capítulo 37

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Me caí de la cama al suelo por el espanto, pero me las arreglé para volver a ponerme de pie

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Me caí de la cama al suelo por el espanto, pero me las arreglé para volver a ponerme de pie. Sin embargo, el repentino sonido de un trueno golpeando el cielo nocturno me hizo tropezar un par de pasos atrás, conmocionado. Me apoyé contra la pared detrás de mí mientras miraba horrorizado la sombra oscura mezclada con las intermitentes luces blancas provenientes del exterior de la ventana.

Otro trueno explotó antes de que pudiera descubrir qué era, y al mismo tiempo, vi la sombra moviéndose repentinamente. Antes de darme cuenta, la ventana de cristal del camarote fue destrozada con un gran agujero del tamaño de un puño. Una garra pálida y palmeada atravesó el agujero y estaba buscando a tientas el cerrojo metálico de la ventana, y con solo un "ka", este se rompió.

Ese era... ¡Agares!

Hui instintivamente hacia la dirección de la puerta. No me molesté en encender la luz y simplemente intenté abrir los cerrojos de la puerta tan rápido como pude. ¡Oh, cómo odio en este mismo momento que la puerta se haya construido con dos cerrojos, uno arriba y otro abajo! En estado de pánico, por alguna razón, la maldita puerta, como si hubiera desaparecido, no se abría. Ya sentía el aire frío y húmedo que se avecinaba por atrás, y no pude evitar soltar un estremecimiento antes de girarme rígidamente.

El brillo del rayo fue eliminado por la silueta negra frente a mí, la cual me cubrió por completo bajo su neblina.

A la luz blanca moteada, se me era difícil ver la expresión de Agares con claridad, aparte del contorno de su espeso cabello en su cabeza mientras se inclinaba y acercaba a mi cara. El sonido de la respiración de Agares era bastante vago e indistinguible en medio de la tormenta ensordecedora, pero aun así podía escuchar su ritmo pesado y rápido, su aliento húmedo y violento como el viento del mar rociándose frente a mi rostro.

Me quedé pegado a la puerta, esperando que un pequeño espacio por detrás pudiera abrirse para que me pudiera esconder. El repentino pánico y una fuerte sensación de vergüenza me pusieron los nervios de punta al mismo tiempo. Sabía muy bien que mi mitad inferior todavía estaba completamente erecta, ya que no tuve tiempo para acabar, y no solo eso, mi ropa era un desastre. ¡Podía imaginar exactamente cómo me veía en los ojos de la bestia ahora mismo!

—Desharow, ¿por qué... no esperarme?

En medio del estruendoso trueno, un suave murmullo llegó vagamente, pero inesperadamente, pude distinguir lo que dijo. Agares claramente estaba reprimiendo su enojo porque no lo esperé, e incluso alcanzó rápidamente la velocidad del barco y me observó desde fuera de la ventana. Tal vez, recién en la oscuridad, me atrapó masturbándome...

Al pensar en esta idea, no pude evitar mi creciente vergüenza y giré la cabeza hacia un lado. —Yo... No hay razón para que te espere, Agares. ¡No deberías haber vuelto! Tú... —dije vagamente.

Mis palabras decayeron cuando una gran fuerza me levantó en el aire y me empujó firmemente contra la pared. Entonces, mis labios fueron bloqueados forzosamente y ​​besados ​​con intensidad cual ferviente tormenta en formación. Ese ataque tan repentino me tomó por sorpresa, rompiendo mi línea de defensa psicológica. Quedé completamente estupefacto. El forzudo brazo del tritón me abrió las piernas a la fuerza, las que habían estado juntas debido al miedo. La cola de pez logró meterse entre mis muslos, y comenzó a frotarse hacia arriba y hacia abajo con entusiasmo.

𝒅𝒆𝒔𝒉𝒂𝒓𝒐𝒘 𝒎𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏/𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora