Una de las personas que solía pensar bastante seguido no era en sus padres, hermanos ni en su abuela. Trataba siempre evitar acordarse de ellos. La persona que pasaba más seguido en su mente era el señor Ryu. Un hombre de unos 78 años que tuvo de paciente un poco de un año después de comenzar a trabajar en el hospital.
El señor Ryu murió cuando ella estaba de vacaciones. Que de vacaciones no tuvo nada. Fue un hombre que se la pasaba horas hablando y que se dedicó todo lo posible para que sanara bien en el hospital. El señor Ryu son el tipo de paciente que te marcan la vida de tal forma que nada vuelve a ser como antes y fue al paciente que la dejó en cama una semana por lo triste que estaba de que muriera. Y por otras cosas.
No solo era su necesidad de siempre hacer bromas inocentes, ni tampoco los momentos que fingía tener dolores solo para que Karina se pudiera sentar y así descansar. Lo que hacía que Karina siempre lo recordara era sus largas charlas sobre la psicología humana. Él le respondió muchas preguntas y le confirmó que todo era un resultado de sus traumas.
—Los niños suelen ver cosas para negar la realidad y generar dopamina—el señor Ryu hablaba lento y con dificultad por todos sus años junto al cigarro—, en tu caso, tu escape eran las mariposas.
—Me daban más miedo las mariposas que mi realidad.
—Seguro eso fue después de lo que me contaste. Puede que no tengas recuerdos de ver mariposas antes de los accidentes, pero puede que los hubo mucho antes. Hay casos que la gente ve cosas mucho antes de aprender a hablar, pero no suele pasar más allá de la infancia. Tu caso es distinto porque.
—Porque mi abuela me hizo creer que eran reales.
—Puede que conscientemente sepas que nada es real. Que sabes cosas porque los escuchas e inconscientemente lo retienes, que las mariposas negras las ves porque notas un error del médico. Todo eso lo sabes muy bien, pero ¿Cuántos años viviste con tu abuela?
—seis.
—Seis años escuchando que tienes un don que te hace ver cosas y que te puede hacer capas de hacer cosas, es suficiente para que su subconsciente crea cada palabra de tu abuela y que te siga mostrando que "tiene razón"
El señor Ryu se acomodó en su camilla, sus arrugadas manos temblaban por la abstinencia al cigarro, mientras miraba a Karina. Con una expresión serena, continuó con su voz ronca pero suave:
—De todas formas, señorita Yoo, ver un suicidio y escuchar a tu familia, morir a temprana edad, es algo que genera traumas enormes. Como alcoholismo u otras adiciones, insomnio, depresión, delirios tan reales que son incurables o un sin fin de cosas. Usted solo ve mariposas, tiene el delirio de poder predecir y adivinar cosas y tiene el sentimiento de culpa. Es una mujer muy fuerte mentalmente.
—Tampoco es que esté bien—suspiró —¿Pero por qué mariposas?
—No soy adivino, señorita. Pero trata de pensar, además de los que cree ver ¿Dónde más los encuentra?
Karina frunció el ceño, luchando por encontrar ese fragmento perdido en su memoria ¿Dónde hay mariposas? Entonces, como un destello, recordó a su madre, cuando era feliz, y recordó el tatuaje que tenía escondido y solo notaba cuando se bañaban juntas. Por un largo segundo sintió el olor de su shampoo y volvió a sentirse pequeña, tan pequeña que cabía sin doblarse en la bañera. También escuchó la risa de su madre, sus ojos llenos de amor, sus...no, no quería seguir.
—El tatuaje de mi madre —susurró.
Se quedó en silencio y el señor Ryu le dejó tiempo para pensar. Todo de su mente se estaba acomodándose y el señor Ryu le estaba haciendo lo que hace mucho que quería pensar, el porqué miraba las mariposas. Se acomodó en su silla y miró el techo. Tenía mucho sentido, el tatuaje de su madre era hermosísimo y ante la falta ella en su vida era obvio que su mente crearía algo para sentirse segura.
—Supongo que cada vez que vuelva a sentir mi don, tengo que recordar toda esta conversación.
—Exactamente, y también ir a un psicólogo de verdad, yo ya estoy muy viejo para ayudarte.
—¿Pero y si...
—No creo que te lleven a un hospital psiquiátrico, ahí van las personas que se lastiman o lastiman al resto. Además, tú estás muy consciente como para solo ir a sesiones semanales.
Siguió cada consejo del señor Ryu. Cada vez que le venía un pensamiento sobre qué sabía algo que no debía de saber, se ponía a pensar sobre donde lo había escuchado. Aunque había muchas veces que no lograba acordarse de ese recuerdo y no le ayudaba a explicar cuando le pasaba con personas que nunca había visto en su vida. Cada vez que miraba la mariposa negra, busca la razón por la que lo sabía. Tampoco podía encontrarlas. Seguía cada consejo del señor Ryu y las pocas veces que le funcionaban, se emocionaba.
Pero su subconsciente le seguía diciendo que todo era real, de que ella sí tenía el don, al igual que su abuela.
"Señorita Yoo, todo lo tuyo era real, ahora lo veo y lo comprendo" tuvo el pensamiento mientras hacía un trabajo de medio tiempo en una tienda. Entrecerró los ojos, era como los pensamientos que le hacían creer que era su abuela comunicándose con ella y como los de su familia pidiéndole perdón.
Ese mismo día, en la tarde, se enteró de que el señor Ryu había muerto y eso hizo que no solo comenzara a llorar por su muerte, sino porque sentía que ya no tenía razones para pegarse a la realidad ¿Cómo se predice una muerte sin siquiera estar cerca de la persona? ¿Cuántas probabilidades había?
En esa semana de luto volvió a escuchar a su familia en su mente, hasta llegó a sentir a su abuela acariciar su hombro y susurrándole que todo iba a mejorar. Que ahora que sabía que era verdad, podría hacer grandes cosas. El bloqueo mental era lo único que detenía sus mejores poderes. Sin embargo, ella seguía negándose y, de a poco, volvió a dejar de escuchar a sus familias.
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Crossroads [Winrina]
Fanfiction"¿Hola?", decía el mensaje que encontró Karina en la pizarra de su nueva habitación.