Fingir que nada estaba pasando era algo que Karina sabia hacer a la perfección desde que tiene memoria. Se levantó de la cama y siguió su vida como si no hubiese leído nada. Ni siquiera había un rastro de ese recuerdo en su mente y cuando parecía que estaba por recordarlo, lo agarraba y lo escondía. No quería pensar en lo que estaba pasando y eso lo notó Giselle cuando la miró salir sin siquiera mirarla, aunque se encontrara sentadas en la misma mesa. Hizo eso por una semana. Karina ignoraba todo y parecía vivir en otra realidad.
Giselle entró a su habitación un par de veces más para ver si Winter había respondido algo suyo y siempre se encontraba con algo escrito "Karina" estaba escrito en muchas partes "Respóndeme" "Deja de ignorarme" "Esto es importante" "Te necesito". Karina lo ignoraba de tal forma que ni siguiera lo borraba.
—Es solo una chica común—susurró Giselle y cerró la puerta.
En el momento que Karina llegó a su trabajo sonrió levemente y estuvo en buen ánimo por toda la mañana. Un pequeño pensamiento que le iba a alegrar a su amiga era lo único que necesitaba para sentirse bien. Esos eran los instintos que le gustaban.
Ryujin se sentó al lado de Yeji en la hora de almuerzo. Las amigas de la mayor se levantaron sin siquiera dudarlo para dejarlas a solas y se sentaron junto a Karina. Todo el grupo comía con la mirada concentrada en la otra mesa. Ver a ambas chicas tímidas era algo graciosos de ver para todas ¿De dónde sacó Ryujin tanto valor? El pequeño pensamiento era sobre ellas. Al entrar al los camarines del hospital, se encontró a Yeji abrochándose las zapatillas, Ryujin aún no llegaba y se encontraban solas.
"Es mutuo" le dijo su propia mente.
Cuando llegó Ryujin, la agarró del brazo y con su amiga, aun media dormida, le contó que tuvo un sueño, uno donde estaba con Yeji de forma romántica, una cita con un beso. Una simple y hermosa mentira, pensó Karina. No podía decirle que tan solo era un pensamiento corto y sin fundamento. Nadie confiaba en ellos. Eso bastó para que Ryujin se llenara de valentía e hiciera sus movimientos.
Su amiga siempre ha confiado ciegamente en los sueños de su amiga, cosas que nunca fueron sueños. Más de una vez llegó a la universidad diciendo que soñó que algo malo iba a pasar, siempre decía que no recordaba con detalles, pero siempre se encontraban con una mala noticia. También una vez le dijo que una profesora estaba embarazada, lo dijo mucho antes de que ella misma lo supiera. Luego de que Ryujin le insistiera por más de una semana que le dijera el género, ella tan solo dijo que era niño, solo para callarla, y le acertó. Aunque Karina era consciente que tenía un 50% de probabilidad de acertar.
Era igual que en los exámenes. La información le llegaba como un leve pensamiento, como si fuera algo que siempre supo. También solía pensar mucho en las probabilidades de acertarle y nunca eran menos de 10%, solo tenía mucha suerte, pensaba, ya que también había tenido unos pocos fallos. También pensaba eso con Yeji y las posibilidades de fallo, según ella, eran bastante bajas. Total, la gente suele ser muy obvia.
—¿Es cierto que predices muertes?—dejó de mirar a su amiga para ver a ¿Jiwoo? ¿Mijoo? No, Jisoo ¿O Jisu?, le suelen decir Lia. Había escuchado muy poco de ella, era una enfermera de la área de menores. No obstante, también sabía muchas cosas. Como que tuvo un accidente cuando era pequeña que le hizo tener miedo a los autos hasta los 12 años, también que había hecho una apuesta con Yuna, la chica de al lado, sobre lo que podría pasar con Ryujin y Yeji ¿Sobre quién iba a acercarse a dar el primer beso? No, pero era algo parecido e iba a ganar Yuna.
—No es predecir como la gente piensa—respondió.
