Entrelazados ♡(Minho y tú)

Capítulo 4: Picadura

—C.R.U.E.L es bueno, ___—escuché decir a una mujer mientras veía una habitación oscura con monitores encendidos.

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—Ya no puedo con esto, Thomas—dije con voz rota, mientras sentía lágrimas caer por mi rostro—Me está matando, no podemos seguir haciendo esto, son nuestros amigos, nuestra familia, son todo lo que tenemos—me lamenté mientras caía al piso.

—Lo sé, ___—sentí unos brazos a mi alrededor—Sólo tienes que esperar un poco más—me intentó consolar.

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—Thomas—escuché decir a una chica, el nombre de mi hermano—Thomas—sonaba una voz cada vez más lejana.

—Es mi hermana—escuché la voz de un chico—¿Qué demonios crees que estás haciendo?—exigió saber, su sonido era lejano.

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—Todo va a cambiar—dijo fuertemente una voz que no reconocí, fragmentos de un laboratorio, junto a personas dentro de tanques con agua, una mujer rubia con porte aristocrático.

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—¡Mírame, ___, tienes que recordarme!—habló alguien a mi lado con voz ansiosa. Giré mi cabeza lentamente, para ver a quien me hablaba—Recuerda, tú eres ___ y yo soy Thomas, somos hermanos—intenté enfocar mis ojos, vi a un chico de cabello castaño, pero su cara aún era borrosa—Promételo—exigió con voz lastimera.

—Thomas—susurré, sentía mis párpados muy pesados y todo se desvaneció.

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—Thomas—murmuré, mientras abría mis ojos rápidamente, vi como Alby nos hacía una señal de silencio a mí y al castaño que estaba en la hamaca de al lado.

—Síganme—dijo con voz baja pero firme, mientras emprendía su camino.

Con Thomas nos miramos rápidamente y con cuidado de no despertar a los demás nos pusimos de pie para seguir al moreno.

La calma reinaba en ese momento, un silencio que se veía interrumpido por el suave cantar de los pájaros que se encontraba en los árboles que rodeaban el claro, cerré mis ojos y respiré profundamente dejando que el aire llene mis pulmones.

—Cuánta tranquilidad ¿no?— habló Alby con voz suave—Difícil de creer pero no siempre fue así—nos miró por unos segundos—Tuvimos días oscuros, perdimos a muchos por el miedo—dijo con un poco de dificultad—El pánico—nos detuvimos para observar el claro, los cálidos rayos del sol iluminaban y llenaban de serenidad aquel lugar—Hemos llegado muy lejos, se estableció el orden, creamos paz—posó su mirada en el castaño y en mí.

—¿Por qué nos dices esto?—cuestionó Thomas con voz baja.

—Porque no son como los otros—contestó Alby con seriedad—Son curiosos, pero son de los nuestros—el moreno nos tendió un cuchillo—Tienen que saber lo que eso significa—el castaño a mi lado tomó el cuchillo mientra veía fijamente a Alby.

El líder apuntó hacia una de las paredes del laberinto que se encontraba tallada con nombres, con Thomas nos fuimos acercando lentamente, y pude apreciar que algunos de los nombres estaban tachados.