Entrelazados ♡(Minho y tú)

Capítulo 18: Recuerdo

Me encontraba caminando por un pasillo, mi vista era borrosa, sentía como me tambaleaba, vi una puerta con una luz verde, estaba mareada, por lo que cerré mis ojos.

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Una mujer rubia se encontraba caminando, mientras inspeccionaba a las personas que estaban trabajando en unas pantallas.

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Unos niños eran los que analizaban aquellas computadoras, pude ver que eran datos de los chicos del claro, sus signos vitales, sus cerebros, y tenían fotos de ellos con información.

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Me vi a mi misma, llorando mientras estaba siendo abrazada por Thomas, él estaba intentando consolarme.

—Thomas, no puedo seguir con esto—mi voz salió rota, mientras lágrimas brotaban de mis ojos de manera descontrolada.

—Tranquila, ___—me acariciaba la espalda en forma de consuelo.

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Me encontraba sentada viendo una de las pantallas, en ellas se encontraba la foto de Minho junto con toda su información, giré la vista y me encontré con Thomas quien estaba trabajando en una computadora, alguien puso su mano en mi hombro y habló a mi oído.

—___ ven conmigo—la voz era de una mujer.

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Mi vista era borrosa otra vez, sentía que estaba desnuda acostada en algo de metal con una sábana encima, unos doctores sobre mi, la luz era muy fuerte, lastimaba mis ojos.

—No, por favor—susurré con voz débil

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—C.R.U.E.L. no es bueno—vi el rostro de Terasa.

—¿Dónde está Thomas?—le pregunté en voz baja, no tenías fuerzas.

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—Thomas, no puedes olvidar, eres lo único que tengo—dije mientras lo miraba desde mi camilla.

—Recordaremos, tienes que estar tranquila—murmuró el chico junto a mi.

—Thomas, no te vayas—susurré—No me dejes—dije un poco más alto.

—Te quiero hermanita—lo pude ver bien, era él, aquel chico con el que llegué al área, el que mató a un penitente, mi hermano.

—¡Thomas, por favor!—exclamé.

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Me encontraba junto al castaño, y la señora rubia, ella nos guío a una habitación con estanques, y dentro de ellos estaba Gally, Alby, Minho, Newt y varios más de los chicos del área, atrapados golpenaod el cristal.

Sentía una opresión en mi corazón, junto con unas inmensas ganas de llorar, pero me contuve.

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