Maria Victoria Pov
—¿Podrías aceptar ser mi novia?–pateaba las piedras que nos rodeaban.
—¿Por qué lo haría?—Sus labios besaron mi bícep exactamente sobre el tatuaje del templo. Su mirada estuvo fija en la mia en todo momento. Tragué forzosamente, fallando en el intento de desviar mi mirada de sus hermosos ojos.
—Porque es demasiado obvio que ambas no podemos mantenernos alejadas la una de la otra–tomé su mano.—Lo pensaré–se abrazó a mí, poniéndome nerviosa—Este es el momento en donde me abrazas–rodeé mis brazos en su cintura.
—Tus deseos son mis órdenes, Luna—su rostro buscó lugar en mi pecho mientras observábamos la luna en todo su esplendor, rodeada de un mar de estrellas. Su cuerpo temblaba un poco, preocupándome, me quité rápidamente mi chaqueta cubriéndola, escuchándola soltar un suspiro por la calidez. La atraje, besando suavemente su frente.
—¿Ves? Soy la mejor opción para ti y lo sabes–susurré.
—Pero también a la vez algo arriesgado–sus manos buscaron mi rostro—No digo que no quiera, pero es algo loco por la distancia.
Rodé los ojos haciendo un puchero, el cual la castaña besó. Bajé mi beanie para cubrir el calor que subía a mi rostro.
—Ojitos, sabes que amo verte–sus manos subieron mi beanie para ser recibida por su radiante sonrisa—Me encanta verte sonrojada.
—No ayuda que tengas ese efecto en mí–señalé su rostro con falso enojo.
—¿Solo eso?–sus manos buscaron lugar en mi cintura—porque puedo hacer una larga lista de cuántas veces te he encontrado mirando algo más que mi rostro.
Las posiciones se habían invertido, ahora mi rostro se escondía en su cuello por la vergüenza. Su carcajada inundó la noche, haciéndome sentir infinita el solo tenerla a ella, estar en la playa observando las estrellas sin ser molestadas me encantaba.—Deberíamos volver, mañana podemos regresar–me separé, tomando su mano y caminando de vuelta a la habitación.
—A veces desearía que no tuviéramos que estar escondiéndonos–suspiré.
—Lo sé, pero fue lo que escogimos–le dio un suave apretón a mi mano—Quisiera a veces solo esconderme al sentirme tan expuesta por hacer cosas simples: ir de fiesta, besarte, salir con amigos. Amo a mis fans, pero a veces no puedo evitar sentirme solo un producto y no una persona.
Me quedé en silencio al no saber qué decirle, ya que ambas estábamos de acuerdo en ese aspecto. Me acerqué para besar su mejilla y alejarme rápidamente al sentir la vergüenza subir a mi rostro. Sus ojos se convirtieron en media luna, pero antes de que pudiera decir algo, aparecieron unos fans rodeándonos, haciéndome soltar su mano en el proceso. Me fue tedioso firmar autógrafos y sentir los flashes inundar mi rostro, intentaba terminar lo más rápido, más al notar a mi castaña alejarse de manera lenta mientras sus ojos se encontraban tristes, lastimando mi corazón.
Más fans. Más autógrafos. Y mi castaña cada vez se alejaba más.
Empecé a correr lo más rápido que me permitieron mis piernas, sintiendo mis pulmones arder con cada zancada. Su cabello apenas se notaba entrando al hotel, aceleré más, deteniéndome a pasos de ella para recuperar un poco el aire. La abracé por atrás, soltando pequeños besos en su espalda mientras pequeñas disculpas salían de mis labios. Su cuerpo se encontraba relajado con cada beso.
Al sentirla más tranquila, me coloqué a su lado, siendo guiada por ella hasta quedar de frente a su habitación.
—Te veo mañana–me miró de manera incrédula, metiéndome con ella sin dejarme decir algo más.
—Te he extrañado demasiado como para dejarte ir–caminé hasta su cama para notar mi maleta al lado de la suya—Digamos que me ayudaron para quedar juntas.
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kissing your scars
FanfictionPequeños momentos del día a día de esta pareja. -No le voy a escribir. No hay posibilidades de que me vaya a responder, Andrea-suspire entregándole mi celular. -Oh vamos, al menos desahógate para no seguir pensando en eso. -¿Qué le voy a decir? Ay...