Capitulo 2

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-Mmm no... -Se levanta de golpe- Espera, ¡maldición! ¡Llegaré tarde a la universidad! -Sale de la cama resbalando con su sábana- ¡Ay, apúrate, apúrate! Hoy hay examen.

Me cambié rápidamente y me dirigí lo más rápido al baño, a lavarme la cara, los dientes y finalmente acomodé mis libros. Iba a llegar tarde, y esta vez, si llegaba tarde, estaría reprobada.

-¡Hija, por Dios, casi me botas!

-¡Lo siento, mamá! -Corrí rápidamente hasta la cochera y saqué mi auto. Sin tiempo de cerrar, estaba más preocupada por el examen que dejé la cochera abierta- Ay no, mamá se va a molestar.

Cuando llegué a la universidad, corrí a mi salón y al llegar, por suerte, aún no había empezado el examen. ¡YAHOO! Qué suerte. Bien, tengo que dejar esto en mi locker. Me dirigía por los pasillos con mucha tranquilidad hacia mi locker, estaba esperando la llegada de mi mejor amiga, pero no veía ningún rastro de ella. Al llegar, sentí cómo una mano me tapaba la boca y me pegaba al casillero; era la odiosa de Tiffany.

-Ay, miren a la cuatro ojos. Qué pena das. ¿No te da vergüenza utilizar esas fachas?

-Y a ti qué mierda te importa. ¿Estás celosa de mí o qué? ¿Por qué mierda no se meten sus palabras por el culo y dejan de molestarme de una buena vez?

-Ja, celosa de ti, jamás. Solo me das pena.

-No tienes vida, por eso molestas a los demás. Yo que tú me preparo para el examen, porque quien saldrá jalada eres tú. Y eso preocupa más que tu puto estándar. Más bien, hazme el favor de no molestarme más. Me das pena a mí.

Me retiré de allí con una sonrisa en mi rostro. ¿Piensa que me detendré a llorar y suplicar? Ni aunque el diablo me lo pida. Eso ya es una locura. A lo lejos, reconocí una melena rubia: ¡era Nanaba!

-¡Nana!, ven, necesito contarte algo. -La toma de la mano.

-Ay, Hans, me asustaste. ¿Cómo te sientes hoy? Ayer saliste con una expresión de pocos amigos.

-Pues mi madre ya me dijo todo. Me presentará a su pareja.

-Afirman que es apuesto. Afortunada tu madre.

-Ah, bueno. Supongo que se lo merece, creo. Pero bueno, no vas a creer cómo se quedó Tiffany después del sermón que le di.

-¡Explícame todo! -Se dirigen al salón.

Mientras Hange le contaba todo, Tiffany estaba urdiendo una venganza, una muy grande.

-A mí nadie me deshonra, maldita empollona.

Levi realizaba sus consultas como de costumbre; era conocido por ser un médico atractivo, serio y sumamente pulcro

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Levi realizaba sus consultas como de costumbre; era conocido por ser un médico atractivo, serio y sumamente pulcro.

En ese momento, no tenía cabeza para pensar en otras cosas; experimentaba un sentimiento extraño.

Pecar por amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora