Capitulo 19

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Habían transcurrido siete días desde que Levi se comportaba algo más distante conmigo; ya no me acariciaba, lo cual me llevaba a reflexionar sobre varias cosas. Fue una satisfacción enterarme de que Mike y Nanaba permanecerían en nuestra residencia. Alegremente, recibí a Nanaba y a Mike, llevándolos de inmediato a sus respectivas habitaciones.

—Me complace reencontrarme contigo, mi Hans. ¿Y Levi?

Pfff, si supiera que rara vez está aquí en casa.

—Él debe de encontrarse en su despacho; últimamente, no está en casa y se concentra más en su labor.

Nanaba deja su bolso a un lado de la cama y gira para observar el rostro perplejo de Hange; estaban tan absortas organizando todas las cosas que traía Nanaba en el bolso que no percibieron cuando Levi llegó. Hange se voltea y Levi emerge detrás de ella, mirándola con una expresión más grave de lo habitual.

—Observa quién ha llegado, mi amor. Mike está en la ducha. ¿Sabías que vendrían?

—Sí, Mike me informó que vendría con tu amiga. Voy a tomar un baño. —Se retira a su habitación.

Nanaba toca el hombro de Hange y la examina; su expresión refleja tristeza. Tenía razón; había una marcada distancia entre Hange y Levi. Sin embargo, un pequeño plan se formó en la mente de Nanaba.

—Hans, noté tu incomodidad cuando Levi llegó...

Hange solo exhaló con pesadez y dejó a Nanaba en su nueva habitación, dirigiéndose a su cuarto. Observó cómo Levi salía del baño solo con una toalla. Al entrar en su habitación, abrió un compartimiento y extrajo su portátil. Levi se había cambiado rápidamente; ¿se marcharía de nuevo?

—¿Te ausentarás nuevamente?

—Sí, tengo tareas pendientes. Hay más labores por hacer; esta vez, Kenny necesita mi ayuda en la empresa.

Ya estaba fatigada. Sinceramente, ni siquiera se despedía con un beso, lo cual me incomodaba bastante. Levi simplemente se colocó su reloj y salió sin decir nada.

—Idiota...

En la noche, Nanaba y yo preparábamos la cena, regresábamos del supermercado con algunas cosas para la comida.

Estaba aguardando la llegada de Levi, pero las horas transcurrían y nunca apareció; eran las 1 de la madrugada cuando escuché cómo la puerta de la habitación se abría. Era él, llegando fatigado. Se quitó su abrigo y lo colgó en el armario, después desabotonó su camisa y se puso su pijama preferido. Se acomodó a mi lado y apagó su lampara.

No logré conciliar el sueño pensando en si Levi me estaba siendo infiel con alguien más. ¿Era eso? Sentía miedo; realmente, tenía emociones profundas por él. No podía anticipar una traición de su parte.

A la mañana siguiente, me desperté observando a mi lado, pero ya no estaba. Odiaba eso. Me alisté rápidamente, ni siquiera pude desayunar, y me dirigí a la clínica. No pude evitar sentir una tristeza al llegar; ahí estaba Historia, esperándome como siempre. Era una chica muy competente, empezó a trabajar como mi asistente. Aunque era hija de Rod Reiss, no era culpable de las acciones de su padre.

Ella me confesaba que muchas veces sospechaba de las atrocidades que cometía su padre, pero no sabía si sus suposiciones eran acertadas. Al enterarse de todo, confirmó que eran reales. Me miró con tristeza.

—Tranquila, al menos tienes a tu hermana, ¿no?

—Sí, es Frieda; es pediatra.

—Ah... Mira, mi esposo también es doctor.

Pecar por amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora