V. Entre tiza y lamentos.

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"Hola" era lo primero que leía siempre al despertar.

Escrito en la pizarra con una letra femenina. Esa tal Winter le escribía todos los jodidos días y luego de ya dos semanas atrás que lo odiaba. Se levantó y con odio borró el mensaje para luego salir a irse a trabajar. No era tan estúpida para seguir pensando que era el vecino. Puede que no cree en la magia ni en las cosas que veía, pero sabía que esa persona que la saludaba era la culpable de casi morirse congelada. No le importaba si era una entidad que su mente creó por aburrimiento o algo más, odiaba los malditos mensajes en la pared.

—Buenos días—saludó Giselle que se encontraba con su mascarilla de barro.

Siguió con la mirada a su compañera de piso que ni siquiera pareció escucharla. Vio como abrió el refrigerador para sacar una taza de café frío, se lo bebió y luego salió del departamento. Se quedó mirando la puerta. Pensó que era el estrés del trabajo o que estaba avergonzada por lo que pasó cuando bebieron y se quedó dormida en la bañera. O tal vez sea lo que hablaron antes. Se levantó del sillón y caminó hacia el cuarto de Karina.

Abrió la puerta y miró el pizarrón. Miró a su alrededor para asegurarse de que nadie más estuviera en el lugar y entró. Sintió un escalofrío en la columna al tan solo sentirse mal por entrar donde no debería a hacer algo que no debería hacer. Sin embargo, su curiosidad era mucho mayor.

Agarró la tiza y se quedó observando los borrones de los múltiples holas. Tenía el corazón acelerado. Aunque creyera en muchas cosas, como en la magia, en el horóscopo y en dios, se sentía estúpida por escribir un "¿Cómo estás?", en la pizarra. Negó con la cabeza, lo borró y se puso a escribir.

"¿Jimin es como tú?" "¿Terminará como tú?" "¿Podemos evitarlo?" "¿Cómo es allá?" "¿Duermes bien?" "¿Duermes?" "¿Comes?" "¿Por qué nunca trataste comunicarte con nosotras? Ningning esperó muchas señales, las dos sabíamos que eres capas de eso"

Con la respiración acelerada miró sus preguntas. Hizo una expresión de desagrado y siguió.

"Espero que no estés enojada porque botamos tus cosas. Lo teníamos que hacer para arrendar la habitación, no tenemos el dinero suficiente para que solo las dos mantengamos económicamente el lugar." "Ningning conservó unas cosas, además de los muebles."

Respiró hondo, con un sollozo, y se mordió el labio.

"Aún no puedo creer que estés ahí" "¿Crees que te pudimos haberte ayudado?" "¿Puedes decirnos lo que de verdad pasó?" "¿Puedes hablarme?" "¿Puedes al menos decirle a Karina?" "¿Te llegan mis mensajes?"

Soltó un largo suspiro y se limpió sus lágrimas.

"Te extraño" "Aunque Ningning te extraña más" "Nos costó superar lo que pasó y con la presencia de Karina nos hemos dado cuenta de que aún no lo hemos hecho" "¿Tú trajiste a Karina o vino sola?"

Su letra cada vez se entendía menos.

"Dinos el porqué" "¿Por qué terminaste así?" "¿Sabías que lo harías?" "¿Al menos trataste evitarlo?" "¿Que te hizo estar en la universidad tan tarde?" "Siempre fuiste de las que se iban primero" "¿Quién es el verdadero culpable?"

Se detuvo y miró que ya no le quedaba más espacio en la pizarra. Se limpió las lágrimas y se sentó en el suelo en espera de al menos una respuesta, alguna muestra de que la estaba leyendo.

Se puso a recordar cuando la conoció. Ningning se la presentó y durante meses era tan solo una niña callada. Desde el primer momento sabía que era una chica extraña, ya que las cosas que solía decir eran extrañas. Recordó, con cariño, la vez que le dibujó una mariposa en la mano para el día de la prueba de selección universitaria. En ese tiempo ya sabia de sus habilidades, ya que le había mostrado fotos del periódico del día que hizo nevar donde vivía. También le mostró podía adivinar lo que pensaba y una vez vio con claridad como movía un objeto con el poder de su mente.

Crossroads [Winrina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora