Capitulo 18

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Lexa no tenía ni idea de cuánto tiempo llevaba durmiendo. Lo único que sabía era que despertarse junto a una desnuda y dormida Clarke fue el sueño más delicioso que pudo imaginar nunca.

Se apoyó sobre el codo y apartó suavemente los mechones de cabello rubio que le cubrían el rostro. Ella estaba tumbada boca abajo, con su hermoso rostro hacia un lado. La colcha le cubría el cuerpo hasta la cintura, dejándole espalda y hombros al descubierto. Fue entonces cuando Lexa vio la mariposa cuyas delicadas alas se extendían sobre la base de la espalda. Clarke siempre la sorprendía. ¿Quién habría pensado que la elegante y estirada muchacha que había conocido años atrás se habría hecho un tatuaje, y además uno que solo una amante pudiera ver? Sacudió la cabeza y suspiró. Inmediatamente, se vio atacada por los celos. Pensar en Clarke desnuda con otra mujer, aunque ya no estuvieran juntas, la hacía sentirse casi físicamente enferma.

Hacer el amor de nuevo con ella había sido algo mágico una de las experiencias más maravillosas de su vida. El hecho de que hubiera compartido con ella secretos muy dolorosos había hecho que la experiencia fuera realmente íntima. Nunca antes había compartido una información tan personal como socia ser con ella... solo ella. Se echó a temblar y recordó cómo no había podido contener su pena tras alcanzar el clímax... Recordó también que Clarke le había recomendado que lo sacara todo y le había dicho que ella estaba allí con ella.

En ese preciso momento, Clarke se rebulló y abrió los ojos. Lexa no podía creer que se hubiera olvidado por un instante lo hermosos que eran: de color azul como el cielo, enmarcados por unas largas y gloriosas pestañas. Ella la estaba mirando como si estuviera presa de un embrujo. 

- ¿Te encuentras bien? ¿Cómo te sientes?

- Me encuentro bien - respondió Lexa - puede que mejor de lo que deba. No puedo evitar sentir que soy muy afortunada de haberte vuelto a encontrar, Clarke. Supongo que debo de haber hecho algo bueno para agradar a los dioses.

- Tal vez no eres tan mala... - murmuró ella sonriendo.

- ¿Es así como me ves? ¿Como una chica mala?

- Creo que hay algo de eso dentro de ti, pero en vez de quitarte carisma, te lo añade.

- Sigue, por favor. No me disgusta escuchar todas las cualidades que me hacen atractiva para una mujer como tu.

- ¿Cómo? ¿Y contribuir a engrandecer tu ya inflado ego?

Lexa se echó a reír y se dio cuenta de lo mucho que estaba disfrutando allí, en la cama con Clarke, en medio de la tarde, sin sentir remordimiento alguno o tener la necesidad de levantarse para ir a trabajar.

- No tienes que hacer eso para obligarme a quedarme aquí contigo, nena. Sea lo que sea lo que tú tienes, soy adicta a ello. Por eso sigo aquí - susurró mientras le acariciaba suavemente la mejilla - Te aseguro que no te librarás de mí fácilmente.

Clarke se incorporo de la cama rápidamente. Se tapó inmediatamente con la colcha y se sonrojó al darse cuenta de que estaba completamente desnuda - Tengo que pasear a Cheto. No me puedo creer que me haya quedado dormida de día. Yo jamás hago eso, aunque esté agotada.

- Este parece ser el día en el que se hacen por primera vez muchas cosas...

- ¿Qué quieres decir con eso?

- No importa - replicó ella encogiéndose de hombros. - Lo bueno es que no tengo miembro si no tendría que haberme preocupado de dejarte embarazada - dijo un poco risueña

- De eso no te preocupes estoy tomando la píldora. 

Lexa se sintió como si le hubieran dado un puñetazo. De repente, se dio cuenta. Si Clarke estaba tomando la píldora, debía de ser porque tenía relaciones con hombre de vez en cuando. Si era así, debía de haber pasado mucho tiempo desde la última vez, porque estaba deliciosamente estrecha, como si tener relaciones sexuales no fuera algo habitual para ella. Sin embargo, ese pensamiento no le tranquilizó. 

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