chapter VI

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—Yo te hubiera dicho lo mismo, japonesita.

Solo rodé los ojos.

—Para que se te quite lo chistosita, hay que decirle lo que pasó.

—¿Qué pasó?— cuestioné acercándome a la computadora.

—Ah... Si, bueno... Mi hermana está tocando la puerta, ahora vuelvo.

—Yoo Jeongyeon, ni se te ocurra irte. Ya es hora de decirle.

—¿Pero cuál es la intriga?

—Bueno, ya que Jeongyeon cobarde Yoo no te lo dirá, ella y yo estamos saliendo.

—¡¿Qué?! Tu y Jeongyeon... Por favor, se pelean siempre, eso es imposible.

—Pues no lo es. Lo hablamos en la madrugada, mientras tú estabas que te vomitabas.— dijo Jeongyeon regresando.

—Necesito detalles. Ahora.

—Bueno, ¿Te parece si vamos a tu casa?

—Claro, pero rápido, no puedo esperar.

Apagué la computadora y me senté en mi cama.

Nunca me esperé que fueran novias, más bien nunca las ví como una pareja funcional. Me pare y salí de mi habitación para esperar a las chicas.

—Momo, ¿Cómo estás?— me dijo Seoyeon.

—Ah, bien, Seo. ¿Qué tal tu?

—Muy bien. Oye, quería decirte algo, ahora que tu padre y yo ya nos casamos, creo que es hora de tener una luna de miel.

—Han pasado apenas 2 días, pero está bien. ¿Cuál es el plan?

—Solo necesito que me ayudes a distraer a tu padre mañana, para comprar unos boletos de avión a Oregon. ¿Puedes hacerlo?

—Claro que si.

—Gracias, momo.— me abrazó y regresó a la cocina.

Abrí la puerta de la casa y justo ahí estaban Jeongyeon y Nayeon.

—Estaba a nada de tocar la puerta.

—Lo sé.— reí.— Más les vale que comiencen a explicar.— dije mientras subíamos a mi cuarto.

—No nos apresures, japonesita.— sonrió burlona.

Se sentaron en mi cama mientras yo daba vueltas alrededor.

—Bueno... Todo comenzó en la madrugada, estábamos en la casa de Jeongyeon mientras tú estabas en tu quinto sueño.

—Gracias por recalcarlo, Nayeon.

—Entonces, salió el tema de Jennie y Lisa. Tu sabes, eso de que están saliendo.

—Ajá... Sigue.

—Y Jeongyeon empezó a hacerme burlas, pero la noté enojada. Sigues.

—¿Justo ahora? Me tocó la peor parte. Bueno, discutimos un poco, unas palabritas, bla bla bla. Hasta que le dije que me tenía harta que hablara siempre de Jennie y le dije que me gustaba desde hace mucho.

—¡¿Qué?!— grité.— ¿Te gusta desde hace mucho y no me lo dijiste?

—Si te lo decía, corría el riesgo de que me quedara sin amigas.— me dijo asustada.

—A ver... Está bien, está bien. A ti te gustaba desde antes y te molestaba que hablara de Jennie. ¿Pero a ti?— me refería a Nayeon.

—Oh, pues en realidad por un tiempo me llegó a gustar, pero simplemente me aferré demasiado a Jennie. No me había dado cuenta de que Jeongyeon me gustaba, no hasta esa noche.

—No puede ser... Otra vez soy la soltera del grupo.— me tomé la cabeza.

—Si... Que mal, japonesita.— me aventó una almohada.

Iniciamos una guerra de almohadas hasta que mi papá entró al cuarto.

—Chicas, no sabía que estaban aquí.— las saludó.

—Con esos modales de su hija, nosotras tampoco sabíamos.

—¿Se quedarán a cenar? Seoyeon hizo una sopa deliciosa.

—¿Cómo rechazar esa oferta?— dijo Jeongyeon saliendo.

Salimos del cuarto y me topé con Dahyun. Solo nos miramos y bajamos al comedor.

Estábamos todos cenando hasta que escuché hablar a Seoyeon.

—Ah, chicas, ¿Sabían que Dahyun entrará a su escuela?

—¿Enserio? Tal vez pueda pasar por ellas el primer día de clases.

—Siempre tan amable, Nayeon.— sonrió.

Jeongyeon, desde el otro lado de la mesa, me miró sugerente. Le devolví la mirada hasta que noté que Dahyun me estaba viendo.

Una vez que estuvimos en mi habitación de nuevo, le cuestioné a Jeongyeon.

—¿No te parece suficiente que invadan tu casa y ahora se meten a la misma escuela que tú?

—Ah, vamos, eso lo decidió Seoyeon y mi padre.

—Pues si, pero también te afecta a ti. No lo sé, Momo, no quiero meterte cizaña, pero desde siempre Seoyeon me ha parecido fanfarrona.

—Jeongyeon, estás siendo muy grosera. Seoyeon solo es amable. Y no está invadiendo el espacio de Momo, son cambios que tiene que aceptar si quiere seguir apoyando a su padre.— se tiró a la cama.

—Pues será tu opinión, Nay. Pero a mí esa gente me sigue pareciendo muy cuestionable.— se sentó.

—Tal vez sea verdad lo que dice Jeongyeon... Pero conozco a Seo desde que tenía 14 años, nunca se ha pasado de grosera conmigo o con mi padre. A quienes no conozco son sus hijos, ve tú a saber que mañas tengan o algo así.

Antes de seguir hablando, tocaron la puerta. Abrí y era Dahyun.

—¿Necesitas algo, Dahyun?— por el rabillo del ojo, pude ver qué Nayeon y Jeongyeon se levantaron.

—Solo vengo a dejarte en claro, que ni yo, mi hermano o mi mamá vinimos hasta acá para sacarles provecho a tu padre o a ti. Si lo hubiéramos querido ya lo habríamos hecho. Te lo digo para que detengas tus miraditas con tu amiga maleducada.— dijo rápidamente, para después irse y encerrarse.

Cerré la puerta y me voltee lentamente.

—¿Qué mierda pasó?

—Creo que la maleducada era yo.— rió.

—¿No les parece que escuchó nuestra conversación?

—Si fue así, que pena andar de metiche. Tu no te preocupes Momo, no es como si te faltará algo solo porque le caes mal.

—¿Y quién dijo que le cae mal?

—Es obvio que después de esto, por lo menos a esos chicos ya les caímos mal.— se tumbó boca abajo en mi cama.

Solamente pude sentarme cerca de mi escritorio y volter a verlas.

—Solo espero que Seoyeon no se entere.

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As If It's Your Last - Dahmo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora