chapter II

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Salí del auto y toqué la puerta de mi casa. Me acerqué a Nayeon y la abracé, seguido de Jeongyeon. Nos despedimos y mi papá abrió la puerta de la casa.

—¿Cómo la pasaste?

—Bien. El equipo de Ita ganó el partido.

—Si, me contó tu tía.— dijo mientras se sentaba en el sillón para ver la televisión.— Momo.

—¿Si?— dije en el inicio de las escaleras.

—Tenemos que hablar.

Me congelé en cuanto escuché eso. Empecé a buscar razones por las cuales decirme eso, el soborno que le hice a mi primo, lo de Sana, demasiadas cosas por las cuales me podría regañar.

—¿Qué pasó?

—Bueno. Primero siéntate, pareces nerviosa.

—Ay como crees.– intenté reírme pero solo sonó una risa quebrada.

—Momo, relájate, no te voy a regañar.— dijo casi riendo.— Pues, ya conoces a Seoyeon.

—Si...

—Decidimos casarnos. Ayer le propuse matrimonio.

—¡Eso es fantástico! Seoyeon es muy linda.— hablé emocionada por mi padre. Después de su divorcio con mi mamá, solo le había visto a Seoyeon.

—Y es muy probable que ella venga a vivir con nosotros.

—Ah, pues está bien, no es como si fuera la primera vez que viene.

—Y traerá a sus hijos.

—¿Seoyeon tiene hijos?

—Dos. Son casi de tu edad así que no te preocupes por eso.

—Bueno, si eso te hace feliz está bien.— lo abracé.— Solo procura avisarme cuando se vengan a vivir acá y eso.

—Gracias, Momo.— me abrazó otra vez.

. . .

—¡Se los juro!— hablé a la cámara, estaba en Facetime con Nayeon y Jeongyeon.

—A ver, Momo. Recapitulemos. Llegas a casa y tu padre te dice que se casará con Seoyeon y que vendrá a vivir con sus hijos a su casa.— me dijo Jeongyeon.

—¿Y sus hijos son menores?

—No, son casi de nuestra edad.

—¿Sabes lo que eso significa?— cuestionó Jeong, a lo que negué.— Que dejarás de ser la hija de papi que siempre has sido.

—¡Jeongyeon!

—Solo bromeo, Nay. Pero en verdad, Momo, vete haciendo la idea de que todo cambiará. No tendrás la misma privacidad y privilegios que tienes ahora. Es como cuando vivías con— Nayeon la interrumpió.

—Ignora a esta tonta. Todo seguirá igual, solo tendrás que compartir momentos en familia con personas nuevas. Es solo eso.

—Ustedes si son raras. Pero bueno, no estuve muy de acuerdo con la idea de mi padre, creo que fue muy apresurado, aunque si le hace feliz eso, yo también lo soy.

—Eres demasiado buena, Momo.— espetó Jeongyeon.— El ser humano nace siendo bueno, es el tener hermanos lo que lo corrompe.— chilló falsamente.

—¡Te escuché, estúpida!— gritó la hermana de Jeongyeon.

—Chicas, voy a colgar. Mi familia ya llegó.— anunció Nayeon para después colgar la llamada.

—Ahora que no está la Nayeon soflamera Im, déjame decirte que tener hermanos dejará tu energía seca. Y más si sin dos de tu edad. Dímelo a mi, que con Eunseo y Seungyeon es suficiente y aún me agota.

—Tal vez no sea tan malo. A lo mejor es una oportunidad para tener más amigos.

—Eres muy positiva, Momo. Pero eso está bien, tu padre también tiene derecho a ser feliz. Solo recuerda que no es obligatorio llevarte bien con los hijos de Seoyeon.

—Lo recordaré, Jeong.— sonreí.

—Siento tener que colgar, pero Seung está en la ventana y parece que me quiere matar.— mencionó asustada— si me pasa algo, te dejo mi celular a ti y a Nayeon.

Reí y después colgó.

Cerré la computadora y me recosté en la cama. Suena raro tener que compartir cosas que antes solo lo hacía con mi padre.

Desde el divorcio de mis padres y luego de que mi madre ganó la custodia de Hana, que fue cuando yo tenía 6 años, no trajo a otra mujer a la casa.

Hasta que conoció a Seoyeon hace tres años. En realidad es una buena mujer, solo que no se cómo estarán las cosas de ahora en adelante.

Guardé mi computador y me metí a la cama para dormir, mientras pensaba en que pasaría con mi padre y conmigo en cuanto se case.

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As If It's Your Last - Dahmo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora