—¿Seguro que puedes con ellos? —me detuve titubeante, observando a los cuatro pequeños que me miraban aburridos.
—Sí, no creo que vaya a pasar algo —le robé la última uva que le quedaba.
—Si no puedes con ellos, puedes llamarme y vendré rápido —me señaló con el dedo para tomar su bolso y ser acompañada hasta la puerta por mí.
Asentí, dejando un último beso en su mejilla y viéndola desaparecer por la puerta. Me giré para notar que ninguno de las mascotas estaba en la sala.
—¡Mierda! —caminé lentamente hacia la cocina para encontrarla vacía. Suspiré al notar la puerta del cuarto abierta y cuatro pequeños acostados a lo largo de la cama del lado de mi castaña—. No puede ser que la extrañen más que yo.
No puede ser que esté hablando con ellos.
Miré la habitación buscando algún juguete o algo que llamara la atención de ellos, para rendirme al ver a Honey gruñirme por intentar acercarme a ese lado de la cama. Me acosté resignada en mi lado, siendo ignorado nuevamente.
Encendí la tele y conseguí la atención de los cuatro al poner por accidente "Paw Patrol", notando a Negrito mover la cola acostado al lado mío, una Honey al borde de la cama y una Tabi en la almohada de la castaña, acompañada de Cleo.
Lo más raro de todo fue tener a un Negrito buscando mimos mientras sus ojos no se movían de la televisión, hasta yo me entretuve.
—¿Se enojará si nos pasamos viendo tele hasta que llegue? —no pude evitar sonreír al notar que hoy había maratón de la cómica.
Eran las 9:00.
Había pasado alrededor de una hora cuando la puerta del cuarto fue abierta por una castaña agotada, la cual no tardó en quitarle el puesto a Negrito para ocuparlo ella.
—Hola amor —mis ojos seguían en la tele mientras tanteaba con mis dedos su rostro para repartir pequeñas caricias.
—Ouch —solté un pequeño "lo siento" para seguir con mi labor. Estaba en la parte más importante del capítulo cuando apareció el rostro de mi castaña con un gran puchero—. Préstame atención.
—Lo estoy haciendo —tanto Negrito como yo nos movimos a un lado, volviendo a tener a la vista la televisión. La mano de mi castaña pellizcaba mi mejilla sin parar.
—Ni mis hijos me prestan atención por ver la televisión —de reojo noté cómo jugaba con la sábana de la cama de manera resignada.
Dos capítulos más y se terminaba el maratón.
—Falta poco —el flash del celular me cegó por un momento—. ¿Y eso?
—Nunca están tan tranquilos y debo aprovechar la ocasión para fotos —volví a sentir el flash.
Mis dedos se paseaban entre su cabello desordenándolo, escuchando sus quejas sin dejar de tomar fotos.
El ruido de la lluvia nos distrajo por completo, opacando casi por completo el sonido del televisor y durmiendo a los pequeños. Mi mirada no tardó en moverse a la castaña en mis brazos, que observaba con un pequeño brillo las gotas golpear la ventana.
—Quería ir a una cita contigo, pero está lloviendo —acomodó nuevamente mi mano en su cabello para que continuara con las caricias.
—¿Qué tenías planeado? Quizás lo podamos hacer de todas formas —trazaba pequeños dibujos en mi camiseta.
—¿Un picnic? Quizás también pasear —un pequeño sonrojo inundó su rostro.
—Mmm, el picnic lo podemos hacer con unos cojines en la sala o, si quieres, aquí. También podrías pintar mis tatuajes, ya que siempre dibujas en ellos —sus ojos se iluminaron ante lo último y se levantó rápido buscando los pinceles y pintura.
Me levanté para colocar una toalla en la cama, para evitar manchar, y quitarme el suéter, quedando todos mis tatuajes a la vista.
Mi castaña se tropezó conmigo, quedando completamente roja al agarrarla por la cintura, dejando mi pecho al descubierto.
—Acuéstate —me reí, siendo empujada por ella, quedando boca abajo.
El simple hecho de sentir sus pinceladas suavemente pasando por mi espalda me hacía sentir adormilada, pero cada pequeño momento en que me dormía, mi castaña me despertaba con pequeños besos.
—No te duermas, ojitos —el tono tan tierno con que lo dijo fue acompañado con un beso, el cual le devolví, provocando una sonrisa boba en sus labios.
—Me está gustando cómo quedando —intentaba no apoyar totalmente su cuerpo sobre el mío, pero me imaginaba que era incómodo hacer eso al mismo tiempo que pintar.
—Amor, hago el suficiente ejercicio y tu peso para nada me va a lastimar, siéntete cómoda —pequeñas quejas salieron de sus labios mientras se sentaba totalmente sobre mi espalda, sacando carcajadas al sentir su cuerpo tenso.
—No te burles —pequeños golpes dio en mi cabeza con el pincel, haciéndome reflexionar sobre cada una de mis bromas.
—Me rindo —me apoyé nuevamente sobre mis manos, volviendo a cerrar los ojos, escuchando de fondo "REM" de Humbe inundar la habitación, siendo iluminada con luces azules.
Un beso en mi cuello me despertó, apareciendo al frente mío una pequeña foto Polaroid de mi espalda perfectamente pintada de tonalidades azules y marcas de besos rodeándolo.
Con una pequeña seña, me levanté, teniendo cuidado de no arruinar la pintura. Me pare frente al espejo, admirando o intentando observar algo de mi espalda, reluciendo una enorme sonrisa al notar a mi castaña jugar con sus manos tímidas.
—Mi novia es una artista —me empecé a acercar a cortos pasos—. Cantante, modelo, multifacética, una completa artista —con cada paso se ponía más tímida y eso me encantaba.
—Hermosa, demasiado hermosa para mí pobre corazón y una madre perruna maravillosa —me detuve, dejando un pequeño espacio entre nosotras para dejarla recuperar su tono—. Mi hermosa novia.
Sus brazos se mantenían tímidamente detrás de su espalda, mientras su sonrisa permanecía oculta por el tic de morderse los labios, lo que la hacía lucir más tierna. Sus pecas inundaban su rostro, mezclándose con un ligero sonrojo, y su cabello era movido por una pequeña corriente de aire, con destellos azules gracias a las luces. Todo esto provocando que mi corazón latiera de manera desbocada, confirmando que jamás en mi vida estaré con alguien más que no sea con esa pequeña castaña que alguna vez me escribió por Instagram.
—Me gustas demasiado, hermosa —sus ojos se iluminaron—. En realidad, siento mucho más que eso, pero sé que aún no te sientes preparada para escucharlo y puedo esperar el tiempo que sea necesario porque mi intención es hacerte sentir amada y cómoda —la atraje suavemente para terminar uniendo nuestros labios en múltiples veces, acompañados de pequeñas sonrisas y una tarde llena de recetas fallidas, peleas de almohadas y muchos mascotas regadas en nuestra cama.
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kissing your scars
FanfictionPequeños momentos del día a día de esta pareja. -No le voy a escribir. No hay posibilidades de que me vaya a responder, Andrea-suspire entregándole mi celular. -Oh vamos, al menos desahógate para no seguir pensando en eso. -¿Qué le voy a decir? Ay...