T/N fue enviada a muy temprana edad a uno de los mejores orfanatos del país, en el conoció a los que ahora eran sus mejores amigos, incluso los consideraba como hermanos; Ray, Emma y Norman.
Un día T/N empezó a sentir unos extraños sentimientos cua...
—Ray, T/N, quiero hablar con vosotros, a solas. — Dijo Norman con su característica sonrisa.
Ambos aceptaron y fueron a un lugar apartado.
—Mis súbditos me han dicho que no paran de tirarles miradas de odio, sé que no les agradan y no confían en ellos, pero son buenos, los conozco desde hace dos años. — Explicó Norman con tranquilidad.
—¿Que tipo de rostro tiene el que tiene una bolsa en la cabeza? — Preguntó T/N con voz fría.
—Cara humana, me aseguré que no fueran demonios. — Contestó el albino, aún así no le pareció totalmente verdad a T/N.
—Bien, entonces, ¿Cómo los conociste? — Preguntó Ray cruzando de brazos.
—Ahora os lo explicaré, tengo que contarles a todos donde estuve y por qué no morí. — Respondió de nuevo el albino con su sonrisa.
Ambos asintieron y los tres se fueron con los demás.
Allí, Norman explicó sobre Lambda y los experimentos que hacían con ellos, allí conoció a sus súbditos y decidieron buscar venganza.
También contaron su plan de deshacerse de los demonios, a todos les pareció bien, menos a una Emma confundida por lo que quería.
Cunado la peli naranja quedó sola, Ray aprovechó y la siguió.
—Tú no quieres acabar con los demonios, ¿Cierto? — Preguntó Ray, Emma se sobresaltó al escuchar al azabache.
—Sí que quiero eso, podremos vivir en un mundo mejor, ¿No? — Contestó la ojiverde con una sonrisa.
—No hace falta que me mientas, Emma. — La miró fijamente, ella suspiró.
—Bueno, está bien, no es lo que quiero, pero también una forma de vivir tranquilos, aunque...cada vez que íbamos al pueblo veía a niños jugar, gente que necesita vender para comer y ya escuchaste al señor que viene a rezar, siempre reza para poder tener dinero para darles de comer a su familia, son como nosotros... — Explicó Emma triste.
—Entonces si no estás de acuerdo, díselo a Norman. — Habló Ray.
—Tienes razón, debo expresarme. — Dijo Emma con una sonrisa confiada.
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—No pienso cambiar el plan. — Respondió Norman con una sonrisa leve.
—¡¿Qué, por qué?! — Preguntó Emma indignada.
—Es imposible deshacer el plan cuando mis súbditos ya están de acuerdo y ya han creado la materia, no puedo no hacer el plan. — Explicó Norman, Emma frunció el ceño.
—¿Vas a hacerles caso a ellos antes que a nosotros, acaso realmente eres Norman? — Volvió a preguntar Emma con indignación.
—La gente cambia, lo siento mucho, Emma, Ray. — Contestó Norman encomiendo sus hombros.
