CAPÍTULO DOS

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¡Santa señora de los frijoles! Alguien debería acabar con su sufrimiento y lanzarle un zapato. La alarma sonaba con fuerza mientras su cabeza palpitaba.

No debería ser legal dejar que alguien beba tanto tequila. El hermoso felino americano de pelo corto saltó sobre la cama y lo miraba fijamente, juzgándolo con la mirada.

-Taquito. ¿Podrías no mirar así a papi? Ya tengo suficiente con la resaca como para añadir tu actitud a la ecuación -le dijo al gato mientras este saltaba sobre él aterrizando en su espalda.

-Está bien, ahora me levanto. -arrastró sus pies fuera de la cama, se puso su salida de cama y caminó hasta la cocina. El gato maullaba enredándose entre sus piernas.

-Taquito, por el amor de Dios. Gritas como si no hubieses comido hace años y aún tienes comida seca en tu plato -refunfuñando tomó el plato del gatito y se deshizo de lo que quedaba. Lo lavó y empezó a poner otra taza de comida Wellnes, sacó de la alacena una lata de paté de pollo y cortó pedazos de salmón ahumado para mezclarlo y ponérselo a su mascota. Luego botó el resto del agua, desinfectó el envase y lo volvió a llenar con Evian.

-Sabes Taquito, ayer volví a ver a papá. Ahora ha teñido su cabello, adiós al lavanda y hola al castaño -le contaba a su gato mientras lo veía comer y el agarraba su jarro con café negro recién hecho. -¿Alguna vez dejará de ser tan hermoso? Exclamó exasperado consigo mismo. Había pasado casi un año desde que había dejado al amor de su vida, ese hombre había desecho su corazón y aún así seguía suspirando por él y secretamente comprando todas las revistas en donde el guapísimo modelo era portada.

Encendió su equipo de sonido y las notas de "How Am I Supposed To Live Without You" de Michael Bolton sonaron trayendo los recuerdos de la última vez que había disfrutado de los besos y abrazos de Jin. El año que había compartido había sido el más feliz de su vida, pero todo eso había acabado de golpe cuando Seokjin decidió poner su éxito sobre el amor. Había pedido una semana de permiso, semana que usó para derrumbarse, llorar hasta quedarse dormido con la cabeza acomodada en las piernas de su mejor amigo Jimin. Siete días en los cuales sus amigos se preocuparon de darle agua, medicación para la jaqueca y comida, cuidaron de su gato y le permitieron la paz que necesitaba para su duelo.

La letra de la canción envolvía cierta verdad suya. ¿Cómo se suponía que debía vivir después de que el huracán Seokjin pasara por su vida?. Le seguía costando dormir sin sentir el calor de su cuerpo, lejos de la suavidad de su piel cuando acomodaba su cabeza en el pecho del Jin. Sin ver esos preciosos ojos con manchas doradas en el fondo oscuro de sus pupilas. Él era un desastre, si algo le sostenía era Taquito, había sido adoptado por ellos cuando lo encontraron en el basurero siendo sólo un bebé. La cartilla de vacunas del gato y su ficha en el veterinario le recordaba cuan enamorado seguía estando del modelo de Louis Vuitton. Kim Jeon Taquito recibía las mensualidades de su otro "padre" cada mes, pero vaya si eso dolía como una perra. Cualquier transacción del minino se hacían a través de sus asistentes. Namjoon era una persona muy amable pero también leal, aunque siempre apoyó a Jeon cuando su amigo metió la pata en esa rueda de prensa.

*FLASHBACK*

Los rayos del sol entraban por la ventana y Taquito mordía los dedos de sus pies. Jin había dejado abierta la puerta de la habitación permitiendo que el pequeño gatito subiera a la cama. Era una cosita linda. No entendía cómo podía haber gente tan cruel que pusiera a un bebé dentro de un basurero. Por suerte Jin y él había pasado por esa calle para comprar los nuevos muebles. Así había llegado el pequeño gatito rayado a sus vidas.

Después de alimentar al pequeño glotón, se había duchado. Jin estaría con suerte ya firmando el contrato y debía ver la rueda de prensa en vivo, nunca se perdonaría si se lo perdiera. Miró dentro de armario, la caja turquesa de Tiffany's estaba ahí, con el aro de platino a medida que había mandado a hacer para Seokjin. Él era el hombre perfecto y quería pasar el resto de su vida con el modelo. Cuando llegara a casa haría la gran pregunta. Le dolía un poco el cuerpo ya que había pasado toda la noche en los brazos de su yeobo, le había hecho el amor con toda la ternura del mundo. Ese era Jin, un hombre hermoso, sexy y brutalmente candente, pero muy noble y tierno por dentro.

Se sentó en el sofá y encendió el televisor, estaba viendo la hermosa cara de su novio cuando vio a Norman Pierce ponerse de pie. El maldito reportero era un grano en el culo para todo aquel que fuese famoso en L.A.

Cuando pregunto acerca de la relación que mantenía con Seokjin, sabía que había lanzado una bomba a propósito, pero confiaba en que su pareja sabría salir de eso.

Su enorme sorpresa fue cuando Seokjin negó todo, asegurando que sólo eran meros conocidos. Le faltaba el aire, sentía que su corazón iba a estallar dentro de su pecho y las lágrimas salieron en un torrente. Había esperando que Jin no hiciera comentarios, diera la vuelta a la pregunta, pero no que lo negara tan fehacientemente con una seriedad que impresionaba.

Tomo sus zapatillas, una sudadera, puso a Taquito dentro de su transportador y subió a su Maserati. Dejó una nota para Jin diciendo que sacara sus cosas de su apartamento y esperaba que así lo hiciera. Cuando llegó a casa de Yoongi, sus dos mejores amigos ya estaban ahí, le consolaron por días que parecían no acabarse. Hasta que Jimin le obligó a ponerse de pie y seguir.

*FIN DEL FLASHBACK*

Los recuerdos seguían matando, el dolor era demasiado para poder olvidarlo en la semana que tuvo. Recordó que cuando se cansó de llorar se prometió a él mismo darle a Jin donde más le dolía, si el éxito era lo único que le importaba al modelo ahí sería donde golpearía. Aunque para ser sincero no había dejado de amar un solo día al gran imbecil que destrozó su vida.

Ay Seokjin que feo la fregaste 💜

MAL DÍA PARA VERTE (JINKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora