Capítulo 13

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Hace muchos años el mundo de los vampiros vivía en paz con el de los humanos, convivían pacíficamente y tenían un acuerdo mutuo; los vampiros los protegían y los humanos les daban alimentos. La caza siempre fue una de las principales actividades a la que los humanos recurrieron para sobrevivir por miles de años, así que hubo una época en la que cazaban y le daban de comer a los vampiros ciertos animales y, a cambio, ellos los cuidaban durante las noches.

Mantenían la armonía y la paz entre todos, por mucho tiempo la tranquilidad reinó entre ambas especies, o al menos así fue hasta que algunos vampiros se hartaron y decidieron cambiar el estilo de vida que llevaban, desatando de esa forma el caos.

Tres hermanos llegaron a la tierra donde los reyes gobernaban a todos los vampiros del mundo, ellos eran los más poderosos en muchos aspectos, pero los hermanos sabían manipular a quienes quisieran y formaron un ejército para cambiar el orden de las cosas.

Antes, originalmente, solo existían los vampiros de sangre pura, el veneno corría por sus venas y eran capaces de soportarlo sin necesidad de diluir su sangre. Podían sobrevivir sin tomar sangre humana mucho tiempo y ni siquiera eran tentados para morder, pero hubo un clan que resultó ser diferente a los demás. De ese clan resultaron tres hermanos que nacieron humanos.

Cuando un vampiro se enamora, hace todo por su pareja, y eso fue lo que el padre de ellos hizo, se enamoró de una humana a la que no le gustaba la idea de la inmortalidad. Años después concibió a sus hijos siendo aún humana y sus ellos nacieron igual, el veneno no había tocado sus venas hasta años después que le pidieron a su padre convertirlos para tener la vida eterna, lo que su padre no sabía era que había creado algo más que unos simples vampiros, aun cuando no eran ni la mitad de poderosos que los sangre pura, tenían inteligencia y dones extraordinarios, y eso fue suficiente para que cientos de años después perfeccionaran sus técnicas y destronaran a los reyes originales.

Eliminaron todo rastro de lo que fue la monarquía vampira. Hicieron su propio legado, sus propias reglas y su propio registro, se aseguraron de que los vampiros creyeran en sus palabras y los programaron para hacer y decir lo que ellos querían. Lo que no se imaginaban es que, cegados por el poder que tenían, nunca pensaron en los poderes que los de sangre pura poseían y el clan al que le arrebataron el poder aún tenía un heredero entre ellos, alguien que descubriría la verdad y tarde o temprano le revelaría al mundo su nombre.

Una madre por amor es capaz de renunciar a muchas cosas.

Un padre haría lo que fuera para proteger a los suyos.

Y un hijo nacido de ellos es capaz de iniciar una revolución para hacer justicia.

[...]

—¿Qué harás mañana en la noche?

—Nada realmente, ¿por qué?

—Quiero que conozcas a alguien.

—¿Debería preocuparme?

—Solo un poco.

[...]

Al día siguiente el sol se había ocultado y emprendí el viaje hacia la casa de mi abuela junto a Mew.

—Tranquilo, ella te amará.

—Es que me siento raro.

—¿Nunca habías conocido a la familia de tu pareja?

—Sí, pero eso fue hace mucho tiempo.

Me quedé pensando en las palabras que habían salido de su boca, nunca había mencionado algo sobre sus antiguas parejas, siempre decía que eso era algo sin importancia, pero podría jurar que algo rondaba la cabeza de la persona sentada a mi lado.

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