capítulo 79

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Volumen V - "Oscuridad invasora, La cueva oceánica en Hiroshima"

Al recordar la terrible experiencia que sentí hace unos momentos como si me encerraran dentro de un reino fantasmal, me puse nervioso. Tragué saliva y levanté la cabeza. —Entonces, ¿cómo debo evitar y lidiar con los contaminados?

—Hazles saber claramente que me perteneces. Los contaminados todavía me tienen miedo por las feromonas que mi aroma exuda —dijo Agares con un brillo ambiguo en sus ojos, el que después se desvaneció en su solemne oscuridad habitual—. Originalmente podrías haber estado protegido si te unieras conmigo regularmente, pero yo también me contaminé.

Toqué la herida ya curada en su cuerpo, mirando fijamente las manchas que se encogieron al tamaño de agujas debajo de su piel. —Pero tal vez... esto no afecta la magnitud de tu intimidación. Y si, y esto es solo una suposición, ¿tu contaminación tiene el mismo efecto? Al igual que una vacuna infecciosa en nuestro campo médico. Aunque podrías hacerme daño, quizá su contaminación también pueda mantener a otros contaminados lejos de mí. En cualquier caso, si esto continúa, puede que tenga la suerte de no contaminarme.

Quizá mi comentario y conjetura fueron demasiado absurdos para Agares, pues se acercó y presionó sus labios contra los míos para evitar que hablara. Mordió punitivamente mi lengua y presionó el puente de mi nariz. —Voy a dejar mi aroma en tu cuerpo lo más que pueda, pero... —entornó los ojos como dagas, mirándome a modo de advertencia—. Tienes que contener tu reacción. Si la materia oscura intenta hacer que te coma, tienes que huir y usar la fuerza que heredaste de mí. Si es necesario, lidia conmigo... Todavía eres considerado un joven, tu constitución no podrá hacer frente si la materia oscura te invade. Por mi bien, protégete, Desharow.

Lo miré a los ojos durante unos segundos, asintiendo vigorosamente a pesar de saber que usar fuerza contra él se me sería demasiado difícil en términos emocionales. Es posible que no pueda hacer esto, después de todo.

—Ahora, desata esta cosa —hizo un gesto hacia las cadenas de su cuerpo e hice lo que dijo. Después de quedar libre, me llevó a la cama, envolviéndome bajo su cuerpo con sus brazos desde mis espaldas. Su mano palmeada me quitó la ropa en cuestión de segundos, y ni siquiera mi ropa interior se salvó. No tenía idea de lo que estaba planeando, pero este tipo de comportamiento era como la preparación para lo que me había hecho antes. No pude evitar que mi respiración se tensara, con mi corazón acelerándose. Quería darme la vuelta y ver, pero mi cabeza estaba firmemente sujeta entre sus garras, dejándome acostado boca abajo y sin poder moverme.

—Oye, oye, ¿qué estás haciendo? —tragué secamente.

—No te muevas. —Agares presionó fuertemente su mandíbula contra mi nuca, y su voz fue terminante—. Esto es para dejar mi aroma. Restringe tus reacciones, Desharow. Si no, no podré reprimir la agitación de la materia oscura. Cierra los ojos y no me tientes.

𝒅𝒆𝒔𝒉𝒂𝒓𝒐𝒘 𝒎𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏/𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora