Capítulo 3: Peleas a la luz de la fogata

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La noche se desplegaba sobre nosotros como un manto oscuro salpicado por brillantes estrellas, un lienzo celestial e infinito. Una majestuosa luna plateada se alzaba sobre todos nosotros, iluminando suavemente el Área, lugar donde nos encontrábamos encerrados, rodeados por gigantescas paredes que formaban un laberinto, que era totalmente desconocido para mí.

—¡Qué prenda!—anima Alby para que los chicos encendieran la gran fogata con las antorchas.

La chispa inicial encontró su camino entre los troncos secos y en un abrir y cerrar de ojos, la fogata cobró vida. Una danza de llamas ascendió hacia el cielo, pintando aquella oscuridad con bellos destellos de luces naranjas y doradas. Un grito alegre brotó de los labios de los chicos reunidos en la fogata. Un rugido de entusiasmo que se elevó en una sinfonía caótica pero armoniosa.

Los chicos tocaban ritmos con elementos de percusión. Los rostros de muchos reflejaban la emoción de compartir con sus amigos.

Estaba al lado del chico con el que llegué en la caja observando como varios de los muchachos sostienen vasos que contenían algún tipo de líquido en su interior. Se les veía felices, disfrutando del momento.

Pero yo no me sentía igual que ellos, la incertidumbre y las dudas no me estaban dejando disfrutar esta fiesta de bienvenida, estar encerrada en ese lugar rodeada de chicos solamente me hacía sentir insegura en muchos sentidos, aunque hasta ahora ninguno la había tratado mal ni nada, exceptuando a ese muchacho de cejas raras.

—¡Ey!—vocifera Newt mientras se nos va acercando.

—Hola, Newt—contesta el chico a mi lado mientras que yo le doy una sonrisa y lo saludo con un movimiento de mano.

—Vamos a sentarnos en esos troncos de allí—nos dice el rubio mientras apunta al lugar.

Desde aquí podemos observar parte del Área rodeada por el laberinto.

—Buen primer día, novatos —comentó Newt mientras comía un tipo de brocheta de carne y bebía ese extraño líquido.

—Ten—le ofrece el vaso al chico sin nombre—Para que hagas hombrecito—el castaño lo recibe un tanto dudoso.

—¿Beber eso es seguro, Newt?—pregunté un poco curiosa—La verdad es que el color no se ve muy apetecible, sin ofender—terminé de decir con una mueca en la cara.

—Tranquila, hasta el día de hoy no ha muerto nadie por beberlo—me relajó el rubio.

Solo asentí con la cabeza mientras con el rubio observamos al castaño beber un sorbo del vaso con un poco más de confianza, apenas el líquido entró a su boca este lo escupe con una queja, Newt y yo soltamos una risa.

—Vamos, no debe ser tan malo—dije mientras le quitaba el vaso al castaño y tomaba un sorbo, ambos chicos me miraron expectantes esperando mi reacción, lo degusté un poco, antes de tragarlo—Veamos, rico no es—mencioné—Pero tampoco tiene un sabor horrible que no se pueda soportar, es un sabor peculiar, que no tomaría por gusto—finalicé mientras ambos muchos me observaban con cara diferentes, Newt con una sonrisa y el castaño como si estuviera loca.

—¿Qué es eso?—cuestionó el castaño, mirando con asco el líquido que contenía el vaso.

—Ni siquiera lo sé—le respondió Neet mientras reía—La receta es de Gally—volteamos a ver el chico de cejas raras que se encontraba en una pelea amistosa—Es un secreto— finalizó el rubio.

Así que el nombre del chico que nos sacó de la caja y luego empujó al castaño a mi lado, era Gally, varios de los chicos con los que compartí hoy fueron muy agradables, pero Gally, fue otro asunto, los dos encuentros que tuve con él terminaron mal, quizás no era mala persona, pero hasta el momento encontraba que se comportaba como un idiota y prefería mantener mí distancias con él. Y como si el castaño que se encontraba a mi lado leyera mi mente habló.

Entrelazados ♡(Minho y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora