X. El árbol

161 33 2
                                    

Esta vez fue más rápido. Karina comenzó a notar el cambio del ambiente, el olor a pasto, el sonido de las hojas secas siendo pisadas y la frescura del viento otoño acariciaba su rostro y movía su cabello. Las hojas doradas de la foto danzaban con gracia y podía ver como caían. Todo era más real que la primera vez.

Todo era mucho más real desde que se enteró de que todo lo que veía eran real. Las mariposas ya no parecían ser hechas de una niebla, sus lecturas a la gente eran más claras, al igual que el olor a rosas del hospital.

La risa de las tres chicas la hizo apartar la vista de la foto. Alzó la mirada y lo primero que vio fue a Giselle bebiendo una lata de cerveza. Miró a su alrededor, estaba un tanto perdida. Se encontraba en un parque, lo reconoció luego de encontrar una tienda de helados, era el que estaba cerca del departamento, siempre lo veía desde el autobús. Las tres chicas estaban sentadas en círculo, con un improvisado pícnic en el medio. Uno muy mal improvisado. Con latas de cervezas, bolsas de bocadillos dulces y salados ya medios vacíos y cuatro fotos. En tres de ellas las chicas salían mal y ahí entendió el porqué eligió el que solo era el árbol.

Ningning ya estaba bastante ebria y contaba a gritos y entre carcajadas una anécdota con un hombre. Karina se sentó al lado de Winter, que, entre las risas que provocaba Ningning y el alcohol, alzó la mano como si intentara espantar una molesta mosca. Las tres reían tanto que les contaba respirar y se les olvidara que estaban en un lugar público. La anécdota de Ningning era sobre un chico que le había coqueteado de la peor forma.

Winter y Karina en ese momento recibieron la misma información. Sunghoon era un compañero de clases que no hablaba con nadie además de sus dos amigos. Era conocido por su belleza y, con mucha timidez, ha rechazado a muchas mujeres. Le iba mal en las materias teóricas y hasta a él le sorprendía que le fuera bien en las prácticas. Había entrado a estudiar periodismo porque le parecía entretenido y nunca se había imaginado que pudiera ser realmente bueno en eso. Él solo esperaba hacer columnas para el periódico.

Le comenzó a gustar Ningning luego de que hiciera un proyecto juntos. Sentía que encajaba perfectamente con él. Hablaba tanto que nunca sintió ese incómodo silencio y Ningning siempre pareció estar atenta a sus incomodidades.

—¡Sunghoon ni siquiera sabia lo que decía!—soltó Ningning entre carcajadas.

—Bueno, no es el único—agregó Giselle.

—Sería entretenido meterme en su mente mientras te habla, no sabes lo entretenido que es escuchar a la gente entrando en pánico en situaciones, así—dijo Winter, con la lata de cerveza cerca de sus labios. Se veía completamente distinta a las otras veces. Sus ojos no mostraban tristeza y hasta brillaban por la felicidad que sentía. Su cabello estaba lleno de flores blancas con el centro amarillo, el de las chicas también.

—Winter—dijo Karina—Minjeong.

—¿Y como se ve eso?—preguntó Ningning—El amor.

—Depende mucho del género con que se identifique—Minjeong le dio un largo trago a su cerveza—Las mujeres tienen pétalos de cerezos, la cantidad depende de que tan enamoradas están. Los hombres dejan rastros de rosas al caminar, pétalos bajo los pies.

—Eso es bastante romántico—suspiró Giselle. Siempre había sentido envidia de todo lo que podía ver Minjeong, lo bueno y lo malo—¿Alguna vez has visto eso en alguien que te hablaba o te miraba?

—¿Te acuerdas de Beomgyu?

—¿¡El chico raro del fondo!?—chilló Ningning.

—Winter—dijo Karina—vamos, escúchame.

—No lo trates así, que nosotras éramos las chicas raras del frente—dijo Giselle.

—Se hubiesen visto bien juntos—dijo Ningning—¿Por qué no fuiste por él? Era lindo.

Crossroads [Winrina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora