Visitas

200 16 1
                                    

Selene Pov

—¿Me estás diciendo que afuera está tu familia?

—Ujum—asintió comiendo unas gomitas.

—Cosa de todos los días—Se encogió de hombros—Claro que no lo es—le lancé mi sudadera al rostro.
No se inmutó en quitarse la prenda de la cabeza y continuó comiendo tranquilamente.

—Sé que no estás molesta, pero tampoco asustada. No logro entender el problema—finalmente dejó la sudadera en la cama para botar el plástico en el cesto.

—Si no se te olvida, estábamos haciendo ruidos muy fuertes—su rostro se puso rojo—Todo se acabó cuando nos tumbaste de la cama.

Me observé en el espejo, notando el pequeño moretón que empezaba a ponerse morado. Victoria se acercó, tomando mi rostro entre sus manos—Tranquila, yo inventaré una excusa. No te preocupes—besó mi frente mientras bajaba el suéter con cuidado de no lastimarme.

—Siento que daré una mala impresión—sus manos jugaban con mis mejillas—¿Cómo puedes estar tan tranquila?—fruncí el ceño.

—Porque ya les he hablado miles de veces sobre ti y estaban tan cansados que me obligaron a traerlos y que te conocieran—carraspeó.
Nos detuvimos al escuchar susurros que venían de la puerta y comentarios graciosos.

—¿Qué creen que están haciendo?

—Cogiendo, no creo.

—¡Mamá!, $20 a que sí.

—Yo creo que están regañando a Victoria.

—Sí, eso es—se escuchó unísono.

Una Victoria chasqueó la lengua, negando con la cabeza, mientras yo abría la puerta corriéndome a un lado para ver cómo los hermanos de Victoria caían al suelo y los papás de esta solo me miraban tímidos.

—Un gusto en conocerlos—extendí mi mano para ser atrapada en un abrazo de oso por parte de todos—Oh, esto es cómodo.

—Metiches.–La peliblanca de ojos azules exclamó.

—Se tardaban mucho y queríamos conocerla.–por el parecido deducía que es su hermana

—Que no se les olvide que es mi novia—¿Notaba celos? Una ojitos posesiva

—Siempre tan posesiva, Victoria—el tono burlón de su hermana me daba risa.

—No quiero interrumpir el momento entre hermanas, pero podrían ayudarme—Ya empezaba a dolerme el cuerpo.
—Ok, familia es suficiente, ¿pueden devolverme a mi novia?—Se abrió paso entre todos para atraerme hacia ella dando pequeñas palmadas en mi espalda.

—Creo que esta plática la podemos continuar en la sala.—Victoria se adelantó empujando a su familia afuera de la habitación.

—¿Vamos?—me asusté al notar que alguien seguía en la habitación conmigo—Tranquila, no te quería asustar.

—Pensé que Victoria te había sacado junto al resto.–la pelinegra se asomó rápidamente a la puerta para volver hasta a mí.

—Ya que ella te dejó sola, yo esperé para escoltarte a la sala—extendió su mano tomando ligeramente mi muñeca—No quiero morir tan joven.

—¿Por eso me agarras la muñeca?

—Amo mi vida, Selene—la mirada asustada me sacó una carcajada.
No entendí su repentino miedo hasta que entramos en la sala y todos se voltearon quedando en silencio. Confundida, me giré para notar que no había nadie detrás de nosotras.

Sonreí nerviosa—¿Qué estás planeando?
—Tengo tiempo sin molestar a mi hermana. No te preocupes, se va a enojar conmigo.

Oh no, ¿Dormiré por primera vez en el sofá?

—Bienvenida a la familia, te acostumbrarás a dormir de vez en cuando en el sofá y notarás que no es tan malo.—las palabras dichas por su papá se quedaron dando vueltas en mi mente y más al notar a una ojiazul escrutaba con la mirada la mano de su hermana en mi muñeca.

Su agarre era suave, lo que me facilitó soltarme fácilmente—Cobarde—masculló.

—No quiero dormir en el sofá—me crucé de brazos.

Las preguntas no eran para nada incómodas, podría decirse que eran mucho más graciosas y acompañadas de anécdotas sobre una pequeña Victoria.
—Mi hermana siempre ha sido muy torpe y junto a eso muy testaruda. Nunca quería aceptar que sus planes fracasaban.

—No fracasaban, solo necesitaban un par de arreglos—un gran puchero se instaló en sus labios y me costó demasiado aguantar las ganas de besarlo.

—Ten—tomé la servilleta confundida—Para que te quites la baba de tanto mirar a mi hermana.–la pelinegra grababa todo   riéndose.

Eludí su mirada burlona y la empujé del sillón para poder acostarme en el sillón.
—¿Así le enseñan a tratar a sus invitados?

—Te puedes sentar aquí—Victoria no perdió el tiempo y de manera ruda empujó a su hermana hasta el otro sillón para correr y levantar mis piernas poniéndolas en su regazo.

—No pensaba que fueras tan celosa—tomé sus manos besando cada una.
Torció los ojos mientras se pegaba más a mí buscando mimos—No soy celosa.

—¡Testaruda!—se escuchó vagamente desde el otro lado de la sala por parte de su hermana.

—¡Que no lo soy!–mi ojiazul agarraba discretamente un cojín.

Admiraba la escena aceptando con gusto las palomitas brindadas por su mamá—Espera a que lleguen a la mejor parte.—pellizco ligeramente mi mejilla guiñándome el ojo.

Me sonrojé al sentirme abarcada de tanto cariño. Un ruido me hizo volver la vista para notar cómo los cojines salían volando de un lado para otro. Tenía miedo al notar cómo uno casi golpeaba mi set de estatuillas.

—¡Alto!—todos en la sala quedaron quietos mientras yo señalaba ambas—Quiero mi sala en menos de dos segundos arreglada.

Pequeños murmullos y miradas orgullosas me seguían—Primera vez que noto a Victoria hacerle caso a alguien que no sea a sus papás.

Me estiré para nuevamente notar una peliblanca arrepentida abrazarme repartiendo besos en mi rostro y de camino robando mis palomitas. Fue gracioso ver los álbumes de fotos y cómo cada vez ojitos se escondía en mi pecho.

El ambiente cambió al tener que su familia retirarse para volver a tiempo a su hogar.—Tu familia es muy agradable, amor.

Besé dulcemente sus labios mientras acariciaba suavemente su cintura—Me hicieron enamorarme mucho más de lo que estoy—besaba brevemente sus labios, cuello y manos.

Sus ojos se cerraban debido al sueño dejé un último beso en su frente grabando en mi mente el hermoso azul de sus ojos en mí mente—Te amo, Ojitos.

kissing your scars Donde viven las historias. Descúbrelo ahora