—¿No ves la muerte?—preguntó Yuna. Con ella si solía hablar bastante al ser de su misma área—Ya sabes, como la parca o un ángel.
—No, esas cosas no existen. Solo me vuelvo sensible.
—Como Soobin—dijo Lia—¿Lo conoces?
Claro que no lo conocía. Pasaba tanto en su mundo y concentrada en su trabajo para ignorar su realidad que su única vida social era Ryujin. Ni siquiera conocía de vista a los de otros turnos y otras áreas. Aunque compartieran clases. Pero ahí estaba de nuevo en su cabeza, toda la información que necesitaba del chico para poder seguir la conversación sin problema: Soobin era un ¿Veterinario?, no eso es info de alguien más, él es enfermero de su generación del área de urgencia. En su niñez tartamudeaba y lo dejó de hacer solo porque le comenzó a gustar alguien. Era conocido en el hospital por ser un chico amable que se solía poner sensible, o mejor dicho, enojón, antes de los accidentes que traían a varias personas. Él se comenzaba a preparar mientras sentía un pitido en la oreja, el mismo que siente ella cuando está por ver un accidente. Estaba segura de que si trabara en urgencia, estaría igual de enojona que él.
Enojona y llorona. Já.
—Choi Soobin, claro que lo conozco—respondió rápidamente—el chico bonito de urgencias.
—Él suele decir que siente un dolor en la oreja—dijo Lia—Que es tan molesto que le estresa.
—¿Tú que sientes?
—Solo tristeza—suspiró—aunque tampoco es tan difícil predecir una muerte, siempre hay varias señales. Los pacientes siempre lo sienten llegar.
—Pero tú no solo predices muertes de errores médicos, ¿no?—preguntó Lia.
—¡Eso!—exclamó Yuna—La semana pasada, con el señor Kyun, él estaba hasta por irse de alta. Solo faltaban firmar los papeles y tú interrumpiste para que primero volvieran a examinar la válvula de su corazón. No había forma de saber sin exámenes de que estaba tapada.
—Soplo cardiaco, lo escuché cuando escuchaba su pulso para la última ficha—en eso no mintió.
—Pero los doctores no lo escucharon y ellos, al no conocer tu historial, no te hicieron caso y lo dieron de alta.
—Los doctores nunca nos hacen caso—se quejó Lia—escuchan más al paciente que a las enfermeras.
—Solo porque ganan más dinero—dijo Yuna.
—Y porque somos estudiantes—dijo Karina.
Karina miró a su amiga y las otras dos chicas la copiaron.
—¿De qué crees que hablen?—preguntó Yuna—Tu amiga también es rara—dijo poco tiempo después.
—¿Por qué?—preguntó entre risas. Tenía un sin fin de razones para decir que es rara, pero Ryujin solía ocultar muy bien su rareza.
—No se lo digas—dijo Lia—, pero ayer, mientras íbamos camino a nuestras casas, Yeji nos preguntó por tu amiga, nos hizo decirle todo lo que sabíamos de ella, ya que la encontraba de su tipo.
—Yo dije que debería de comenzar a salir con ella, hace mucho que no sale con alguien, ya que es muy raro que le interese alguien.
—Debieron encontrar raro que Ryujin llegara de la nada a sentarse con ella.
—Y muy confiada, como si la hubiese escuchado ¿Nos escuchó?
—No creo, no las hubiese escuchado ni si estuviese cerca, es una adicta a los audífonos.
—¿Quién crees que de el primer paso?—preguntó Lia.
—Yo creo que Yeji—dijo Yuna—Cuando quiere algo, lo tiene.
—Pero también es muy raro que sepa que quiere algo—dijo Lia
—Deberíamos apostar—dijo Yuna—Karina, tú eres nuestra testigo.
"Ganará Lia" sintió una corriente aire frío. Ese pensamiento no era suyo.
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Crossroads [Winrina]
Fanfiction"¿Hola?", decía el mensaje que encontró Karina en la pizarra de su nueva habitación.