Capítulo 17

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Al dejar a mi hermana nos pusimos rumbo a mi trabajo. Hoy le dije a mi jefe que llegaría más tarde por el problema que tuve, no faltó darle explicaciones. Me dijo que Dunia se encargaría de realizar el trabajo que me había dejado con las indicaciones previas.

—¿Qué tal con el abogado?

—Bueno, no sé, no me resulta nada confiable la verdad.

—¿Y eso? —preguntó Aslan sin apartar la mirada de la carretera.

—La forma que tenia de hablar con nosotras, eso de que se enteró por que escuchó a hablar a uno de sus compañeros y quiso hacerse cargo de nuestro caso.... Son cosas que no me cuadran la verdad. —Hice un mohín con el labio.

—No te preocupes, hablaré con alguno de los amigos que tengo y vemos a ver si ese hombre es abogado o no.

—También hablaré con el abogado que pasó de mis padres por los chanchullos que estos tenían.

—Si, eso habrá que hacer. —Dijo él aparcando el coche enfrente de la puerta de mi trabajo.

Me acerqué a él para depositar un beso en sus labios y este quiso profundizarlo más, el calor que emanaban de nuestro cuerpo se podía notar a cien metros de distancia. Me separé de él para recomponerme, ese beso había sido ardiente, pasional, se notaba que ambos nos deseábamos como el primer momento en que bailamos juntos. Bajé del coche para después despedirme de él con la mano, cuando vio que ya entraba se fue a su trabajo.

Saludé a mis compañeros y me dirigí hacia mi despacho en el cual se encontraba Dunia hablando con alguien, al verme me hizo un gesto con la mano y esperé. Al terminar añadió.

—Era la médica para decirme el sexo del bebé.

—¿Qué será? —pregunté sentándome en mi zona. En el despacho había dos mesas con dos sillas.

—Un niño.

—Bien, tenemos que llamar a la mujer que vende las bombas de humo para que en uno de ellos meta el color azul.

—Ya está hecho, mientras hablaba por teléfono con la médica estuve mandándole un correo a la mujer, está me respondió al instante, seguro la pillé revisando el correo.

—Perfecto, ahora solo falta ir al lugar, organizar la fiesta y a celebrar.

—Pues sí. Ahora bien, ¿Qué tal con el abogado?

—uf... no sé qué decirte la verdad, hay algo en el que no me trasmite nada bueno.

—¿Y eso? —preguntó interesada.

—cómo hablaba con nosotras, vale que alomejor el hombre entiende de eso y tal, pero sacó de la nada mi caso, según dice que lo oyó de su compañero y quiso hacerse cargo.

—Eso suena algo raro.

—Lo sé, pero tengo que hablar con el abogado que declaró en contra de ellos. Solo que no siguió con las cosas oscuras que tenían, si es cierto que ese hombre trabaja con él o no lo descubriremos. Aslan se pondrá en contacto con conocidos para ver si este hombre es legal o no.

—Vaya tela tienes chica...

—Además de verdad —resoplé.

Nos pusimos a organizar todo bien para la fiesta de descubrir el sexo del bebé. Nos dijeron que cuando la médica nos diera el resultado que organizáramos la fiesta, así que llamamos a la persona para decirle que ya sabíamos el sexo del bebé que cuando ella quisiera podríamos empezar a hacerla, se puso muy contenta y nos dijo que para mañana si podría ser posible, dijimos que sí. Colgamos y nos pusimos a cuadrar lo que teníamos.

El Tango (Reescrita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora