As If It's Your Last - Dahmo

chapter III

Conecté mis audífonos al Bluetooth de mi teléfono. Reproduje mi canción favorita y me puse a recoger mi cuarto, la primera vez que lo hacía en 5 meses.

Tomé mi bote de basura y salí de mi cuarto, topandome con un hombre cargando un mueble.

Pause la música y bajé para ver a mi papá.

—¿Qué están haciendo arriba?

—Ah, están arreglando las habitaciones. Ya sabes, para los hijos de Seoyeon.

—Oh... Me asusté por un momento.— reí mientras tiraba la basura a uno de los botes.

—Quise avanzar con arreglar las habitaciones para no tener prisa después.

—Bueno, está bien. ¿Cuando vendrán?

—Será en unos meses, un poco después de que me case.

Asentí y regresé a mi habitación para terminar de limpiar.

Cuando terminé, le marqué a las chicas para contarles.

—Pensé que tu papá lo tomaría más calmado.— dijo Jeong.

—Opino lo mismo. Si es en unos meses, ¿Por qué apresurarse tanto? Una boda la planean desde años antes.

—Pero hablamos de mi papá, es demasiado espontáneo. Tal vez en unos... ¿4 meses?

—Es muy poco tiempo para arreglar una boda. Pero si es algo sencillo, entonces tal vez sea tiempo suficiente.— agregó Jeongyeon.— En fin, ¿Podemos ir a tu casa? Solo para ver qué hacen en esas habitaciones. Espera...

—¿Qué pasa?

—¿Esas habitaciones no son las de Ita y Hana?

—Si. Son los únicos lugares disponibles aparte del ático.

—Ya veo... El reemplazo.— susurró, algo que apenas se escuchó.

—Creo que si pueden venir, yo también quiero ver.

—Voy volando.— dijo Nayeon parándose.

—Mientras tu apenas vas yo ya voy regresando.— burló Jeong.

Reímos todas hacia la burla de Jeong.

Unos minutos después, llegaron ambas.

Subimos para ver las habitaciones y vi todo despejado, ni siquiera estaban las cortinas que antes habían en la ventana.

Mis ojos se pusieron llorosos, pues el recuerdo de Hana y yo jugando aquí solo me llenaba de tristeza.

Las cortinas de princesa que alguna vez tuvimos, ahora ya ni están. El color rosa que tanto nos gustaba ahora está desgastado. Los muebles rayados de crayola y pintura seguro ya los habían tirado.

Ya no quedó ningún recuerdo que me diera indicios de Hana.

Salimos de ahí y nos fuimos a mi cuarto.

—Dios, ¿Quién fue la pobre persona que limpió este cuchitril?

—Yo lo limpié, tonta.

—Hasta que lo haces. Ya no venía a tu casa por tu cagadero.

Nayeon rió.

—Ni te rías, Nayeon. Tu cuarto también estaba del asco.

—Pues así lo tienen ustedes. Son buenas para ensuciarlo pero no para recogerlo.— fingió enojo.

—¿Hacemos pijamada?

—Oh my god, ¿Cómo último acto de privacidad?

—Y dale con eso. Jeongyeon, que tus hermanas parezcan que no tengan cuarto propio, no quiere decir que será lo mismo con Momo.— burló Nayeon.

—Ya basta... Han acabado con una persona que no les hizo nada malo... A alguien que sonreía siempre...

Las miré contenta, era bueno saber que ellas siempre estarían conmigo para todo en cualquier momento.

—Creo que tengo palomitas para ver unas películas.

—Yo elijo la película.— se sentó Jeong en mi cama.

—Creo que este es el primer grupo de tres que si funciona del salón.

—Facts.

—Algunas veces creo que Jeongyeon no supera a Jihyo.

—Como te gusta andar diciendo tonterías a lo desquiciado. Es obvio que ya la superé. Ella ya no me interesa en lo absoluto.

—Ajá. Tanto que le lloraste para que ahora digas eso.

—Yo nunca terminé de entender porque se separaron.— dije.

—Diferencias que siempre tuvieron.

—Era una inmadura.

Dijeron al mismo tiempo.

—Bueno, también eso. Pero siempre hubo diferencias. Jeong solo aceptaba sus ideas pero nunca le decía lo que pensaba.

—Ya veo...

—¿Quieren llorar?

La miramos expectantes.

—Vamos, se que quieren llorar.

—Yo no tengo porque llorar. Estoy bien mentalmente.— excusó Nay.

—Creo que no quieren llorar... Bueno, para la próxima.

Nos acomodamos mientras yo sacaba papitas de uno de mis cajones.

—¿Por qué tienes eso ahí?

—Antojos de media noche.

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