Capitulo 5

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No les llevo mucho tiempo dejar atrás la luz de los farolillos. Pronto, el casino no fue más que un resplandor en el horizonte.

De inmediato, los ruidos de la noche parecieron acercarse a ellos. El crujido metálico de la brisa entre las palmeras. El gorgoteo de un manantial que caía desde una colina no lejos de allí. Los latidos del mar, como un animal paciente, a la derecha de ellos. Clarke tragó saliva.

- Todo muy primitivo - comentó con ligereza.

O al menos lo intentó. No quería que Lexa le tomara la mano, pero... Dio un paso hacia ella.

Lexa la miró.

- ¿Tienes frío?

Ella sacudió la cabeza.

- No. Sólo me encuentro un poco... fuera de lugar.

- ¿Fuera de lugar?

Ella indicó en dirección al mar. No podía verlo, pero sí podía ver el haz de luz de luna que se movía al compás de olas invisibles.

- Mira eso. Es como estar al borde de otro mundo. Uno puede comprender por qué la gente cree en las sirenas, en los reinos bajo las aguas y todas esas cosas mágicas. Nunca antes había visto algo parecido. Tan hermoso y tan aterrador a la ves

- Yo me crié junto al mar.

- No me digas. Entonces puedes tomarte con calma todo esto.

- Bueno, no me asusta - dijo Lexa, en tono risueño. Clarke se volvió a mirarla. Debía de ser por el murmullo del mar, o por la luz magnética de la luna tras el rostro de Lexa algo mágico sucedía.

- Nada te asusta. Tú puedes enfrentarte a todo, ¿no es así? - Clarke hablaba con sinceridad, sin ninguna reserva - No te importa nada, por eso puedes con todo - añadió lentamente.

- ¿De dónde has sacado eso? - preguntó Lexa, tras una tensa pausa.

Estaban tan cerca la una de la otras que ella tuvo que echar la cabeza hacia atrás para mirarla.

—¿Quieres decir que no es cierto?

—Eso suena como una acusación —replicó Niall lentamente.

—Es inhumano no preocuparse por nada —replicó en tono gruñón.

—¿Preferirías que me atemorizara lo inesperado? Un hombre temeroso te habría dejado en el aeropuerto para que te las arreglaras sola —dijo en tono burlón.

Pero bajo ese tono había auténtico enfado.

—¿Qué había que temer en esa situación?

Entonces Lexa la agarró de los hombros y la mantuvo inmóvil frente a ella

- ¿Tú no lo sabes, verdad?

- ¿Saber qué? - preguntó ella, sin aliento.

Lexa guardó silencio durante un instante. Sólo se limitó a examinar su rostro. Clarke observó con sorpresa que frente a ella había una mujer diferente. De pronto le pareció que era una extraña. Ya no era la mujer arrogante, ni la amable jugadora. Parecía más alta. Mas imponente.

Y diabólicamente atractiva a la luz de la luna. Estremecida, Clarke se llevó la mano al diafragma para calmar su agitada respiración.

Lexa no se dio cuenta.

- ¿Quién eres? ¿Quién eres tú realmente? - preguntó con lentitud - Toda tu historia es una mentira. No te dedicas a viajar. Y parece que mi hipótesis también es un error. Nunca has estado en un casino, ¿verdad?

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