Llegamos a un lugar que no había visto, Dunia tampoco me trajo aquí.
Ellos se rieron y empezaban a hablar de cosas que no entendía, pues hablaban de lo que había vivido en este lugar, ya que cuando eran pequeños los padres los trajeron.
Entramos al lugar y era como una taberna, estaba bastante bonita, era pequeña pero acogedora. Me quedé observando las partes de esta taberna ya que tenían en el suelo barriles como asientos. Era muy original y estaba bastante bien.
—Qué bonita —dije.
Estos asintieron y nos sentamos en el fondo de la taberna, donde según dijeron que era su sitio de siempre, ellos hablaban muy animadamente y el ver así a Aslan me hacía sonreír. Su risa era melodía para mis oídos, era una dulce y verdadera. Apoyé mi brazo en la mesa y apoyé mi cabeza en la mano para así observarlos, de repente sentí como todo a mi alrededor desaparecía y solo lo veía a él, me incorporé para estar mejor y solo veía su risa. De vez en cuando dirigía la mirada hacia mí, y le sonreía de lado, en mi mente se podía escuchar una melodía acompañando la escena. Sonreía y cuando el camarero vino aparté la mirada y volví a la realidad.
Al mirar vi que era una camarera que no dejaba de coquetearle a Aslan, la miré mal, le sonreí como diciendo: "No lo intentes, ya tienes pareja" esta parece que no pilló mi mirada por que seguía comiéndoselo con la mirada, por debajo de la mesa apreté los puños enfadada pero después pensé que era una tontería ponerme así ya que bueno, él y yo no teníamos nada, solo éramos amigos. Así me relajé, relajé el puño, las uñas se me estaban clavando en la palma de la mano de tanto apretar, y subí las manos encima de la mesa, para después mirar a la chica y con una sonrisa pedirle lo que iba a tomar.
Ambos me miraron para después añadir:
—¿Estas celosas? —preguntó Dunia mirándome con una sonrisa pícara.
—La miré y me señalé—¿Yo? ¿celosa? Que va —reí.
—No que va... —dijo Aslan riéndose.
—Porque me iba a poner celosa si no tenemos nada.
Al decir esas palabras me golpeé mentalmente, no tendría que haber dicho nada de eso, pero parece que funcionó ya que Aslan cambió el tema, era como si le hubiera tocado el ego.
La misma chica que nos tomó nota volvió con lo que habíamos pedido y acarició el brazo de Aslan, para después guiñarle el ojo.
"No mires lo que está pasando, no te pongas celosa, si no hay nada, él puede tener a la novia que quiera" Dije para darme ánimos y girar la mirada a otro lado.
La chica dejó de zorrearle y se fue para que comenzáramos. Nos pusimos a comer y toda la comida que había ingerido desde que estaba aquí, estaba riquísima, en cada lugar donde comía era mejor que la anterior.
Terminamos de comer, pagamos a la chica y nos fuimos para fuera.
—¿Te acuerdas cuando navegábamos? —dijo Dunia mirando a Aslan.
—Si, que recuerdos... —Lo recordó con una sonrisa. —¿Todavía tienes el barco? —preguntó con los ojos más abiertos que de costumbre.
—Si, pero está hecho un desastre, no lo cuidaron como deberían haberlo cuidado y este se deterioró. —Dijo Dunia con una cara de pena.
—Vaya, bueno ya tendremos otro barco. —Se encogió de hombros Aslan. —Por cierto... ¿Has aprendido a bailar tango? —Preguntó mirándola a lo que está le miró con cara extraña, lo que indicaba que no.
—Va a ser que no, estuve yendo a clases, más las veces que me has intentado enseñar, pero nada de nada. —Se encogió de hombros. —El baile no es para mí —suspiró.
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El Tango (Reescrita)
RomanceAltair se ha criado con sus abuelos desde que tenía diez años. En su cumpleaños número dieciocho los padres optan por ir a por ella, para recuperar el tiempo perdido, o eso es lo que ellos dicen. Desde que se fue de su casa, le ha pasado de todo...