Capitulo 8

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Mi padre y yo nos levantamos temprano para preparar aperitivos, como los Macarons, Tarte Tatin y Macaron Ispahan. Después de concluir los tres postres, los coloqué en cajas y los guardé en mi cesta para llevar un poco a mi mamá y a Levi. Espero que se encuentren allí.

—Bien, papá, hoy sí me quedo con mamá. Me encantó volver a quedarme aquí, pero tengo que ir con mi mamá. Solo espero que haya alimentado a mis pequeños.

—Vamos, cariño, yo te dejo en la casa de tu madre.

—Hay algo que no me agrada, es que me tratan como niña, y no soy niña. Recuerden que ya crecí.

—Te mimamos porque eres nuestra única hija.

—Ay, papá, ustedes exageran. –Tomé la cesta y salimos de la casa.

Dejé mi cesta en los asientos traseros y me senté adelante con mi papá. Íbamos charlando de varias cosas. Le dije que esta mañana sería mi graduación y él muy contento expresó que estaba orgulloso de que al fin yo haya concluido mi carrera de Veterinaria.

—Papá, gracias por llevarme a casa de mamá. Estamos en contacto. –Le di un beso en la mejilla y bajé del auto– Espero que este postre nos haya quedado delicioso. –Saqué mi cesta del auto y entré a la casa de mi mamá.

Al entrar, encontré a mamá y a Levi platicando sentados en el sofá. Solo me asomé un poco, escuché cómo mi mamá insistía en que quería tener un bebé con él... Pero él lo negaba.

—No, no quiero descendencia.

—Pero, ¿por qué, mi amor? Podemos ser felices con un bebé.

—Estás fuera de tus cabales, no. –Se levantó del asiento y se dio cuenta de que Hange los había estado observando todo este tiempo.

—Voy a ver a mis perros, con permiso. –Me dirigí a mi habitación cerrándola con llave. Me dolía mucho la cabeza, mejor me acostaré a descansar.

—Hange, ¿me dejas ingresar? Necesito ver cómo se encuentra tu herida, quiero saber si tu papá la limpió bien.

Qué fastidioso, bueno ya que, abrí la puerta y lo dejé entrar a mi habitación.

—Me sorprendió mucho el comentario de mi mamá. No me molesta que quiera tener un bebé.

—Yo preferiría que no tenga un bebé, hay cosas que tu madre no te ha dicho.

Me detuve a observarlo un momento. ¿Qué quería decir con eso?

—¿Te duele mucho?

—Sí, esta que me duele la cabeza, pero está bien. Voy a descansar.

—¿Quieres que te traiga algo de beber? Yo les di de comer a tus mascotas.

—Muchas gracias, y no te preocupes, traje esto. Hoy mi padre y yo nos levantamos temprano y preparamos algunos postres. Bueno, creo que mejor descansaré. –Dejé a un lado mis lentes.

Hange, con y sin lentes, se veía muy encantadora. Me parecía una chica única, no era como las demás que iban detrás de ti para abalanzarse y darte un beso; era la primera mujer que veía haciéndose respetar.

—Bien, te dejo descansar, cuatro ojos. Iré a ver a tu mamá.

—Espera. –Se volvió a colocar los lentes– Tengo una duda. No sé últimamente yo... –Baja la mirada– Olvídalo, no tiene sentido decirlo. No estaría bien expresarlo. Disculpa.

—¿Ok? Bueno, descansa. –Salí de la habitación y suspiré– Pero ¿qué fue eso? ¿Por qué me sentí así? No, Levi, no está bien.

 –Salí de la habitación y suspiré– Pero ¿qué fue eso? ¿Por qué me sentí así? No, Levi, no está bien

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