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No eres una acosadora.
Ni si quiera lo conoces.
No te puede importar menos su vida
Se repitió la castaña cuando finalmente decidió encaminarse hacia la cabaña de letrinas donde vio a los hijos de Ares llevar al nuevo ingreda del campamento, no le importaba pero al mismo tiempo odiaba que aquellos molestosos y egocentricos mestizos lastimaran cada vez que podían a los campistas que consideraban inferiores a ellos.
Sin embargo, Chris sabía que Clarisse no consideraba a aquél rubio "inferior" los rumores decían que había asesinado a un minotauro, eso era bastante para alguien de su edad y sin entrenamiento, debía sentirse intimidada por él.
A sus 12 años creía que ya lo había visto todo, una vez vio al señor D rasurarse sus belludas piernas con la tonta excusa que era algo que hacías los "jefes" que usaban patanloncillos como él.
Pero ver como Clarisse y sus secuaces eran mojados con la misma agua del retrete donde intentaron meter la cabeza de nuevo mestizo era algo que jamás creyó que necesitaba ver antes de morir.
Hasta ahora.
Chris se hizo a un lado cuando la hija de Ares pasó junto a ella dedicándole una tosca mirada de "Si dices algo te asesino" antes de irse de allí y evitar más problemas, seguramente con el ruido que se había causado la presión de agua en los compartimientos del baño, las personas responsables del campamento no tardarían en ellas.
Percy miraba dudoso todo el daño que había causado a su alrededor, esperaba que ser un hijo de cualquier dios cubriera los gastos en reparaciones de aquel baño, de lo contrario, tendría que trabajar en alguna mina de duendes.
En todos los lugares o escenarios en los que se imaginó encontrar a aquella hermosa castaña de ojos avellanas con forma venado... el baño nunca formó parte de unos de ellos.
—Puedo explicarlo—Se atrevió a decir cuando vio a Chris de brazos cruzados y a cierta distancia frente a él.
Realmente era hermosa, Luke tenía razón, no parecía una hija de Afrodita y mucho menos tenía los rasgos de alguno de ellas pero, por unos instantes Percy creyó ella era como se imaginaba a la Diosa del amor.
Aun era pequeño para decirlo porque la única interacción que había tenido con niñas durante sus cortos 12 años era ellas hostigándolo de la peor forma, justo como la horrenda Clarisse, justo como todas en su anterior instituto.
Pero Chris era... simplemente perfecta.
—Claro que no puedes—Se burló la castaña sin apartarle la mirada, admitía que nunca había visto unos ojos tam claros, azules y profundos como los de él, de cierta manera le hacían recordar al océano, sentía envidia, a ella le había tocado nacer con sus ojos color tierra.
