

"¿Mental o físicamente?", respondió mientras se secaba el cabello con la toalla.

Se dio vuelta y se comenzó a vestir. Revisó en su celular cuanto dinero le quedaba y con eso en mente comenzó a hacer una lista mental de lo que debía de comprar. Pensó en cereales, ya que eran un desayuno bastante rápido. Arroz, fideos, vegetales, frutas. Se colocó los audífonos y salió de la habitación. Se encontró a Giselle sentada al revés en el sillón mientras leía sus apuntes. Estaba tan concentrada que Karina salió con sigilo para no distraerla.

Al abrir la puerta de salida sintió un aire frío. Sin embargo, no se devolvió, ya que eso distraería a Giselle. Tampoco era tan frío, pensó Karina. Caminó al ascensor y mientras bajaba comenzó a anotar en su celular lo que debía de comprar. Entre esas cosas anotó que debía de comprarle algo a las chicas para agradecerles la ensalada y el barro.

Se detuvo al escuchar un pitido en la oreja derecha y se tapó con la palma de la mano. Guardó su celular para concentrarse en su alrededor. Se encontró con una mariposa café y luego buscó otra pista. Miró en los autos, casi siempre eran los autos, pero se encontró con un hombre con la ropa sucia entrando a una tienda al frente suyo. Ambos se miraron a los ojos y el hombre sonrió levemente. Cuando no eran los autos siempre era algo así. Cuando le contaba a su abuela, que era la persona que parecía ser igual de intuitiva que ella, le contaba que era algo que a ella nunca le ha pasado. Podía predecir accidentes, como ella, pero nunca le había sucedido ante la simple presencia de un hombre.

Karina siguió caminando, ya que tan solo era eso, el pitido, la mariposa y el hombre. No había nada que le pusiera en peligro o que tenga que evitar. Con tan solo seguir la vida como si nada bastaba.

Había muchas cosas que no comprendía de sí misma. En realidad no podía comprender nada ¿Por qué solo ella veía las mariposas? Su abuela le solía decir que eran las mariposas que le hablaban para advertirle cosas que no siempre eran malas. Había algunas que daban suerte, aunque esas eran las que menos lograba ver. También había una que su abuela siempre decía que nunca debía de ignorar y esas eran las rojas, esas que nunca había logrado ver y su abuela le decía que cuando lo viera cerca de alguien, debía de confiar ciegamente en esa persona.

Siempre pensó que su abuela estaba muy fuera de sí. Que estaba loca. Era muy mayor como para que alguien le creyera alguno de sus consejos. Ya que no tan solo decía que debía de confiar en la mariposa roja, también solía decir que si se concentraba pondría hasta ganar la lotería y no iba a mentir que lo intentó un par de veces. Eso le solía dar risa. Su abuela la trataba como si realmente era capaz de hacer magia, como en las películas. La cuidaba como si fuese capaz de unir al mundo y revivir muertos. Karina no creía en la magia, solo en la intuición que su mente lo transforma en mariposas.

Había leído un poco de eso, en que la gente suele ver cosas que no hay y sabía que si tenía la suerte de que nadie se enterara, no iba a pisar nunca algún psiquiátrico. No confiaba en esos lugares. Además, no se quería ni imaginar como sería ese lugar junto con su supuesta maldición.

—Joder—susurró al volver al lugar donde vio al hombre. Ya se encontraba con las bolsas de las compras y el hombre seguía en la tienda. Alzó la mirada mientras trataba taparse el oído con el hombro. Era una tienda de artículos para autos. Nada interesante.

Se quedó mirando al hombre que también la miraba a ella. Ambos estaban confundidos por mirarse ¿Acaso tenían algo en la cara? Karina bajó la mirada y se encontró con una botella de gasolina. El hombre también bajó la mirada y ocultó él embace detrás de su espalda. Alzó el mentón y frunció el ceño. 

Karina volvió a caminar al sentir un escalofrío en la nuca. No hacía tanto frío como para comenzar a sentirlo y ya llevaba dos días enteros sufriendo de eso. Repasó en su mente alguna información y llegó a la conclusión de que se iba a resfriar. Pensó en hacer sopa al llegar. Ni siquiera recordaba cuando fue la última vez que se enfermó ¿No fue cuando vivía con su padre? No, sabía que por ahí en su mente había algún recuerdo de toser mientras alimentaba a su abuela. En el tiempo donde las moscas dominaban su casa. 

Al llegar al departamento y ver que Giselle ya no se encontraba, fue a su habitación para agarrar un plumón negro y dibujarse una mariposa en el pecho. No encontraba el fundamento de eso, ni siquiera sabia muy bien porque lo hacía, pero recordaba que su abuela lo hizo cuando se sentía mal. Su abuela y su madre lo tenían tatuado. Lo dibujó con mucha dedicación y no tardó mucho, ya que en sí solía dibujar muchas veces eso en sus pruebas. Pensaba que le daba suerte y ahora le podría darle salud.

Se sentó en la cama y se pasó la mano en la nuca. El frío parecía una respiración débil, de alguien que pudiera estar muriendo, eso le aterró. Se estiró para colocarse una bufanda y alzó la mirada. 

"Ambas" leyó en la pizarra.

"Duerme y luego haz yoga" le escribió y se quedó mirando la pizarra. Luego miró la puerta y volvió a la pizarra.

¿Quién escribía eso? En un principio pensó que era Ningning, ya que parecía ser la más entrometida de las dos, pero en ese momento lo debió de escribir Giselle porque la otra no se encontraba ¿Debería de incomodarle que entraran a su habitación? No tenía nada fuera de lo común y hasta le faltaban cosas comunes, como algo más allá de los posters que demostrara que esa habitación ahora era suya. Fuera de eso pareciera que todavía era más de la chica anterior que de ella. 

—Tal vez son ambas—pensó en voz alta y salió a ordenar las cosas que compro—Se me olvidó el regalo—dijo al mirar las bolsas. 




Soy un asco con esto de ponerle titulos a los caps asi que comiencen a ignorarlos jsjs 

Crossroads [Winrina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora