CAPÍTULO CUATRO

429 68 6
                                    


Era lunes por la mañana, no debería estar despierto a esta hora todavía, pero necesitaba ir a ejercitarse. El domingo Yoongi había hecho su cena tardía de navidad y se había atragantado de comida. Taquito había obtenido rodajas de pavo y salsa del tío Gi, era un glotón mimado de sus padrinos. Normalmente entrenaba por las noches, esta noche tenía el cumpleaños de uno de los diseñadores de Calvin Klein y debía asistir ya que era uno de sus muy queridos amigos.


Pensando en esto bajó de su auto con su maleta de entrenamiento y sus auriculares puestos, iba tarareando "Centuries" del grupo Fall Out Boy, entró por la puerta que daba al cuadrilátero en el HVY Industry Gym, caminó hasta los cambiadores. Guardó su celular, sus auriculares, dejó su sudadera y tomando los guantes y vendas se dirigió hacías las bolsas de arena. Después de la ruptura con Seokjin había descubierto que de esa manera podía desahogar el dolor y la frustración. Por lo que entrenaba hasta que sus músculos resentían el sobreesfuerzo.


"Unstoppable" de The Score sonaba en el gimnasio mientras su entrenador calentaba sus músculos para empezar. No podía dejar de pensar en la noche de navidad, ahí había estado su dolor de cabeza vestido con un elegante terno y tan hermoso como siempre. ¡Carajo! Ese hombre podía ponerse una bolsa de basura encima y seguiría haciéndolo lucir espectacular. No había forma de que Seokjin dejara de verse perfecto. Sus voluptuosos labios rosas casi rojos lo había enloquecido la noche de la cena de gala y había estado a segundos de botar la toalla, llevarse a Jin a casa y follar toda la noche con él. Pero Jimin lo había hecho volver al buen camino y no dejó que claudicara, debía ser más fuerte que el "enemigo". No se fijó, metido en sus pensamientos, que habían pasado casi dos horas desde que comenzó a entrenar.


Después de extender su tarjeta Century para el cobro del día, se puso nuevamente los auriculares y caminó hasta la puerta sin fijarse que salía para puerta equivocada, encontrándose nada menos que con el glorioso y pecaminoso tormento de su vida, sudado y exquisito después de estar en el área de pesas. ¿Cómo demonios no se dio cuenta que Kim Seokjin estaba ahí y en la misma hora?.


Jin salía guardando sus guantes de neopreno en su bolso, al alzar su rostro casi se cae sobre su trasero, Jeon Jungkook lo miraba fijamente. ¿Algo podría verse más obsceno que el culo de Kook? Metido en un chándal negro y una sudadera color burdeos era la personificación de divino, follable y sexy, empezaba a sentir que su polla se endurecía sólo con mirar los ojos de venado y su boca esponjosa. Extrañaba la sesiones eternas de sexo en cualquier espacio plano y no tan plano en las que había descubierto nuevas posiciones. ¡Mierda Seokjin! No vayas por ahí.


-Estee ehhhm... Kook, hola. Yo nece......- no había ni acabado de hablar cuando el precioso modelo abrió la puerta de golpe y salió corriendo hacia el parqueadero. Esta vez no estaba dispuesto a dejarlo pasar así que abrió la puerta y salió corriendo tras de Jungkook.


No lograron llegar lejos cuando algo espeluznante se estaba dando lugar frente a sus ojos.


Una limusina negra estaba estacionada con el motor encendido de la cual Salvatore Genovese se bajó de este. Su personal bajó a un hombre atado de otro coche. Jungkook alcanzó a identificarlo, era el senador por el partido democráta Patrick Harrison. Su hijo Oliver era un gran amigo suyo y admirador del trabajo de Gi. Muchas veces se había valido de su amistad para conseguir álbumes autografiados de Yoongi.


Jin tomó en brazos a Jungkook y se escondieron lo mejor que pudieron tras uno de los grandes pilares del parqueadero subterráneo, lo más quietos que podían estar ante lo que estaban viendo.


Genovese sacó un arma con silenciador y apuntando a la cabeza del hombre que tenía frente a él, jaló el gatillo silenciando para siempre al carismático político que había empezado su legislación advirtiendo que la corrupción no ensuciaría sus manos.


El sonido de horror y susto que escapó de los labios de Jungkook alertó a Salvatore y sus esbirros que habían testigos de lo que acababa de suceder. Era imposible no saber quiénes eran aquellos hombres escondidos en el pilar, sus rostros y nombres estaban en las portadas de revistas y publicidad, eran los modelos surcoreanos Kim SeokJin y Jeon Jungkook.


Salieron corriendo hacia el auto de Jin, mientras oían los disparos detrás de ellos, subieron al Porsche y se marcharon lo más rápido que podían manejar. Jungkook llamó a la policía para reportar lo que había sucedido pero su sorpresa fue enorme cuando su llamada fue redirigida al FBI, un agente de apellido Archer les dio una dirección debían manejar hasta allí lo más pronto posible. Ellos estaban en peligro y sabían que Salvatore no se detendría ante nada.


Ay mijos en qué lío fueron a meterse 🤦🏻‍♀️
Jajaja disfruten de este capítulo a partir de aquí estos dos van a estar más revueltos que plato de cereal🤭🤭🤭
Nos leemos después 💜

MAL DÍA PARA VERTE (JINKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora