Minho nos fue guiando por el bosque que existía en el claro, contadas fueron las veces que entré a este lugar luego de lo que pasó con Ben, no me consideraba una persona asustadiza, pero aquel suceso fue algo traumático, cuando me perdía en mis recuerdos de aquel día aún podía sentir al rubio asfixiarme, negué con la cabeza intentando sacar aquello de mi mente. Centré mi atención a mi alrededor me permití admirar los árboles que tapaban el ingreso del sol, pero aun así pequeños rayos de luz se filtraban por el bosque como si danzaran en medio de la sombra que nos brindaban los árboles, el suelo de tierra era adornado con hojas caídas, musgo y algunas ramas secas, cada uno de nuestros pasos crujía bajo nuestros pies. Me permití dar una larga respiración sintiendo la naturaleza en su máxima expresión, el cantar de los pájaros lo hacía aún más armonioso, pero todo fue interrumpido cuando Thomas habló.
—Oye—llamó la atención de Minho—¿A dónde vamos?—solté un pequeño suspiro ante la interrupción de mis pensamientos.
—Ya verás—le respondió el pelinegro que se encontraba delante de nosotros.
Llegamos a una choza que se encontraba justo en el medio del bosque, se veía algo ladeada.
—¿Es seguro entrar ahí?—pregunté al aire—Pareciera que en cualquier momento se desmorona—examiné la estructura.
—No se caerá ___—me contestó Minho—Vamos, entra—abrió la puerta—¿O quieres que te ayude a entrar? Te puedo cargar como esa vez—me susurró esto último, dios, lo que más quería era que ese asiático de fuertes brazos y gran espalda me tomara entre sus brazos, como la vez que choqué contra él en el laberinto, sentí mis mejillas algo calientes ante mis pensamientos.
—Estás un poco roja ___—sentí a Thomas examinar mi cara—¿Tienes fiebre?—me preguntó un poco preocupado.
—No es nada, solo me dio calor la caminata—le respondí un poco nerviosa—Sólo entremos de una vez—empuje al castaño para que entrara, sentí una pequeña carcajada de Minho quien venía atrás de mi.
Al entrar y ver al interior de la choza, pude apreciar una especie de mesa en el centro que se encontraba tapada con una sábana o manta blanca, en las paredes unos rectángulos de madera con números tallados en ellas, dibujos de partes del laberintos con más números. De repente Minho tiró de la sábana y pude ver una mini réplica de laberinto, era muy bonito la verdad, hasta en el centro se podía apreciar el claro y el bosque en toda la esquina.
—El laberinto—nos dijo Minho—Completo—se encontraba con ambos brazos apoyados en la mesa, eso brazos musculosos, podía ver como se marcaban por su polera, ya los había sentido un mi cintura y fue una sensación que encantada volvería a repetir, espera un segundo, frene mis pensamientos dijo ¿el laberinto completo?
—¿Acabas de decir el laberinto completo?—pregunté algo conmocionada.
—Creí que seguían haciendo mapas—habló Thomas quien al igual que Minho se encontraba con los brazos apoyados en la mesa.
—No hay más mapas que hacer—nos respondió el pelinegro, lo miré algo impactada por la confesión del asiático—Yo mismo he recorrido cada centímetro, cada ciclo, cada patrón—empecé a poner mi completa atención en la réplica del laberinto detallando los pasillos creados por ramas de los árboles—Si hubiera salida ya la hubiéramos encontrado—su voz sonaba algo cansada.
—¿Por qué no se lo haz dicho a nadie?—cuestionó Thomas algo impactado, yo me encontraba analizando la situación, la información que nos entregaba Minho era muy delicada, decirle al resto que no había salida era desalentador y acabaria con su esperanza.
—Alby lo decidió—le contestó el pelinegro soltando un pequeño suspiro—Los demás necesitaban creer que tenían esperanza de salir—comenzó a acercarse a nosotros—Pero tal vez ahora sí haya esperanzas—nos miró a ambos, le dió el cilindro a Thomas.
—Es un laberinto, tiene que tener una salida—hablé analizados el mapa—Ahora la cuestión es ¿cómo?—mordí mi labio levemente, sentí la mirada de Minho sobre mí—Puede que eso—señalé el cilindro que tenía Thomas en sus manos— Sea una pista de como hacerlo—me crucé de brazos volviendo mi mirada al mapa.
—Pienso lo mismo—asintió el asiático—Echen un vistazo—se apoyó en la mesa—Hace como un año empezamos explorando estas secciones exteriores—señaló partes del mapa—Y encontramos estos números impresos en los muros de la sección 1 a la 8—había una rocas enumeradas en ciertas posiciones alrededor del mapa—La forma en que funciona es que cada noche cuando el laberinto se altera se abre una nueva sección—Minho pasaba su mirada de Thomas a mi mientras nos explicaba—Así que hoy la sección 6 estaba abierta—señaló el número—Mañana será la 4 y la 8 y la 3—nos fue mostrando todos los demás números—El patrón siempre es idéntico—fui analizando todo lo que nos decía el pelinegro.
—¿Qué tiene de especial la 7?—preguntó Thomas, 7 era el número que se encontraba en el cilindro que sacamos el penitente.
—No lo sé—suspiró Minho mientras se movía de nuestro lado—Pero anoche cuando mataste al penitente la sección 7 estaba abierta—se paró al frente del número 7—Así que debe ser de donde vino—nos miró—Mañana los tres echaremos un vistazo—nos dio un leve sonrisa y con Thomas asentimos levemente.
Escuchamos unos pasos que corrían hacia la choza, pude ver a Clint con Jeff en la entrada.
—Ey—les llamó la atención el pelinegro—Saben que no pueden entrar—su voz era dura.
—Lo siento—habló Jeff—Es sólo que...—les faltaba el aire para hablar.
—Es la chica—lo interrupió Clint
—¿Ya despertó?—saltó Thomas apenas la mencionaron, vaya vaya, así que mi amigo castaño si tenía interés en ella, Clint y Jeff intercambiaron miradas.
—Si, algo asi—la forma en la que lo dijo el moreno fue extraña-.
—¿Pasó algo?—les pregunté mientras me acercaba a ellos, otra vez el intercambio de miradas.
—Sólo vengan—suplicó Clint algo desesperado.
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Espero que les este gustando la historia, las actualizaciones van algo lentas, por la universidad, pero de apoco estoy comenzando a escribir. Muchas gracias a todos los se encuentran leyendo la historia, que tengan linda semana. ⠀
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Entrelazados ♡(Minho y tú)
PertualanganEn un mundo postapocalíptico devastado por una misteriosa enfermedad nombrada la llamarada, la protagonista, una joven valiente y decidida llamada ___, despierta en un lugar desconocido. No recuerda su pasado ni cómo llegó allí. Pronto descubre que...