Capitulo 7

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—Doctor, lo busca una dama en su despacho.

—Petra, no puedes dejar entrar a cualquier persona, voy a ver. –Entra a su despacho y la gran sorpresa fue su madre.

—Hijo, mi pequeño Levi, ven abraza a mamá.

—Mamá... –Cierra la puerta y se acerca para darle un abrazo– ¿Por qué no me dijiste al menos que llegarías?

—Estaba preocupada por ti, no me contestas el teléfono, tuve miedo, pensé que te había sucedido algo. Ese terremoto estuvo fuerte, ¿no?

—Sí, lamentablemente destrozó algunas cosas mías en mi departamento, por eso decidí mudarme y me compré una casa.

—Mi niño está creciendo.

—Mamá, ya no soy un niño. ¿Cómo está Mikasa?

—Estoy bien –Lo asusta desde atrás– solo fui al baño, Kenny no deja de preguntar por ti.

—Tch, ese viejo molesto. Cuando vayas, dile de mi parte que se meta un dedo por el –Kuchel le tapa la boca.

—Hijo, ya te he dicho que respetes a tu tío.

—Cómo sea, igual ya sabes qué decirle, o pateale el trasero.

—¡Levi! Basta, bueno, nos vinimos a quedar aquí, ya no iremos a Japón.

—¿Qué?, ¿dónde se están quedando?

—En un apartamento pequeño.

—Vivían, van a venir a mi casa, yo ya terminé mi turno, vamos.

Me pregunto cómo estará Hange. Es verdad, olvidé mi celular en su casa. Tch, tendré que ir primero allí.

—Mamá, vamos a ir primero a recoger mi celular, ya sé donde lo olvidé. –Enciende el auto y conduce.

Había mucho tráfico, y sentía un presentimiento extraño. Algo me decía que condujera rápido hacia la casa de Mírian.

Al llegar, estacioné el auto y les pedí a mi madre y a mi prima que se quedaran ahí.

Al ingresar a la casa, noté todo en silencio. Pude escuchar cómo forcejeaban la puerta y hasta cómo los perros de Hange ladraban. ¿Qué estaba sucediendo?

—¡¡NOOOO!! ¡SUÉLTAME! ¡NO, NO!

Esa era Hange. Mierda, corrí rápidamente al segundo piso e ingresé a su habitación, encontrándome con un idiota que trataba de golpear a Hange.

—Escoria. –Lo noqueé.

—Levi, Levi. –Me abrazó muy fuerte– Gracias, gracias, me salvaste de nuevo, gracias.

—Shhh, tranquila, cuatro ojos, ya pasó. ¿Llamaste a la policía?

—Sí, se suponía que vendrían. Me duele mucho la cabeza. Yo te juro que traté de defenderme, pero no quería pelear, más con este dolor de cabeza.

—¿Dónde se metió tu madre? ¿Esa mujer está loca?

—Llévame contigo, no quiero quedarme aquí. –Escucha llegar a la policía– Llegaron, yo voy a llamarlos, tú quédate aquí con él.

Hange baja a la puerta principal y les indica cómo fue el casi robo y el intento de secuestro.

—Llévenlo al auto, ¿usted es el enamorado de la señorita?

Cuando el policía dijo eso, me puse muy rojo y negué todo.

—Es mi padrastro, bueno, gracias a él estoy bien.

Todo sucedió tan velozmente que estaba sumamente nerviosa; ya habían transcurrido dos horas y finalmente, mi madre decidió llegar.

Levi la tomó del brazo y la miró con gran enojo.

—Tu hija casi pierde la vida, ¿te das cuenta? Un idiota intentó asesinar a Hange. Hange, mejor vamos, te dejaré en casa de tu padre; aquí no estas segura.

Al llegar a la residencia de mi padre, preocupado, me preguntó lo que había sucedido, y le conté todo hasta cuando Levi llegó

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Al llegar a la residencia de mi padre, preocupado, me preguntó lo que había sucedido, y le conté todo hasta cuando Levi llegó. Mi padre agradeció a Levi. Ahora no lo dudo, me gusta Levi; él ha sido muy amable conmigo. Realmente estoy sintiendo algo por él, pero esto es algo que guardaré para mí.

—Bueno, Hange, señor, le pido que se encargue de curar la herida de Hange, mientras más rápido, mejor.

—Así será, doctor. Gracias. –Le extiende la mano.

No deseaba que se fuera; de hecho, tenía muchas ansias de abrazarlo nuevamente, pero luego me di cuenta de que debía bajar de las nubes. Él solo me veía como una hija.

—Chau, Hange.

—Chau, Levi.

Mi padre cerró la puerta y me sonrió; yo le devolví la sonrisa, sentí una tristeza muy fuerte. Tenía ganas de volver y abrazar a Levi; con él me sentía segura.

—Tu mamá no merece estar con ese joven. No sabes cuánto le agradezco que te haya salvado en tres oportunidades.

—Sí, son tres veces que él me salvó. No sabes cuánto aprecio todo.

Me pregunto cómo estará mi mamá; mañana iré a verla, y de paso, si es que Levi se encuentra allí, podré hablar con él.

Me pregunto cómo estará mi mamá; mañana iré a verla, y de paso, si es que Levi se encuentra allí, podré hablar con él

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