chapter IX

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Habían pasado días desde lo que sucedió aquella vez en su cuarto.

Días en los que no la había visto. En las mañanas una de sus amigas la recogía, en las tardes llegaba temprano y comía antes para no hacerlo conmigo. En las noches simplemente no salía y no cenaba.

Intenté verla en las madrugadas, pero su cuarto siempre estaba en oscuridad, como si estuviera dormida.

Un poco harta de la situación, me decidí a hablarle antes de salir del instituto.

—Ya no te entendí, Momo. ¿Te gustó el beso pero no te gusta ella?

—La captaste rápido, Jeongyeon.— rió Nayeon.

—Si. No me gusta... Me pasaba por el arco del triunfo su existencia. Pero ese beso fue demasiado... ¿Lindo? Agh, no sé cómo decirlo. Solo me gustó.

—Te gusta Dahyun.

—¿Qué?— exclamamos Jeongyeon y yo.

—Nayeon, te he dicho que tomar café tan temprano es malo para tu cerebro.— le acomodó el pelo mientras le quitaba el termo de las manos.

—No, hablo enserio. No te gustaba, pero ahora por el beso, te empezó a gustar. Tranquila, no es algo realmente malo, es como cuando te gustaba Sana.

—Oh, es cierto, te gusta tanto Dahyun que ya ni siquiera hablas de Sana.

—No ayudas, Jeongyeon.— exclamé.— Sana no me ha dejado de gustar, solo que pensar mucho en eso, hace que me olvidé un poco de Sana.

—Entonces, no estás enamorada de Sana. Solo te gustaba su recuerdo de cuando era linda contigo.— volvió a tomar su termo.— Cuando te gusta alguien, no importa si tienes miles de obligaciones, siempre tendrás a esa persona en tu mente.— volteó a ver a Jeongyeon.

—Exacto. Piensas en los momentos lindos con aquella persona, o en cuanto te gusta. A veces ni siquiera te das cuenta de que te gusta, solo te quedas pensando en lo que piensa, en que estará haciendo, o sus sentimientos hacia ti.— Jeongyeon se dirigió a Nayeon.

—Eso lo dicen desde su experiencia.— las separé.— ¿Acaso creen que me gusta verlas comiéndose con la mirada? Hay menores en el público.

—Ay que aburrida.— burló jeongyeon.— bueno, eso sientes cuando te gusta alguien. Últimamente ya no lo haces con Sana. Date cuenta, piénsalo un poco y luego nos dices.

. . .

Pues no lo pensé un poco, lo pensé toda la tarde. Ni siquiera fui a hablar con Dahyun.

¿En verdad me gustaba? Imposible. En dos semanas no te puede gustar alguien.

Pero simplemente no podía dejar de pensar en aquel beso. Tan difícil sacarmelo de la mente, no podía concentrarme en nada por estar pensando en ese momento.

No estaba segura de que Dahyun me gustaba. De lo que sí estaba segura era de que había olvidado lo que sentía por Sana completamente.

Luego del beso, en lo único que no pensé fue en Sana. Aunque no quería aceptarlo, porque sino me gustaba Sana, me gustaba Dahyun, lo cual es mentira. Pero si no me gustaba Dahyun, me seguía gustando Sana, que también era falso.

Decidí salir de mi cuarto para hablar con Dahyun. Eran alrededor de las diez de la noche .

Toqué su puerta y en unos segundos la abrió.

—¿Puedo entrar?— cuestioné seriamente.

—Eh... Si...— dijo pensativa.

Entré y me quedé parada en medio de la habitación.

—¿Qué pasa?— dijo entrecortada.

—Sobre lo del otro día... Lo siento si te incomodó. No supe cómo reaccionar y simplemente me fui.

—Oh, lo siento también. No... Supe parar en el momento.

—Sin embargo.— hice una pausa para que no me interrumpiera.— No me desagradó. De hecho, creo que me gustó bastante.— la voltee a ver.

—Pues... A mí tampoco me desagradó.

De nuevo, como si fuera una serie de acciones, ya estábamos bastante cerca.

—¿Y crees que podamos repetirlo?— dije rozando sus labios.

—Opino que sí.

Definitivamente no fue lo que esperé, pero mi cuerpo actuó por si solo.

De un momento a otro, yo me encontraba con mis manos en su cintura, mientras uno de sus brazos estaba rodeando mi cuerpo y el otro se reposaba en mi hombro.

Hubiera seguido así, hasta que escuchamos la puerta tocarse.

Nos separamos como pudimos y me senté en su cama, mientras ella abría la puerta.

—Dahyun, ¿No cenaras otra vez?

—No ma, no tengo hambre.

—Bueno, cuando te de hambre bajas y te calientas tu cena.

—Está bien.— cerró la puerta y se volteó hacia mi.— ¿Puedo obtener otro?

Asentí y la volví a atraer a mis brazos.

. . .

—No te conocía así, Momo.

—El apodo de "sucia japonesa" se hizo canon.— rió Jeongyeon.

—Desde mi casa veo tus sucias intenciones, Hirai.

—¡El lesbianismo la posee, ayudenla!

Yo simplemente reía ante sus comentarios.

—Digan lo que quieran, está vez tomé iniciativa.

—Primera vez que tomas iniciativa y ya hasta tu primer beso diste.

—Ya lo ves, Nayeon. Esta tipa va rápido.

—¿Qué tus hermanas no duermen o qué?

—Por favor, duermen todo el día. Lo malo es que en las noches tienen demasiada energía, por eso no puedo dormir.

—Ya veo. ¿Y tú? Veo que tus papás no te cuidan.

—Ey, ey, ey, pequeña, mis papás nunca están. Puedo dormir y hacer lo que yo quiera.— dijo Nayeon.— Aprovechando que se fueron los adultos, digan malas palabrotas.

—Popó.— todas nos exaltamos.— Lo sé, soy rebelde.

—Rayos y centellas.— exclamé.

—¡Que grosera!

—Carajo.

—Con esa te pasaste, Nayeon. Fue demasiado fuerte.

—Oh, lo siento, si me pasé demasiado.— rascó su nuca.— Ya no hay que decir malas palabrotas.

Hablamos un poco más y después de eso colgué la videollamada.

Me puse a pensar.

¿Dahyun sentirá lo mismo que yo? Espero no quedar como estúpida, otra vez. Porque, si es verdad que me gusta... No quiero que se repita lo de Sana.

Callé mis pensamientos cuando sentí pesar en mis ojos. Me tapé hasta la cabeza y me dormí.

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As If It's Your Last - Dahmo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora