Hange Zoe, una joven universitaria que cursa la carrera de Veterinaria, estaría cometiendo un pecado considerable, si es que se le puede denominar así, al involucrarse con la pareja de su madre.
Durante toda la noche, no logré conciliar el sueño, me sentía bastante incómodo durmiendo con Mírian. En todas las ocasiones que íbamos a mi departamento, ella intentaba algo más, pero hay que dejar claro que esos encuentros no pasaban de besos. Era incómodo para mí; nunca me había acostado con una mujer, y tampoco pensaba hacerlo.
—Pfff —suspiré sin tener nada más que hacer. Quería ir a la cocina, así que me levanté con mucho cuidado y me dirigí a ese lugar sin hacer ruido. Tenía sed, así que me serví un vaso de agua.
Al terminar de beber, lavé el vaso y al girar, me asusté al ver a Hange despierta. Maldición, qué molesto, encima encendió la luz.
—Discúlpame, no podía dormir, así que vine a la cocina, Levi, hay algo que debes saber.
¿De qué querrá hablar la mocosa?
—Dejé el vaso a un lado—
—Mi mamá y tú, ¿nunca han tenido algo más íntimo?
—¿Qué dices? Por supuesto que no, apenas estamos empezando una relación. No pasa de besos.
—Levi... Mi mamá, no sé cómo decirlo. Me parece algo injusto. Lo poco que te conozco, sé que eres una persona fría y de pocas palabras, pero se nota que eres fiel.
¿Qué quería decir con eso?
—No estoy entendiendo nada. ¿Por qué vienes y me dices todo eso?
—Porque... —Toma aire y habló—. Mi mamá te está siendo infiel con alguien más.
—Ya lo sabía. Igual, gracias por decírmelo de nuevo.
—¿Ah? Pero entonces, ¿por qué sigues con ella?
—Es algo que no puedes saber. —Me retiré de la cocina y regresé a la habitación.
—Qué poca dignidad tiene. Bueno, me serviré agua.
Entonces, ¿él estaba allí por conveniencia? Ay, no estoy comprendiendo nada. Bueno, de todos modos, él merecía enterarse, y mi madre, me parece injusto todo lo que está haciendo. Mi padre tenía razón, ¿qué pasa por su cabeza? Bueno, no quiero pensar más, iré de nuevo a descansar.
Nuevamente me dirigí a la habitación y encontré a Levi dormido. Él se veía muy... atractivo, es decir, bastante guapo. Tch qué cosas digo. Cerré la puerta con mucho cuidado y me volví a acostar a un lado de mis mascotas. Con mucho cuidado coloqué mi cabeza en la almohada. Auch, esto duele demasiado. Eso me pasa por valentía.
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—Ummm, huele muy bien. ¿Qué estás preparando, Levi?
—Es una receta de mi madre. Tu madre salió a comprar, y tu padre vino, pero estabas durmiendo. Dijo que había algo de suma importancia que tenía que decirte.
—Gracias, lo llamaré enseguida. —Se dirigió a su habitación y tomó su celular— Veamos qué me querrá decir mi papá.
Mi papá me citó en un parque, pero no podía salir; le dije que me estaba doliendo mucho la cabeza por la herida, y me dijo que vendría por mí en todo caso. Acepté y dejé mi celular a un lado.
