capítulo 20

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—¡Mantente lejos de mí, bestia!

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—¡Mantente lejos de mí, bestia!

Me aferré fuertemente a la linterna y la balanceé frente a los ojos del tritón para evitar que se me acercara más. Como antes, fue completamente inútil. Agares simplemente no parecía molesto y, como un león desafiado por su presa, abrió la boca para revelar hileras de afilados dientes blancos. Se volvió a aupar con su mano y avanzó hacia mí hasta que su cuerpo me bloqueó por completo a la esquina.

El aroma hormonal único que exudaba su cuerpo llenaba el aire, y mi estado mental pareció haberse quebrado debido a eso. Mi instinto de autodefensa me hizo presionar el interruptor de descarga eléctrica de la linterna y apuñalarlo en el pecho de hierro del tritón sin mayor reflexión.

Se escuchó un sonido de "szzzz" y el cuerpo de Agares se sacudió por un rápido segundo, seguido inmediatamente del olor a piel y carne quemadas precipitándose directo a mi nariz. Sin embargo, el tritón no se molestó en recular, sino que me agarró el brazo y lo presionó contra la pared.

—¡Suéltame! ¡Vete a la mierda! ¡No me obligues a lastimarte!

Grité incoherentemente mientras usaba mi otro brazo libre para asir la linterna y apuntar las corrientes eléctricas al brazo de Agares que retenía mi brazo derecho, dejando una cicatriz blanca. Admito que perdí por completo mi racionalidad y estaba actuando como un niño irritado resistiéndose locamente. Dios sabía cuánto quería ser intrépido porque en este momento, ¡estaba dispuesto a deshacerme de todo mi supuesto espíritu de investigación y resultados de estudio en mi mente solo para poder empujar al piso al tritón doble cara, malicioso y embustero y apalearlo violentamente de una vez por todas!

En realidad, mi fuerza no estaba para nada cerca de la del músculo grueso y bien entrenado de una bestia despiadada: básicamente incomparable. Agares sujetó fácilmente mis dos manos sobre mi cabeza, luego arrancó la linterna entre mis dedos y la lanzó a un lado.

Agares entornó un poco los ojos y me miró con una mirada tanto obsesiva como juguetona, como si pensara que mi obstinada resistencia era mi forma de coquetear con él. Sentí sus enormes y mojadas garras moverse para sostener mi nuca, levantando su cabeza sobre la mía. Antes de que pudiera emitir algún sonido de exclamación, la sombra de su rostro inminente colocó una sensación fría sobre mis propios labios.

¡Oh! Quise gritar, pero solo salió un gemido.

El recuerdo de haber sido violado sexualmente por el tritón aún permanecía vivido en mi mente, y no pude evitar temblar violentamente por el miedo y la humillación. Por reflejos condicionados, mordí el frío labio que me estaba presionando. Inmediatamente, mi boca se rebalsó con el sabor de la sal y la sangre metálica, pero Agares no se molestó en preocuparse, presionó mi nuca contra la pared y comenzó a besarme con más profundidad y vigor. Su lengua como pitón taladró directamente mis dientes apretados, sin reto alguno, e invadió cada centímetro de mi boca, dejándome sin aliento. Era como un experto en el amor hechizando fácilmente a alguien para doblarlo, pero también [un experto en el amor] mimando a un niñito, usando una comodidad reconfortante.

𝒅𝒆𝒔𝒉𝒂𝒓𝒐𝒘 𝒎𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏/𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora