Summer Fluke ✓

NUEVO COMIENZO

Sentía el ardor en mi cara, brazos y piernas. Sus golpes no casaban y temía por la furia que podría alcanzar con el paso de los segundos.

—¡Ese hijo que llevas dentro no es mío! —sus gritos me ensordecen.

La frialdad del suelo me recibe cuando mis piernas se sienten entumecidas y pierdo el equilibrio. Mis lagrimas quieren salir, pero me mentalizo en ser resistente por el bebé.

—¡Me fuiste infiel, Elysia! ¡Ese embarazo no es mi responsabilidad!

—Sí es tuyo, sabes que jamás te he sido infiel, Adrian. Entra en razón —mis palabras salen débiles y mis fuerzas van disminuyendo.

—¡Vete de mi casa! —señala la puerta —. ¡No me haré cargo del hijo de otro, estas son las consecuencias de tus actos!

Con sus manos ásperas me levanta de forma brusca arrastrándome hacia la puerta. Intento safar su agarre, pero mi cuerpo no tiene la fuerza necesaria, así que sin más intento dejo que me saque de su casa para siempre.

Al estar fuera soy empujada, mas reacciono rápido y apoyo las manos para no caer sobre el pavimento. Sin decir nada la puerta vuelve a ser cerrada y suelto un largo suspiro dejando que las lágrimas salgan como cascada. Él nunca había sido violento de esta forma, todo cambió cuando le dije que esperábamos un bebé y su actitud se volvió una totalmente irreconocible.

Tomo una larga exhalación para emprender marcha sin rumbo fijo. No tengo a donde ir, no tengo familiares cercanos "o eso creo", soy huérfana de nacimiento y he pasado todos mis años de vida en una casa de acogida. Teniendo una infancia difícil sin ser adoptada como otros niños, siempre fui excluida por todos, no sé lo que es sentirse querida o protegida por tu familia.

Siempre he estado sola y es algo con lo que he aprendido a convivir: la soledad.

Sigo vagando por las calles de Vancouver sin saber a dónde ir, mis hinchadas piernas piden un descanso y cruzo la calle para llegar hasta el parque y tomar asiento. Las madres caminan con sus hijos en brazos o tomados de la mano y yo sólo espero a que la florecita que llevo dentro nazca. Ya tengo siete meses y hace poco descubrí su sexo, es una hermosa bebita lo que pronto tendré en brazos.

Sigo admirando el entorno y cuando se acerca la oscuridad, vuelvo a moverme para encontrar un lugar donde pasar esta noche al menos. El frío se va haciendo presente al igual que el hambre y las náuseas por falta de alimento. Intento seguir el camino, pero un mareo me hace sostenerme y recargar el cuerpo en la pared.

—Respira, Elysia, sólo es cuestión de suerte encontrar un lugar seguro —me intento convencer hablando en voz alta, mis esperanzas ya están agotadas.

—¿Estás bien? —suena la voz de una mujer a mi lado, en tono preocupado.

—No, no estoy bien, estoy embarazada y ahora mismo no tengo una dirección exacta a la que acudir. Me han echado de casa y no tengo a donde ir.

Trato de no llorar en el proceso pero el agua cae de mis ojos sin esperarlo.

—No quiero imaginar como te sientes, querida, ven a mi casa, allí estarás bien —se permite limpiar mi rostro.

—No quiero molestar.

Las náuseas se vuelven insoportables tras otra arcada.

—No será molestia, mi esposo y yo estaremos encantados de ayudarte.

Me da una sonrisa que parece maternal.

Sin pensar más termino asintiendo y la mujer me sujeta del brazo para caminar dos cuadras.

Llegamos a una gran casa donde nos recibe el que debe ser su esposo muy sonriente en la entrada.

—Anda a preparar el baño de arriba, la llevaré a que se recueste un rato.

Comunica la mujer, a lo que él se pierde dentro.

—No quiero incomodar, de verdad esto no es necesario —le hago saber.

—No quiero escuchar reclamos, ahora túmbate un rato e iré por algo para que te alimentes.

Me deja sobre una cama con sábanas suaves y me permito disfrutar de su suavidad y del olor a lavanda fresca que desprenden.

***

Paso a dejar los primeros momentos de esta nueva lectura. Espero que continúes la aventura.

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