17 | conociendo a la diosa de la caza

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—No voy a dejarte ,Percy Jackson—Susurró segura la castaña dejando de sollozar, no se iría de allí antes de intentar hacer algo

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—No voy a dejarte ,Percy Jackson—Susurró segura la castaña dejando de sollozar, no se iría de allí antes de intentar hacer algo.

Sin esperar más caminó a la parte trasera de la silla vio un extraño mecanismo, necesitaba el cerebro de su mejor amiga o el de la madre de ella, quizás así sabría que hacer.

Las dioses siempre sabían que hacer, y Annabeth también.

Quizás...

Su madre.

Ella podía ayudarla.

Podía regarle que la perdonase.

Debía intentarlo.

La joven miró la pulsera de oro en su mano para quitársela y dejarla en el suelo mientras de arrodillaba frente a ella, debía estar loca pero no dejaría a Percy, no cuándo prácticamente le había dicho que estaba enamorada de ella.

Justo como lo estaba de él.

Chris soltó un jadeo cuando la fina punta de la pequeña daga que Annabeth le había prestado a voluntad pasó por la palma de su mano haciendo un gran corte en ella y cuando la sangre comenzó a brotar de esta, no dudó en regarla sobre la pulsera y rogarle a su madre en su mente.

Por favor.

Por favor.

Estaba comenzando a perder las esperanzas cuando los minutos transcurrieron y nada pasaba, no le importó si más sangre comenzó a emanar de su mano, el dolor que sentía en la herida no se comparaba con el que sentía por dentro.

Necesitaba a Percy.

—Jamás creí que la primera vez que vería a mi hija... sería porque me rogaría salvar a un mocoso detestable—Escuchó detrás de ella y asustada se giró de rodillas para levantar su cabeza y mirar ahora a un imponente castaña rojiza de ojos oscuros como ella analizarla como si de un animal indefenso se trataba

—Madre—Susurró la joven con alegría levantándose del suelo y con una mueca la Diosa miró la mano de su hija para extenderle un dorado trozo de dulce.

Ambrosia.

—Gracias—Dijo la de ojos oscuros nerviosa cuando su herida comenzó a sanar, era la primera vez que via a su madre, no era la mejor situación pero, estaba feliz, ella lucía justamente como la Diosa—Mamá...

—No—Interrumpió tomando una postura firme para observar fijamente el rostro de Chris, ella era su copia exacta a su versión de niña, era de ella, no de su padre

—Por favor

—Desde que llegó ese niño al campamento,
haz dejado de pensar en ti misma—Reiteró enojada, no solía interferir en esos asuntos pero si su hermano lo hacía ¿por que ella no?

𝙏𝙃𝙀 𝘼𝙍𝘾𝙃𝙀𝙍 - pjoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora