A lo lejos escuché el cantar de los pájaros, fuí abriendo los ojos de a poco, mi cabeza se encontraba apoyada en el pecho de mi amigo castaño, por lo que me levanté lentamente para no despertarlo, aún era temprano, unos tenues rayos de sol estaba inundando el claro, me estiré un poco, y bebí algo de agua que quedó de la que nos entregó Chuck anoche.
—¿Cómo dormiste?—escuché la voz adormilada de Thomas.
—Bien, muchas gracias por dejarme apoyarme—se fue levantando con pereza.
—Minho debería estar por venir—le ofrecí agua lo cual aceptó.
—Espero que sea luego—comenté—Necesito estirarme un poco—di un pequeño bostezo, escuchamos unos pasos acercándose al pozo.
Por la reja de madera apareció el asiático, quien se agachó para vernos con una sonrisa divertida en el rostro, verlo de esa forma tan despreocupada se me hizo algo fascinante, no eran muchas las ocasiones en las que lo pude ver de esta forma.
—Nos espera un gran día—su brazo estaba apoyado en su rodilla—¿Seguros que no quieren quedarse?—preguntó en tono de broma.
—Ya, Minho—Thomas le dió una sonrisa divertida—Sácanos de aquí—hoy definitivamente sería un buen día, ambos se encontraban de buen humor.
—Muy bien—abrió la reja y primero salió el castaño quien se empezó estirar, el pelinegro me tendió la mano y acepté, el momento en el que nos tocamos pude sentir la calidez de su piel—Estas helada—me dijo mientras me ayudaba a salir.
—Suelo tener las manos frías—le di una sonrisa—Gracias—aún tenía sujeta mi mano.
—Siempre es un placer—me contestó con una sonrisa divertida, nos soltamos lentamente las manos—Les traje esto—le entregó al castaño un tipo de mochila de cuero, que venía con algunos suministros
—Gracias—agradeció Thomas mientras se la iba poniendo.
La mía estaba en manos del pelinegro, que se acercó a mí ayudándome a poner la mochila en mi espalda, para finalmente enganchar la parte del frente, tenía dos correas una que iba sobre mis pechos y la otra que iba por debajo, Minho me miró cuando lo estaba abrochando, mi corazón se fue acelerando, ya que estaba bastante cerca de mí.
—Listo—susurró con voz gruesa
—Gracias—sentía mi cara caliente, y estaba segura que estaba roja.
—Bien—se dió vuelta para mirar a Thomas—Vamos—comenzamos a caminar hasta la puerta del laberinto.
El Área se encontraba tan tranquila y pacífica, varios debían estar aún dormidos, los pájaros aún cantaban y los rayos del sol alumbraban cada vez más el claro.
Cada vez que estaba frente a las puertas del laberinto, me impresionaba lo gigantes que eran, y lo intimidante que se veía, se empezó a escuchar un sonido, indicando que se empezarían a abrir aquellos muros.
—¡Ahora!—escuché la voz demandante de Minho, que me hizo reaccionar rápidamente, por lo que corrí tras él, unos segundos después escuche los pasos apresurados del castaño detrás de mí.
Nuestros pasos eran muy rápidos, mi corazón iba a mil por hora, intentaba regular mi respiración mientras corría, seguiamos velozmente a Minho.
—¡Por aquí!—doblamos en una esquina—¡No falta mucho para la sección central!—su voz sonaba agitada—¡Corran!—nos dijo.
—Vaya—murmuré para mi al ver a mi alrededor, la zona estaba más despejada, por lo que entraba bastante luz, pasamos por un muro que tenía el número 5 en rojo.
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Entrelazados ♡(Minho y tú)
AdventureEn un mundo postapocalíptico devastado por una misteriosa enfermedad nombrada la llamarada, la protagonista, una joven valiente y decidida llamada ___, despierta en un lugar desconocido. No recuerda su pasado ni cómo llegó allí. Pronto descubre que...