CAPÍTULO 4. ¿Amigas?

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BRAYDEN

Las insistentes patadas de algo o más bien alguien, me hacen despertar y encontrarme con el pequeño cuerpo inquieto de la ratona. Miro al asiento de al lado y su madre aún sigue dormida, al parecer no escucha el llanto de su hija.

Tomo a la ratona en brazos y camino hasta la rubia, toco su mano y se sobresalta.

—¿Qué pasa?

—Ya es otro día, afrodita. Hay alguien que necesita alimentarse.

Le paso a la ratona quien comienza a callarse al sentir su calor.

—Disculpe por lo de anoche, ya puede irse. No es su deber quedarse más tiempo.

Mece a la criatura haciendo que vuelva a cerrar sus ojos y me permito detallarla más a fondo. Su rostro desmaquillado se ve más hermoso que con maquillaje, sus ojos verdes hacen el contraste perfecto con su piel pálida adornada por pequeñas pecas en la zona de los hombros y sus labios carnosos que a simple vista están más que apetitosos.

—¿Se puede ir? —me saca de los pensamientos —. Debo darle de comer a mi hija y no pienso hacerlo frente a usted.

—Te veré más tarde, afrodita —le guiño el ojo —. No olvides que hoy es tu primer día de trabajo.

Al recordarle eso sus labios se tuercen en una mueca de desagrado y antes de que deje de ser "amable" salgo de la casa rumbo a la mía. Donde seguro me llevaré una escena de celos y puro llanto fingido.

La puerta se encuentra cerrada, así que subo al segundo piso tratando de no hacer ruido.

—¿Dónde pasaste la noche, Brayden?

Y el día no podía comenzar mejor

—Me fui a un bar en la playa y me quedé dormido en la barra hasta ahora —intento sonar casual.

Se acerca a oler mi ropa.

—No hueles a alcohol y tampoco te ves como alguien que pasó la noche bebiendo. ¡¿Con qué perra te andabas revolcando?!

Noto que sus ojos se vuelven llorosos.

—¡No estaba con nadie y ya deja de querer controlar mi vida!

Entro la habitación donde dejé mi maleta al llegar y cierro la puerta en su cara.

Nunca he sido un hombre que se deje gobernar por una mujer y Lina no será la excepción. Por razones así siempre he sido del pueblo y para el pueblo, pasar la noche con una y a la siguiente otra diferente.

Y todavía me sigo preguntando,  ¿dónde tenía la cabeza metida cuando le propuse ser mi mujer?

De seguro entre sus piernas.

ELYSIA

Acomodo a Kalena sobre la cama y dejo la hoja con las instrucciones a su nueva niñera para ir a trabajar. Hoy es el día en que dará inicio la tortura de convivir con el señor Beck.

Llego al local asignado donde todos están reunidos y al recibir la información necesaria cada uno se dirige a su lugar con su grupo correspondiente. La casa no es como lo esperaba, es dos veces más grande de lo que creía. El señor a cargo toca dos veces la puerta hasta que es abierta dejando ver una mujer de pelo negro hasta la cintura, rostro notoriamente operado y vistiendo un conjunto demasiado caro para el lugar donde estamos.

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