Un paso en la penumbra

Trazos de sangre

Capítulo 16

Law abrió los ojos cuando escuchó ruidos cercanos. Eran pasos, estaba seguro, así que agudizó sus sentidos, expectante; e instintivamente cubrió con uno de sus brazos al joven que dormía a su lado.

Empezó a buscar con la mirada nerviosa al responsable de aquellos pasos que se acercaban cada vez más. Cuando pudo distinguir al culpable se quedó pasmado con una mueca de asombro.

No podía creerlo, simplemente no podía ser él.

El padre Dracule se acercó un poco más, inexpresivo. —Trafalgar... —soltó su nombre y bajó su intimidante mirada hasta el mugiwara—. Veo que has estado ocupado.

Law se puso en pie de un impulso y su movimiento brusco despertó al muchacho. El mugiwara alzó la vista para ver al visitante y soltó un resoplido de clara molestia. —No me jodan, tengo bastante sueño —y se volvió a acomodar entre las cobijas.

—¡Levántate! —le susurró el ojigrís, empujándolo con la punta del pie, pero lo único que consiguió es que el joven refunfuñara y se hiciera ovillo, ignorándolo por completo.

Law lo miró atónito sin comprender la poca importancia que le daba al asunto, así que avanzó hasta su superior y extendió los brazos para impedir que se siguiera acercando.

Debía calmarlo, debía evitar una confrontación.

—Váyase —le pidió sin poder ocultar el nerviosismo en su voz. Miró de reojo al mugiwara y luego a él, temiendo lo peor—. Por favor, el muchacho y yo nos iremos muy lejos y nadie volverá a saber de nosotros. Se lo suplico, váyase. No lo lastime...

Su superior cortó aquel discurso con un golpe seco contra uno de los árboles. Esbozó una sensual sonrisa que jamás le había visto y acortó la distancia entre ambos. Law empezó a avanzar hacia atrás, hasta quedar arrinconado contra otro árbol. —¿Y quién dice que vine por el muchacho? —el corazón del ojigrís se aceleró como poseso, pero su aguda mente notó al instante que algo estaba fuera de lugar. Su superior se acercó tanto que Law sintió un extraño calor que provenía de él. —Trafalgar... —repitió con su voz grave y varonil—, a lo único que vine es a follarte, así que date la vuelta y bájate los pantalones.

Law frunció el ceño, y cuando comprendió lo que estaba sucediendo su rostro se puso colorado, mezcla de la vergüenza y la ira.

—¡Deja de molestarme, pedazo de mierda! —exclamó con un grito y el supuesto padre Dracule soltó una risotada. Su imagen comenzó a cambiar y finalmente se transformó en Ace, quien se tomó el estómago para seguirse riendo a carcajadas.

—¡Jamás olvidaré esa expresión en tu cara! —exclamó el demonio sin poder contener su risa. Law intentó golpearlo en balde, en ese momento se arrepentía tanto de no tener su cruz con él. Se sentía tan indefenso, tan poca cosa frente a ese par de demonios que la frustración empezaba a crecer más y más en él.

El mugiwara volvió a alzar la vista con cara de pocos amigos. —¡Ya cállense, quiero dormir! —exclamó nuevamente, girando su cuerpo para darles la espalda.

Law respiró profundo, intentando recuperar su temple. No quería seguir gastando energías en ese demonio imbécil. —Lárgate, Ace —exclamó, haciendo énfasis en su nombre. El demonio desvaneció la sonrisa y se acercó a su rostro, tanto que el calor que despedía empezaba a hacerle daño.

—Cuida el tono con el que me hablas —Law sintió miedo, pero no pensaba retroceder un solo paso. No podía permitir que esos demonios siguieran haciendo lo que quisieran con él.

—Si no querías que te llamara por tu nombre, Ace, no me lo hubieras dicho —volvió a remarcar. El demonio sonrió de manera macabra ante su insolencia. Si bien ese no era su nombre real; o al menos, no su nombre completo; tampoco le agradaba que la mascota de su hermano mostrara ese aire de superioridad. Estiró sus incandescentes manos y tomó a Law por ambos brazos, apretándoselos hasta hacerle daño.